LA ÚLTIMA PARADA DE UN GUERRERO
Un guerrero, antes que nada y sobre todas las cosas, es un ser humano. Un hombre humilde consciente de sus limitaciones, pero también de sus potencialidades; sabe que debe aprovechar la maravillosa oportunidad de estar vivo y sabe que su vida puede acabar en cualquier momento.
Un guerrero sabe qué quiere de la vida y usa al mundo para lograrlo. Él sabe que es un camino difícil y casi imposible. Pero ya no hay nada en el mundo cotidiano que satisfaga a su espíritu. El guerrero trata de "usar" ese mundo cotidiano con ternura y sutileza; no se embarra ni se aferra a las personas, los sentimientos, las ideas o a los objetos. Él es muy ambicioso, ambiciona lo casi imposible, y no está dispuesto a conformarse o engañarse con nada. Sabe que tiene muy pocas oportunidades y, sobre todo, muy poco tiempo. Se prepara incansablemente a través de una férrea disciplina; fortalece su cuerpo y perfecciona su espíritu; su campo de batalla es el mundo y la vida cotidiana. La vorágine de las fuerzas centrífugas que nos arrastran a la imagen de nosotros mismos y la idea que tenemos del mundo y de la vida requieren de un gasto inmenso de nuestra energía.
Don Juan le dice a Castaneda que cada guerrero escoge un sitio en el mundo donde realizará "su última danza de poder". Este sitio es el lugar de su predilección. Allí la muerte se sentará a observarlo, y en esa danza el guerrero expresará toda su vida de lucha y sus sentimientos sobre todas las batallas de su vida. Hablará de sus alegrías y desconciertos en la búsqueda del poder.
“-Un guerrero no es más que un hombre. Un hombre humilde. No puede cambiar los designios de su muerte. Pero su espíritu impecable, que ha juntado poder tras penalidades enormes, puede ciertamente detener a su muerte un momento, un momento lo bastante largo para permitirle regocijarse por última vez en el recuerdo de su poder. Podemos decir que ése es un gesto que la muerte tiene con quienes poseen un espíritu impecable.” C.C.
Los guerreros actúan con un propósito ulterior que no tiene nada que ver con el provecho personal. El hombre corriente sólo actúa si hay posibilidad de ganancia. Los guerreros no actúan por ganancia, sino por el espíritu.
Si el guerrero de la batalla florida no tiene dominio de sus debilidades, de sus deficiencias, de sus vicios. Si no ha templado su vida con el ejercicio cotidiano de la disciplina, la responsabilidad y la sobriedad. Si su vida cotidiana no es un inmaculado reflejo de su impecabilidad, templanza y aplomo, jamás podrá aspirar a convertirse en un aprendiz de esta milenaria sabiduría. Si no tiene una forma decorosa de ganarse la vida, será sólo un "muerto de hambre" que llena su cabeza con mucha fantasía.
Carlos Castañeda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario