miércoles, 20 de julio de 2016

CHIP RFID: LA PESADILLA DE ORWELL

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“Un Chip para gobernarlos a todos. Un Chip para encontrarlos, un Chip para atraerlos a todos y atarlos en las tinieblas, en la Tierra de Mordor donde se extienden las sombras”.
Poema del Anillo (versión libre)

“Sólo la esclavitud es gratis”.

Taylor Caldwell
uedes creerte todo lo que diga la televisión; puedes alegrarte de la muerte de Bin Laden, puedes ver el fútbol mientras comes puré de Aspartane; puedes creer que ves las cosas como son y no como eres tú; puedes pensar que estamos solos en el Universo; que hay cosas que nunca jamás serán posibles; puedes beber agua con flúor; puedes repetir todo lo que digan los demás; puedes expandir tu estupidez y difundirla a los otros; puedes ridiculizar la Verdad; puedes llamar a Michio Kaku “zumbado hijo de puta”, como hizo mi padre; puedes pensar que los círculos de las cosechas, esas miles de inmensas figuras fractales repletas de energía electromagnética, los hacen de broma dos jubilados; puedes pensar que las pirámides de Egipto las hicieron con un cincel de cobre; puedes dejar que violen tus derechos y todos tus agujeros; puedes dejar a los mayores terroristas del mundo al frente de los gobiernos; puedes pensar que las grandes corporaciones y los bancos quieren ayudarte; que Coca-cola ayuda a los negritos; que la FIFA ayudó a África con el mundial; que estamos provocando el cambio climático; que las leyes no se aprueban en función de los intereses de grandes empresas; puedes pensar que David Rockefeller trabaja para ti, que esos señores de bancos, corporaciones y casas reales asesinan y roban a otros para que nosotros estemos bien; y puedes pensar, en definitiva, las cosas más inverosímiles y absurdas del mundo. Pero ándate con ojo, no te equivoques: Hagas lo que lo hagas, ¡no te pongas el chip!

¡No te pongas el chip!

Eso es lo más importante y a lo que debemos negarnos rotundamente desde el principio. El aparato se llamaChip RFID (identificación por radiofrecuencia) y sirve para almacenar y recuperar datos a distancia. Es capaz de transmitir la identidad de un objeto mediante ondas de radio, sin que se necesite un contacto directo entre el emisor y el receptor. Esta tecnología se utiliza actualmente para realizar el seguimiento de diversos tipos de productos (como neumáticos, prendas de vestir…), documentos (como tarjetas de crédito, pasaportes…) y animales (como mascotas). Si no resulta ya ciertamente inquietante el uso de la tecnología RFID en todo tipo de cosas, el verdadero problema surge al hablar de su implantación en seres humanos. El chip RFID tiene dos funciones básicas:

1. Tener en un registro digital toda la información y la localización de cada sujeto vivo sobre el planeta.
2. Suprimir el dinero en metálico y hacer que todo el entramado social gire en torno a las interacciones con estos chips.

Estas son las características del actual chip implantable:









Si a la gente le dices que va a implantársele un chip del tamaño de dos granos de arroz que llevará su dinero e indicará en todo momento a un ordenador su posición y sus datos personales por radiofrecuencia, se echaría las manos a la cabeza, gritaría “¡Gran Hermano!” y se revelaría inmediatamente contra su uso. Por eso, la forma de introducirlo es paulatina y palatina, porque las cosas de palacio van despacio. Es bien sabido que uno de los objetivos más importantes del famoso Club Bilderberg (grupo formado por una élite de empresarios, banqueros y casas reales) es la implantación de estos chips RFID en seres humanos. La famosa conversación entre el director de cine Aaron Russo y Nicolás Rockefeller, hecha pública en documentales como Zeitgeist, no deja lugar a dudas: El objetivo definitivo, explica el banquero, es “colocar un chip RFID a todo el mundo y tener toda la información y el dinero en esos chips, y si alguien quiere protestar o ir en contra de lo que queremos, entonces sólo apagaremos sus chips”. Aaron Russo murió de cáncer de vejiga al poco tiempo, justo después de terminar su película “América, de la Libertad al Fascismo”.

