Hace un tiempo que veo a Podemos como una estafa electoral, pero antes de que pienses que tengo miedo al cambio te pido que escuches mi historia, quiero el cambio pero creo que esto no lo es.
Todo comienza cuando descubro que existe una escuela anticapitalista de Revolta Global para debatir y enriquecerte con otros compañeros de lucha. Fui con una amiga que me presentó a un grupo de gente comprometida con los movimientos sociales y que estaba en dicho partido. Ese mismo día descubrí que Revolta Global iba a confluir con Podemos y se estaba organizando todo aún para las elecciones europeas. Me pareció que todo lo que escuché podría ser el embrión de algo grande para el cambio que realmente se necesita y por eso me ilusioné bastante.
La ilusión me hizo investigar más lo que se estaba gestando, y después de ese primer contacto, descubrí que un antiguo compañero de cuando estudiaba política en la Pompeu Fabra estaba dentro de Podemos, era entonces un militante más, aunque ahora encabeza la lista por Barcelona.
Reconozco que yo ya hacía tiempo que había escuchado a Pablo Iglesias en los debates de la Tuerka y me parecía muy similar a mis ideas y compartía a la totalidad la crítica hacia el sistema actual. Mis simpatías para entonces eran altas hacia Podemos y mis expectativas con ellos eran buenas.
El primer chasco que me llevé fue cuando vi la cara de Pablo Iglesias como símbolo del partido en las papeletas. Eso hizo que no apostara por ellos en aquél momento. -Eran un partido pequeño – pensé -quizás no ganan nada-, así que ese elemento fue detonador para no darles mi apoyo, básicamente por una cuestión de principios: los movimientos políticos de cambio no tienen líderes, no son mesiánicos, parten de la organización y la cooperación de todos sus miembros, no del seguidismo a un líder.
Después de ver los resultados volví a pensar que probablemente era la única manera de conseguir algo, la gente podía identificar bien a Pablo Iglesias, un personaje mediático, y no tanto una marca de partido. No le di más importancia, mis simpatías seguían al mismo nivel y vi los resultados como muy positivos.
Al cabo de un tiempo se presentó Guanyem per Barcelona, encabezada por Ada Colau. Antes de dar mi apoyo me leí todas las bases que entonces se estaban generando y como con Podemos me di cuenta que compartía todo. Además Ada Colau es un ejemplo a seguir, ya no ella como persona, sino como parte de una organización que ha luchado contra los desahucios desde hace mucho tiempo, es decir, las otras personas anónimas de la organización son tan valiosas como Ada, pero ella era una más y valiosa igual. Por lo tanto, di mi apoyo y firma a la candidatura (no sé si es consultable pero debe seguir allí).
Primera sospecha sobre Podemos: diluyen el discurso, me explico por partes:
1) La casta ha pasado de ser el sistema político, institucional y económico de España a ser solo los adversarios políticos de Podemos. Ni monarquía, ni iglesia, ni oligopolios, ni siquiera la familia Botín. Todo discurso pasa por el eslogan de: “Vamos a por ellos”, “Tic, tac, tic, tac” ¿Contra quién? Contra los adversarios políticos de Podemos, nadie más.
2) Del anticapitalismo se ha pasado a la socialdemocracia reformista. Cuando vi que había sido elaborado el programa económico por Vicenç Navarro, exprofesor mío en la Pompeu, sospeché -vamos a leer esto, porque que yo sepa Vicenç Navarro ha sido asesor de gobierno de lo Estados Unidos y está muy influenciado por la socialdemocracia europea- pensé. Y efectivamente, era un programa económico incluso menos ambicioso que el de ERC (que también me lo conocía muy bien al haber trabajado en él en mi época de prácticas de la Universidad).
3) Del derecho a decidir de los catalanes a proceso constituyente español dónde los españoles (ya que según Pablo Iglesias Catalunya no es un sujeto político) decidirán sobre todo. Es decir, vuelta a la subordinación de Catalunya a un cambio en Madrid, a que sean los españoles los que decidan cuanta autonomía y cuanta capacidad de decisión dejan a los catalanes.
4) De decir que son de izquierdas a decir que no son ni de izquierdas ni de derechas. Sin comentarios.
Estos cuatro cambios de discursos fueron los detonantes de la credibilidad que podía tener hacia Podemos, empezaron mis sospechas.
Éstas se vieron agravadas por la excesiva presencia mediática y el culto al líder que se estaba haciendo. No es normal que alguien que amenace al sistema tenga respaldo de una parte de la oligarquía mediática mientras que el independentismo que desde el principio tenía claro que desafiaba al sistema español, era censurado y demonizado desde los medios españoles. Tampoco era normal cómo se estaba generando un culto a un personaje mediático, la revolución española no se estaba gestando en las calles, se había convertido en un programa de televisión dónde una persona decía lo que muchos españoles querían oír y prometía un cambio si le daban poder absoluto, es decir, una mayoría absoluta dentro del Congreso. Ya ni se cuestiona el sistema, ya no es algo revolucionario, es un reformismo de más de lo mismo, de: yo te prometo, tú dame mayoría absoluta y poder.
Muchos pensarán que si no hay mayoría absoluta poco cambio puede haber, cierto, a veces es necesario infiltrarse como un caballo de Troya en el sistema para petarlo desde dentro, pero, ¿qué es lo que me inclina a pensar que Podemos es una estafa? La organización interna.
