Cayo el sistema, la sociedad industrial se desmorono igual que las bóvedas bancarias.
Unos continuaron de rodillas, enajenados en proyecciones metafísicas, rezando en vez de pelear. Dejando su vida y destino en manos de un dios imaginario.
Otros, obsesionados con la falsa ilusión que nos trajo hasta aquí, recogían los billetes quemados bajo las ruinas de lo que en algún momento fue su altar, los bancos.
Hay quienes como buitres acecharon y con el poco poder que les quedaba bajo tribunas, iglesias, congresos y palacios continuaron hablando de conceptos vacíos, como fe, democracia, esperanza y libertad…
Los campos fueron devastados, ciclones, heladas, sequias…
El cielo, que alguna vez fue azul, se tiño de rojo con cada bomba. Los Cheamtrails impidieron ver el nuevo amanecer en el horizonte. Y los niños lloraron con sus máscaras antigases en el rostro, entre los cadáveres de sus padres y las armas de sus vecinos.
Los títeres y las banderas se quemaron junto a los últimos bosques.
No hay esperanza en este lugar, hemos acabado con todo...
En esto acabo la evolución de la biodiversidad, humanos caníbales, ratas y cucarachas devorando las sobras de los esqueletos amputados en las calles. Ya no había focas que matar, ni peces en los mares de petróleo.
Teníamos hambre y estábamos solos.
Monsanto nos enveneno, y HAARP creo más desastres de los que fue capaz de controlar.
Al final la gente dejo de preocuparse por la marca de su ropa, solo buscaron prendas libres de piojos para cubrirse del frío.
Ya no necesitaron ver el marcador del Super bowl, el certamen de la nueva Miss Universo o las declaraciones de paz dadas por Israel y Estados Unidos al resto de los Países, pues al final entendieron que los engañaron todo el tiempo…
Ya no les interesaron sus hipotecas, la cuota a pagar en la universidad donde mandarían a sus hijos para formar más autómatas, ni sus tarjetas de crédito ni su calidad de esclavos en las empresas donde dejaron más de la mitad de su vida, Ya solo se trataba de Sobrevivir.
Se secaron los ríos, y se agotaron los antidepresivos. Todos los niños vacunados contra el cólera murieron por sobredosis de mercurio…
Todo acabo para nosotros. El fin de la humanidad, el final de las bestias.
Animales que sacrificaron árboles por papel y moneda…
Yo estuve allí, y se los advertí como muchos antes que yo, les pedí que pensaran y sintieran por sí mismos, que rompieran sus esquemas, su moral, su hipocresía. Unos me llamaron anarquista, fascista, comunista, globalifóbico, inconforme, antisocial, extremista, loco.
Paola Klug