No se dejen engañar por las supuestas ventajas del chip que enumerarán continuamente por la televisión y los principales medios de comunicación. Lo harán ver como necesario de las maneras más inverosímiles y rastreras, pero es mentira. Hay que entender que la televisión ofrece una versión de la realidad que obedece al sistema y justifica las acciones de una élite extraordinariamente pequeña de individuos acomodados en la cima de la pirámide, desde donde observan el mundo tal como gárgolas de piedra. Numerosos intelectuales y periodistas, como Alex Jones, John Coleman, Daniel Estulin y otros muchos, ya nos están avisando y recalcan que no debemos implantarnos un chip RFID bajo ningún concepto. Violan la privacidad y controlan nuestra localización y nuestras acciones más sencillas. No somos ganado, no somos autómatas. Al menos no todos, de momento.

Cómo introducirlo y dónde ha sido ya introducido

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Como apunta Daniel Estulin en La Verdadera Historia del Club Bilderberg, “la primera referencia a microchips implantables apareció en agosto de 1998, cuando la BBC informó acerca de la primera implantación humana de microchips”. Pero sin duda el auténtico despliegue informativo acerca de este tipo de tecnología comenzó a partir de… Sí, adivínenlo: Justo después de la masacre del 11-S. Las noticias sobre chips controlados por radiofrecuencia empezaron a borbotar a partir de diciembre de 2001. Los ejemplos publicados en la prensa no tienen fin: “El nuevo DNI electrónico español llevará un chip RFID” (29 de agosto de 2003), “Aprueban el implante de un chip subcutáneo de identidad” (15 de octubre de 2004),“Chips bajo la piel para combatir los secuestros” (12 de marzo de 2005), “Al menos 10.000 presos serán vigilados con chips por radiofrecuencia” (www.actualidad.terra.es, 24 de marzo de 2005), “EEUU exigirá los pasaportes con tecnología biométrica y RFID a la UE” ( www.elsemanal.digital.com, 1 de abril de 2005), etc.

Los principales medios del mundo llevan más de diez años dando la tabarra con el condenado chip,acostumbrándonos a él y mostrándonos sus virtudes. Repito que lo principal es que parezca necesario de la manera que sea. Y ya oímos decir el otro día a Obama que no hay nada que no puedan conseguir como país cuando se lo proponen. Están implantando este tipo de chips en sectores débiles de la poblacióncomo presos, vagabundos, enfermos, empleados de empresas, personal militar, niños y jóvenes.

Como explica Estulin, hay muchas maneras de inducir el entusiasmo por el chip, como el paso hacia una sociedad sin dinero en metálico. “El dinero en metálico nos garantiza intimidad y anonimato, o lo que es lo mismo, libertad. Todos nosotros podríamos conseguir que los bancos del mundo quebraran con sólo sacar simultáneamente el dinero que tenemos depositado en ellos. El gobierno sabe que para controlar, vigilar y seguir la pista de la población debe suprimirse el dinero en efectivo”. Y añade que “una vez el dinero haya desaparecido y la población en general acepte las tarjetas inteligentes y se consolide el sistema de chips electrónicos, el Nuevo Orden Mundial se inventará un sinfín de problemas en el sistema de las tarjetas electrónicas, como por ejemplo que la personas a veces tendrán que hacer frente a que su dinero esté perdido en el aire a causa de desgraciados, pero inevitables, errores informáticos. Tras meses de retraso, llamadas telefónicas y acciones legales, los bancos devolverán la suma de dinero que le corresponde a su legítimo dueño, que se habrá encontrado repentinamente. Se nos informará de que nuestras nuevas tarjetas se pueden robar o perder con facilidad y, si eso sucede, no podremos hacer funcionar o llevar a cabo transacciones de un modo seguro”.

