Un millón 700 mil palestinos viven con una movilidad muy limitada en condiciones humanitarias muy complicadas.
La mayoría de la población no puede salir de la Franja de Gaza desde que el régimen de Israel impuso un bloqueo total en 2007.
En la última década, el enclave palestino también sufrió numerosas guerras y ofensivas militares por el ejército israelí que dejaron miles de palestinos muertos y heridos.
También causaron destrucciones en todo el enclave, donde las casas, hospitales y escuelas fueron blancos de los ataques del régimen israelí.
La reconstrucción de la Franja de Gaza es casi imposible, debido al cerco terrestre, aéreo y marítimo, que ha impedido la llegada de materiales, combustible y alimentos. También ha colapsado gran parte de la económica.
Pero, allí no terminan los sufrimientos de los gazatíes. Casi el cien por ciento del agua que se extrae en Gaza está contaminada y no es apta para el consumo humano.
El sistema de saneamiento está muy por debajo de las necesidades de la población debido a las consecuencias del bloqueo.
Por otro lado, Gaza solo dispone del 50 por ciento de la electricidad que necesita. La gente en la región se ha acostumbrado a constantes apagones. No es difícil imaginar cómo esto afecta a los hospitales, colegios, empresas.
Por el bloqueo israelí, las guerras y destrucciones, la densidad de población y los problemas de infraestructuras y de servicios básicos, da la sensación de vivir en una prisión y opaca la visión del futuro de las nuevas generaciones.
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