En lo que fue la 26 vez que el Consejo de Seguridad de la ONU se reúne para tratar el conflicto de Ucrania, la embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Samantha Power, instó este miércoles a que la comunidad internacional continúe presionando a Rusia hasta que deje de apoyar a los separatistas del este de Ucrania, en una semana en que se intensificó el conflicto en la región de Donbás (las provincias ucranias de Donetsk y Lugansk).
La reunión, que se hizo a petición de Ucrania, se celebró poco después que la OTAN anunciara que convoyes rusos se estaban desplazando hacia el este de Ucrania. Como las anteriores veces, el Consejo no tomó decisión alguna ya que Rusia, miembro permanente del organismo, tiene derecho a veto.
Power amenazó a Rusia, contra la que Estados Unidos y la Unión Europea han aprobado varias rondas de sanciones por su apoyo a los separatistas de Ucrania, a que podría sufrir nuevas "consecuencias" y alertó que la situación que vive la región puede ir más allá y amenazar el "orden internacional".
"La comunidad internacional tenemos que prevenir otro conflicto en Europa maniobrado por Rusia", afirmó la embajadora estadounidense en la ONU. "El acuerdo de paz de Minsk -acordado en septiembre y por el que los separatistas, Rusia y Ucrania firmaron entre otros puntos un alto el fuego- fue roto y pueden haber consecuencias si Rusia continúa sin cumplir sus compromisos y desestabilizando a su país vecino (Ucrania)".
Amenaza al orden internacional
"Lo que debemos hacer -prosiguió Power- es mantener la presión sobre Rusia hasta que se cumpla el acuerdo de Minsk (...). Las acciones de Rusia no son solo una amenaza para su país vecino sino para el orden internacional".
Power acusó a Rusia de seguir proveyendo de tropas y logística a los separatistas e instó de nuevo a que retire sus tropas de Ucrania.
Además, en la reunión, el asistente del Secretario General de la ONU en asuntos políticos, Jens Anders Toyberg-Frandzen, alertó que la actual escalada de violencia en el este de Ucrania es "la peor en los últimos meses" con "un fuerte intercambio de bombardeos y uso de artillería en Donetsk y sus alrededores".
Toyberg-Frandzen mostró la "profunda preocupación" de la ONU de que el conflicto vuelva de nuevo a resurgir a gran escala en la zona y que haya la posibilidad que éste se prolongue manteniendo el actual "estatus quo" que vive el sudeste de Ucrania "por años sino décadas".
Postura rusa
Por su parte, el embajador alterno de Rusia ante la ONU, Alexander Pankin, negó las acusaciones por parte de la OTAN y de miembros del Consejo de Seguridad de que su gobierno estaba ayudando a los separatistas con el envío de tropas y equipo. Pankin lo calificó de "propaganda" y "declaraciones vacías". "Esto no refleja la situación en el terreno", expresó.
En la reunión del Consejo, Pankin y el embajador de Ucrania ante la ONU, Yuriy Sergeyev, se acusaron mutuamente de no cumplir el alto el fuego. Sergeyev denunció que en la última semana "ha habido un aumento peligroso de armamento ilegal provisto proveído desde Rusia a los separatistas".
"La única razón por la cual aún no ha empezado una guerra abierta en el este de Ucrania -dijo Sergeyev- es porque Ucrania se está conteniendo".
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