Parece ciencia ficción, lo sé. Pero hasta ahora 2.000 personashan sido implantadas con chips RFID de la corporación VeriChip. La empresa identifica a 45 millones de estadounidenses como su público objetivo, comenzando con enfermos de alzheimer y pacientes con diabetes. En el año 2004 la FDA (Administración de Comida y Drogas de los Estados Unidos) aprobó su uso en seres humanos, a pesar de la controversia generada y del enorme potencial de esta tecnología para controlar a sus usuarios.

Los chips RFID ya se encuentran en todos los pasaportes americanos. Dicen que la implantación de estos dispositivos pretende aumentar la eficiencia de las máquinas en la lectura de datos biométricos. El experto en seguridadBruce Schneier estima que “es una amenaza clara tanto para la seguridad personal como para la privacidad. Simplemente, es una mala idea”. Pakistán ya ha comenzado a expedir pasaportes con etiquetas RFID. El Estado de Virginia ha pensado en poner etiquetas RFID en los carnets de conducircon el objetivo de que los oficiales de policía realicen comprobaciones más cómodamente. La Asamblea General de Virginia también espera que cueste mucho más obtener documentos de identidad falsos. La idea fue apoyada, como no, por el hecho de que varios terroristas del 11-S tenían carnets de conducir de Virginia falsos. Sin embargo, la American Civil Liberties Union dijo que “además de ser un riesgo para la privacidad y la libertad, la propuesta del RFID no habría entorpecido a los terroristas, dado que la documentación falsa que portaban era válida, pues eran documentos oficiales obtenidos con otra identificación falsa”.
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Todo esto, caballeros, conduce al objetivo final, que es el chip colocado bajo la piel, el cual ya ha sido implantado en muchas personas bajo los más variados pretextos. Pudimos ver en la televisión en el año 2002 a una familia en Florida, verdaderos patriotas de la la nueva era, en ser los primeros voluntarios implantados con dispositivos de identificación en sus cuerpos. Dice Leslie Jacobs, la madre, que “después del 11-S, estaba muy preocupada por la seguridad de mi familia; no me importaría tener algo implantado permanentemente en mi brazo que me identificara”. Menudo paripé. Eso no se lo cree ni San Pedro. Pero ciertamente, lo más asombroso es que estos chips atroces serán impuestos porque la propia gente los demandará, las campañas publicitarias mostrarán que están de moda y que todo el mundo los lleva. En un futuro muy cercano, avisa Estulin, “colocarse un chip será visto como algo positivo socialmente gracias a una diversidad de técnicas desplegadas por parte de los medios de comunicación”.

Estos anuncios de Telefónica podían verse por las calles españolas hace pocos años. ¡Menuda gentuza!:








Según Wikipedia, “Applied Digital Solutions (propietaria de VeriChip) propone su chip unique under-the-skin format (formato único bajo-la-piel) como solución a la usurpación de la identidad, al acceso seguro a un edificio, al acceso a un ordenador, al almacenamiento de expedientes médicos, a iniciativas de anti-secuestro y a una variedad de aplicaciones” de lo más variopintas.

El Baja Beach Club en Barcelona utiliza un Verichip implantable para identificar a sus clientes VIP, con el que pueden pagar las bebidas y disfrutar de algunas ventajas. Estulin no sale de su asombro: “En mayo de 2004, NewScientist.com indicaba: El Baja Beach Club permite a sus clientes elegir entre un chip RFID o una tarjeta normal para registrarse como miembros VIP. Éstos pueden saltarse las colas de entrada, reservar una mesa y utilizar el salón VIP. Así es como VeriChip promociona su maravilloso nuevo producto. Uno de sus gerentes me habló acerca del público objetivo del Baja Beach Club: Jóvenes, estudiantes universitarios, yuppies en ascenso social y adolescentes”.
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El departamento de policía de Ciudad de México ha implantado el Verichip a unos 170 oficiales, que ahora usarán el microchip para acceder a las bases de datos de la policía y para que estén localizados si alguien los secuestra. Respecto a los experimentos en México, Estulin informa de que el 14 de julio de 2004 pudimos leer en Asociated Press el siguiente titular: “Chip implantado a los empleados judiciales en México. Desde noviembre, 160 de los más relevantes fiscales e investigadores de México han recibido implantes en los brazos para acceder a áreas restringidas del Ministerio de Justicia. Según y conforme a la entrevista que transcribí en Televisa, sólo 18 funcionarios judiciales recibieron implantes de microchip, pero elWashington Post, USA Today, AP, NBC, CNN, Business Week y otros 37 medios de canales internacionales principales informaron de que el número de implantes era de 160”.

