jueves, 19 de junio de 2014

los rothschild: los amos del mundo




Conocida como la Casa Rothschild o simplemente los Rothschild, es una dinastía europea de origen judeoalemán algunos de cuyos integrantes fundaron bancos e instituciones financieras a finales del siglo XVIII, y que acabó convirtiéndose, a partir del siglo XIX, en uno de los más influyentes linajes de banqueros y financieros de Europa.
A cinco hermanos de la rama austríaca de la familia se les otorgaron baronías hereditarias del Imperio de los Habsburgo por el Emperador Francisco I de Austria en 1816. La rama británica de la familia fue elevada a la nobleza por la Reina Victoria.
En el año 1913, durante el mandato del Presidente Wilson, se aprobó una ley llamada Glass-Owen, nombre que toma de los senadores a quienes se les ocurrió tan brillante idea, la ley estaba orientada a evitar riesgos económicos como los que tuvieron que enfrentar los banqueros en 1907, mediante aquella ley se reguló la creación de la Reserva Federal e integró en su estructura a 12 bancos en sistema de 12 distritos para controlar la emisión de moneda.
Paul M. Warburg fue uno de los principales creadores y director del sistema federal bancario norteamericano, ya que a su iniciativa se reunieron en Nueva Jersey Abraham Piatt Andrew, ayudante del Secretario del Tesoro; Nelson Aldrich; Frank Vanderlip, presidente del National City Bank; Henry P. Davison, ejecutivo de la Banca Pierpont Morgan; y Charles D. Norton, presidente del First National Bank. Esta oligarquía recibió de la Reserva Federal créditos al 6 por ciento para luego trasladarlos como préstamos con el módico 20 ó 30 por ciento de intereses. Pero eso no fue todo, el judío Louis Brandais, consejero de Wilson, le sugirió aprovechar la ocasión de que la mayoría de legisladores cristianos se encontraban ausentes por las fiestas de Navidad, de esta manera, como apunta certeramente Gerld Hónsik, se transfirió el derecho de emitir dinero a sólo siete familias, repartiéndose tal privilegio entre banqueros judíos y protestantes, desde entonces esas familias imprimen los billetes que quieren y los prestan al gobierno norteamericano a cambio, por supuesto, de cuantiosos intereses.
En relación con Wilson, y muy a pesar de lo que se diga de él como mandatario y paladín de la democracia, sólo fue un títere al servicio del capital judío, llegó a la Presidencia estadounidense gracias al favor e influencia financiera de la banca Kuhn, Loeb & Cia.
Otra travesura de estos muchachos, fue la crisis que provocaron en el año 1929, quienes, como advierte Salvador Borrego, la pre fabricaron para responsabilizar al Presidente Herbert Hoover, no obstante, la apertura de créditos a granel y su posterior cancelación, fue autoría de los banqueros Warburg, Brandeis, Frankfurter, Oppenheimer, y desde luego los Rockefeller, todos judíos, hijos del pueblo supuestamente elegido por Dios. El comentario talmúdico del rabino Jizchak Abarbanel, es muy claro: “buscarán a su Dios y a David, su Rey, y el Rey Mesías al poco rato se revelará y les dirá: ¡Yo soy el Rey, el Mesías, al cual habéis esperado! ¡Tomad la plata y el oro! Y ellos lo tomarán como está dicho (Isaías, 60,6)”.
Pues bien, toda esta mafia de banqueros mencionados les dan las veinte y las malas a otros magnates que según el pasquín Forbes son los más ricos del mundo: Slim, Gates, lista en que figura uno de nuestros grandes capos de la droga, pero lo anterior es sólo para distraer la atención y ocultar a los personajes que mueven las hilos del poder y la economía mundial. Se dice que si la fortuna de los Rockefeller y los Rotschild se repartiera entre todos los habitantes de este maltratado planeta, nos tocaría de 3 a 6 millones de dólares por cabeza. Pongamos atención sobre los Rotschild y hagamos una retrospectiva.

