Desde muchos foros se mantiene que las estelas de condensación de los aviones son en realidad pruebas de la dispersión de productos químicos o biológicos tóxicos, que se esparcen siguiendo un plan para destruir a la Humanidad. El asunto se ha convertido en algo más que un bulo de los típicos que circulan por Internet: ya es una creencia, a veces muy arraigada, que va creando una comunidad de personas adeptas cada vez más activas.
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