La no cooperación

Todas estas evidencias nos muestran cómo la implantación de chips RFID y su popularización es algo completamente pensado y programado. No ha surgido de casualidad. Estos señores son muy inteligentes y tienen una gran imaginación, y si no nos mantenemos bien despiertos, nos van a hechizar completamente en su país de las maravillas. Muchos intelectuales, escritores y periodistas nos están avisando de que el asunto del chip se encuentra en una fase muy avanzada. Pronto bastará con provocar (o inventar) los problemas y las crisis adecuadas para que el mundo clamé por la implantación del maldito chip RFID nanométrico y un Nuevo Orden Mundial que nos proteja. El objetivo, evidentemente, es que la mayoría se lo implante de forma voluntaria, porque saben que de lo contrario el plan de la Luna Roja no podría llevarse a cabo. Y aquí, caballeros, es donde radica nuestro poder. Lo único que debemos hacer es negarnos y el banquero ninja se resignará y se morirá de rabia.

Por ejemplo, la noticia de que dos Estados de Norteamérica han mostrado su rechazo por la implantación de chips RFID de manera forzosa, me alivia hasta el dolor de muelas. El estado de Dakota del Norte se ha negado a la implantación forzada de chips RFID en personas que cometan delitos. Jim Doyle, el Gobernador del Estado de Wisconsin, también firmó una ley que dice que es delito requerir que un individuo sea implantado con un microchip. Doyle afirmó que ningún ciudadano será implantado con este chip. La ley impone multas de hasta 10.000 dólares al día por infractor. Este tipo de acciones son un ejemplo para el resto del mundo. No podemos tolerar esta tecnología de control ni que nos quiten el dinero en metálico. No hace falta matar banqueros ni quemar McDonalds, simplemente hay que negarse y no colaborar. Nuestra obligación es difundir la información que conocemos y la no cooperación pacífica con el sistema. No cooperar.

David Rockefeller anda pasando soma por las esquinas; quiere vivir en el “mundo feliz” de Huxley; quiere volver a “1984”, y acabar conOrwell; quiere el poder de Nikola Tesla; quiere ser el Sabio de los Seis Caminos; quiere el jodido Sharingan; quiere ser Uchiha Madara y hacer realidad el plan “Ojo de Luna”, un genjutsu de paz para la humanidad, para controlar el futuro y controlar el pasado. Neguémonos, caballeros. Nosotros somos los dioses. Ellos son listos, pero son muy pocos. No queremos un chip canceroso y putrefacto de manufactura banquera. Mis pensamientos son secreto, reptil hijo de puta. Escuchen, caballeros, conocemos la mejor manera de frenar a esas élites asesinas de masas: Difundir a los demás la información y la no cooperación pacífica con el sistema. Estos son los dos caminos. “No es necesario asaltar La Bastilla, ni volar coches llenos de dinamita; sólo a base de pedo y eructo, ¡Def Con Dos, tomaremos el mundo!”

Esclavos que no saben que son esclavos

A estas alturas de la película parece alucinante, pero aún hay gente con los ojos vendados por el sistema que les oprime, que se culpan a sí mismos porque las cosas vayan mal, y que esperan vehentemente que en las próximas elecciones "todo cambiará". Sin acritud... ¡ATONTAOS!

El vlog de J. M. Goig: "Esclavos que no saben que son esclavos"


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