Hay detalles en nuestra vida cotidiana que generalmente nos pasan desapercibidos y que hablan de nuestro estado de sumisión total como individuos.
Se trata de frases, expresiones o conceptos que vemos plasmados a nuestro alrededor y que percibimos como la cosa más normal del mundo, pero que sin embargo nos gritan a viva voz que “somos unos esclavos”.
Un ejemplo de ello lo tenemos en un cartelito que hemos podido ver recientemente en un supermercado de una conocida cadena alemana, frecuentado por gente trabajadora.
En cada estantería, aproximadamente cada 2 o 3 metros y de forma insistente, se podía leer el siguiente mensaje, como advertencia a los clientes: “ROBAR NO MERECE LA PENA” y en letras más pequeñas, debajo: “Nuestros artículos están protegidos electrónicamente”.
Quedémonos con el cuerpo principal del mensaje: “ROBAR NO MERECE LA PENA”
A la mayoría de lectores, la presencia de un cartel de este tipo en un supermercado no les sorprenderá en lo más mínimo y probablemente no lo considerarán digno de generar un artículo.
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