Jerarquía y jerarquía es lo único que he encontrado en Podemos. Los círculos son solo una tapadera para esconder la jerarquía interna de un partido tradicional como Podemos. Hay tanta jerarquía que hasta existe la capacidad de prohibir de presentarse a las municipales. Es un partido que ha nacido de arriba abajo, de las elecciones más lejanas de los ciudadanos, las europeas y seguidas por las Generales.
Un movimiento político que apostara por el cambio no nacería de arriba, sería una organización municipal mallada de partidos municipales diversos, sin una cúpula definida y que poco a poco se irían federando pero conservando el poder municipal y de base, dónde las decisiones surgen de abajo a arriba, dónde se devuelve el poder a los pueblos. Os suena esto ¿verdad? No es Podemos el partido que tiene este sistema organizativo, ¡es la CUP! Ahí la gran diferencia, lo que convierte Podemos en no un actor del cambio, sino en una maquinaria electoral.
Todo, absolutamente todo está pensado en Podemos para ganar poder, no para devolver el poder al pueblo, sino para que ganen ellos el poder. Es un más de lo mismo, un partido más que protegerá a la oligarquía española como apuntaba hace un tiempo
aquí.
Indefinición ideológica, estructura para canalizar la miseria del contexto actual a un partido normal y corriente, márquetin electoral en eslóganes y presencia mediática sobresaturada, vaciar las calles de la auto-organización y manifestación y llenarlas de culto al líder y organización controlada por la cúpula de un partido. Estamos ante una estafa en toda regla, unos oportunistas han encontrado cómo canalizar la ola de desesperación y cabreo ante el sistema español hacia una plataforma electoral con moldes idénticos a lo tradicional, a una maquinaria no para devolver el poder sino para cogerlo ellos. Es al fin y al cabo lo mismo de siempre: vótame que te prometo y a esperar a ver si cumplen.
A esta ola se han querido sumar los más oportunistas y aquí hemos encontrado un panorama completamente enrarecido. Por una parte, los oportunistas trepando por una ola ya bien canalizada, por otra parte, los comprometidos con el cambio, unos ya desencantados y otros que aún conservan la esperanza en Podemos y por otro lado los adiestrados, los mesiánicos, los fanáticos del partido, los Podemistas, los forofos. Un panorama completamente extraño pero que me recordaba a algo que pasaba en el independentismo.
CiU durante un tiempo y parece que aún lo intenta, quería canalizar la ola del independentismo a su partido con pancartas electorales de: “La Voluntat del Poble” pero nunca, nunca lo consiguió. CiU perdió escaños y el pueblo catalán demostró que el independentismo es popular, que nace de la auto-organización en asambleas y asociaciones, que tiene diversidad ideológica y que no está a merced de ningún partido político. Cierto es que existe una minoría mesiánica pero desde luego no consiguió abarcar a todo el independentismo.
En cambio, Podemos sí ha conseguido canalizar toda la ola de la insatisfacción con el régimen español a su partido y a su líder político, lo que convierte el panorama en peor que los actos mesiánicos de Mas que nunca cuajaron.
¿Qué es lo que tiene una ola bien organizada y dirigida a un partido concreto? Un poder considerable y una puerta abierta al oportunismo y al electoralismo de muchos, aquí el papel de ICV-EUiA, IU y Guanyem/Ganemos. Estamos ante una plataforma perfecta para que unos ganen poder porque tienen la confianza de los que quieren un cambio. Esto es lo terrible de todo, el engaño, no es un cambio de la cultura política, es un cambio de gobierno pero con el mismo sistema y las mismas carencias, todo queda a merced de que cumplan sus promesas.
Por eso hemos visto a estos partidos acercarse a Podemos. Es la falsa izquierda de siempre, la izquierda que ha decepcionado a tanta gente con el PSOE, la izquierda que se aprovecha de la miseria de la gente para ganar poder y acomodarse en las instituciones. Han encontrado una estructura que canaliza la ola de indignación y ganas de cambio para impulsarlos al poder. Estamos ante una estafa en toda regla. O se devuelve el poder al pueblo cambiando absolutamente toda la cultura política y evitando la centralización política o estaremos presenciando el inicio de la mayor estafa democrática.
Podemos, IU e ICV-EUiA no han tenido reparo en intentar acercarse a otra ola para ganar prestigio electoralista, sí, estoy hablando de Grecia. Fotografías y comparaciones con la ola griega para captar votantes dentro del electorado español. Lo más curioso de todo es que el movimiento de Grecia es un movimiento nacional, de recuperación de la soberanía e independencia de Grecia frente a Europa y la Troika y que ha nacido de abajo a arriba. Aquí observamos la hipocresía imperante de estos partidos que no apuestan directamente por la independencia y recuperación de la soberanía catalana de forma unilateral frente al Estado español. Convirtiéndose así en un elemento reaccionario más contra la revolución catalana.
Para acabar, que las ganas de cambio y la desesperación no cieguen a lo que podría ser la mayor estafa. El poder es caprichoso y la ambición de una élite, aunque diga que viene de abajo, no es el camino para la revolución, al contrario, estaremos en el movimiento más reaccionario de la historia, capaz de anular cualquier movimiento revolucionario de cambio de verdad.