| El hombre que decretó la aplicación del artículo 155 frente al golpe de estado catalofascista, y que podría haber desvelado la infiltración de Soros en los asuntos internos de España … si le hubieran dejado, claro. |
Lo que el titular de esta entrada plantea como interrogante es lo que afirma Red Adler con una rotundidad estremecedora. Y que, si esto fuera una novela, como suele repetir el risueño jubilata José Alfonso Hernando, vendría a ser la jugada lógica cuando José Manuel Maza (apellido simbólico donde los haya) se ha convertido en un obstáculo incómodo en al menos tres frentes: la posible condena del PP en bloque por financiación ilegal, los enjuagues que conllevará la cesión del gobierno al separatismo catalán para salvar a la oligarquía política al mando (una tropa que quiere seguir viviendo a todo tren a nuestra costa, y a la que la publicación de los “dossieres” de Pujol hundiría) y el escándalo en ciernes al poder ser acusados de encubrimiento del asesinato de Botín no solo el consejo de administración en pleno, sino también la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. Demasiados ases en la manga de un fiscal que se había significado por su lealtad hacia la ley y no hacia la mafia corrupta que se reparte el poder político como quien cambia cromos. Si esto fuera una novela negra, el detective que desenredara la madeja compartiría con el lector una reflexión desasosegante: a los hombres a quienes no se puede comprar siempre queda el matarlos. Tómese esta entrada con el escepticismo que el lector quiera, pero sin perder de vista su absoluta plausibilidad:
El Fiscal general del Estado, Jose Manuel Maza, ha muerto en Buenos Aires tras ser envenenado con una variante alterada en laboratorio de la toxina Shiga.
Como indicábamos en una comunicación anterior procedente de la Red hermana Argento y que por primera vez abrimos al público general, los primeros indicios apuntaban a la autoria de agentes sionistas, posiblemente relacionados con el Mossad.
Para ello habrían inducido al fiscal Maza a ingerir de forma involuntaria (posiblemente a través de una bebida), una variante alterada en laboratorio de la toxina Shiga, extraída de bacterias “Shigella dysenteriae”.
Dichas toxinas alteradas de la clase Stx-2 provocan una alta toxicidad renal, elemento que coincide con la súbita y mortal infección en los riñones que acabó con la vida del fiscal Maza.
Descanse en paz pues el fiscal Maza, incansable paladín de la legalidad y que forma parte ya de nuestro panteón de héroes nacionales.
(Fuente: Red Adler)
