EEUU parece empeñado en fabricar cada vez más terroristas potenciales a base de abusos, crímenes y asesinatos injustificables por todo el mundo.
Recordemos que en la década de 1980, la CIA armó y entrenó a los combatientes muyahidines en Afganistán para luchar contra Rusia y que esos militantes islámicos acabaron convirtiéndose en al-Qaeda, la presunta principal amenaza terrorista de los EEUU.
Hace varios años, el Pentágono comenzó a apoyar las fuerzas de oposición en Siria, incluyendo a un grupo conocido como los salafistas, para promover el objetivo de Estados Unidos de derrocar al gobierno de Assad. El Pentágono expresó su deseo de que los militantes islámicos crearan un“principado Salafista declarado o no declarada en el este de Siria”. Finalmente, esos fundamentalistas violentos se transformaron en ISIS y todos conocemos sus fechorías en todo el mundo.
Ahora, de vuelta a Afganistán, el ejército estadounidense ha nutrido a un grupo paramilitar afgano que está siendo acusado de “asesinatos de civiles, torturas, detenciones cuestionables y uso de fuerza excesiva en redadas nocturnas controvertidas y arbitrarias”
Se llama la Fuerza de Protección de Khost (KPF), y es un grupo altamente secreto compuesto de locales afganos utilizados para combatir una guerra en la sombra en el este de Afganistán, cerca de las regiones tribales de Pakistán y de las zonas dominadas por los talibanes. Sus miembros fueron reclutados indirectamente por la CIA con la promesa de mejores salarios, equipamiento y condiciones que los que ofrece el ejército afgano. Y al igual que la CIA, gozan de inmunidad virtual para cometer los crímenes que les vengan en gana.
En Khost, el KPF es más influyente que el ejército y la policía afganas, y no deben explicaciones a nadie; actúan fuera de la cadena de mando normal. A nivel local, las milicias como el KPF son llamadas “fuerzas de campaña”, un nombre informal que los afganos utilizan para nombrar a los grupos armados progubernamentales.
El Washington Post entrevistó a testigos de seis ataques separados de la milicia en el último año, y mostró documentos del único caso legal de denuncia presentada contra la unidad, después de que sus miembros mataran a tiros a un joven de 14 años de edad . También se entrevistó a tres ex comandantes de la unidad, a ancianos tribales, a legisladores, a abogados, a activistas y a funcionarios del gobierno local con conocimiento directo de la fuerza y el papel de la CIA.
Un hombre describió cómo el KPF mató a su padre cuando abrió la puerta de su casa, y como luego arrojaron una granada dentro del hogar, matando a su madre. El agricultor y el ama de casa fueron supuestamente confundidos con otros que eran sospechosos de traficar con armas.
Muchos otros testigos cuentan que entre los miembros del KPF hay como hombres armados que “hablan en Inglés y que llevan a traductores con ellos, lo que sugiere que operativos estadounidenses están presentes durante los ataques en los que se utiliza la fuerza extrema”
Según las fuentes, la CIA aún dirige las operaciones del KPF, paga los salarios, y proporciona capacitación y equipo. Agentes de la CIA viajan con el KPF durante las redadas, listos para solicitar ataques aéreos de aviones de combate o de aviones no tripulados.
Mientras que Estados Unidos y portavoces afganos alaban a los KPF, calificándolos como esenciales para la lucha contra los talibanes, los residentes locales están cada vez más indignados por los asesinatos de sus amigos y familiares, realizados por estos criminales pagados por EEUU. Cientos protestaron el mes pasado en las calles de la ciudad de Khost, marchando hacia el Campamento Chapman con los cadáveres de dos civiles muertos por el KPF.
“Muerte a los estadounidenses”, gritaban “Muerte a los esclavos americanos”.
Esta es la paz que expande por el mundo el Premio Nobel de la Paz, Barack Obama y los defensores de la democracia occidental…
¿Esto no es terrorismo?
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