Mayer Rothschild
Según narra su biógrafo John T. Flynn y el cronista Friedrichh von Gentz, los Rotschild nunca ocultaron su ascendencia judía, de hecho, Mayer Anschel nació en el ghetto de Frankfurt, donde aprendió las enseñanzas talmúdicas. La fortuna de los Rotschild se vio incrementada cuando Mayer, que se dedicaba a la numismática, tuvo como cliente al Marqués Guillermo de Hanau, de quien ganó el favor de descontar letras de crédito y ampararse como agente real y usar el blasón (das Schild) de color rojo (Rot) como escudo de su negociación, así nació el apellidoRotschild. Cuando Napoleón derrotó a los prusianos en la Batalla de Jena (1806), el Marqués tuvo que huir dejando en manos de Nathan Rotschild todos los baúles que contenían monedas de oro.
En 1807, Napoleón, tuvo que atender los reclamos de los comerciantes deudores de los judíos, y recomendó al Consejo Supremo (Sanedrín) que no cobraran más del 10 por ciento de intereses por concepto de préstamos.

Durante la campaña de Wellington, Nathan, que ya había adquirido la nacionalidad inglesa, se enteró que un buque procedente de las Indias Orientales venía cargado de oro hacia Inglaterra, se apresuró a negociar y apoderarse del metal, posteriormente lo entregó a Wellington para su campaña militar en España. Lo anterior puede ser considerado como un antecedente histórico en que los banqueros financian las guerras. En este contexto de las guerras napoleónicas, y ante la cercanía de la batalla de Waterloo, los inversionistas londinenses temerosos de un triunfo francés entraron en pánico –hoy los especuladores de Wall Street, le llaman “nerviosismo financiero”–. Mayer Rotschild fue el primero en conocer la derrota de Napoleón, envió una paloma mensajera hacia Londres y difundió la noticia en sentido inverso, la Bolsa de Londres se desplomó, los inversionistas vendieron sus acciones, Rotschild las compró todas, al día siguiente que se conoció la noticia de la derrota napoleónica, las acciones valían una fortuna.
 Con esta estafa Rotschild, estableció una red de bancos por toda Europa, administrados por sus hijos. Algunos símbolos del dólar, como el ojo y la pirámide, fueron impuestos por Rotschild, y traídos a América por Franklin y Hamilton un poco antes de 1776, emblemas que representan símbolos de la famosa secta de los Iluminados de Baviera.
Mucho se ha alardeado con las revoluciones marxistas, como movimientos liberadores de las clases explotadas por la odiada clase burguesa, pues bien, hay que recordar que esos burgueses, los que controlan la economía planetaria, son quienes patrocinaron las revoluciones y encumbraron a sus líderes. Por ejemplo, la Revolución Rusa de 1917 estuvo financiada por banqueros judíos como Jacobo Schiff, Jerónimo Hanaver, Max Breitung y desde luego los Rotschild. Desde 1916 se supo que el Banco Kuhn, Loeb & Co., estaba apoyando económicamente a los revolucionarios, de tal suerte que en un arranque de prepotencia, Schiff declaró que sin su ayuda el movimiento bolchevique no hubiera triunfado, Lenin no fue más que un títere que danzaba acorde a los hilos movidos por el gran capital de sus medios hermanos. Y qué decir del entramado diplomático para desencadenar la Primera Guerra Mundial, los banqueros Rotschild, junto con Lord Melchett, propusieron un acuerdo con el gobierno inglés, en el sentido de que a cambio de un hogar nacional para los judíos, moverían todas sus influencias para provocar la entrada norteamericana al conflicto. Otros títeres movidos por las manos del gran capital, fueron Rosa de Luxemburgo y Karl Liebknecht, líderes de la Liga Espartaco, y financiados por el banquero judío Joffe. Inclusive hasta en el Tratado de Versalles se metieron los hilos del gran capital representado por Wartburg, Oppenheimer y Deutsch.
Se dice que la obra magistral de este grupo ha sido planear el atentado contra las Torres Gemelas, lo cual no es nada descabellado. Tengamos presente que el historiador revisionista argentino Norberto Ceresole descubrió que a bordo de los aviones que se estrellaron contra dichas torres no se encontraba ningún pasajero de nacionalidad árabe, e inclusive argumenta que los aviones pudieron ser desviados de su curso y controlando los instrumentos de vuelo y dirigiéndolos hacia los edificios.
La foto del Pentágono, supuestamente impactado por un avión, es sólo el producto de una implosión prefabricada, jamás se estrelló un avión en dicho complejo militar.

La Historia de la Dinastía Rotshchild


 Fuente: ecce cristianus/911isafraud

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