Estos últimos días conocíamos un potencialmente peligroso experimento de geoingeniería de la Universidad de Harvard que va a dar el pistoletazo de salida a la implementación “oficial” de lo que numerosos activistas y teóricos de la conspiración vienen denunciando desde hace años: los mal denominados como “chemtrails”, que tanta contestación han provocado entre numerosos grupos alternativos.
Pues bien, cabe destacar que tras el impulso de estas prácticas de geoingenieria, (aunque determinados medios alternativos pagados intenten ocultarlo), se encuentra la administración Trump, cuyo papel, parece ser darle oficialidad a algo que según denuncia mucha gente, ya hace tiempo que viene practicándose.
A continuación exponemos la noticia que nos ofrecía estos dias RT y después, un revelador artículo en The Guardian sobre la implicación de la Administración Trump en todo el asunto…
CIENTÍFICOS DE EEUU ROCIARÁN LOS CIELOS CON PARTÍCULAS PARA ENFRIAR EL PLANETA
Científicos de la Universidad de Harvard (EEUU) lanzarán inyecciones de aerosoles a la estratosfera de la Tierra, a 20.000 metros de altitud, para estudiar la viabilidad y los riesgos de alterar el clima de manera deliberada con el fin de frenar el calentamiento global, en el marco del programa de geoingeniería solar más grande del mundo hasta la fecha.
El proyecto, de 20 millones de dólares y financiado por Bill Gates y otras fundaciones, se pondrá en marcha dentro de unas semanas y su objetivo será establecer si la tecnología puede simular con seguridad los efectos de enfriamiento atmosférico provocado por una erupción volcánica.
En el pasado, grandes emisiones arrojaron millones de toneladas de dióxido de azufre al cielo y eso contribuyó a disminuir las temperaturas globales en los meses siguientes.
Así, en algún momento del próximo año, los profesores David Keith y Frank Keutsch lanzarán un globo capaz de mantenerse a gran altitud, que incluirá una góndola equipada con propulsores y sensores. Tras las pruebas iniciales, ese dispositivo pulverizará materiales como dióxido de azufre, óxido de aluminio o carbonato de calcio y los sensores medirán la reflectividad de las partículas, el grado en que se dispersan o se unen y la forma en que interactúan con otros compuestos de la estratosfera.
La revista ‘MIT Technology Review’ indica que serían de los primeros experimentos oficiales de geoingeniería llevados a cabo fuera de un laboratorio controlado o un modelo por ordenador, un hecho que pone de relieve la creciente sensación de urgencia entre los científicos por el cambio climático.
Sin embargo, Kevin Trenberth, autor principal del panel intergubernamental de las Naciones Unidas sobre el cambio climático, advierte que “reducir la radiación solar entrante afecta al clima y al ciclo hidrológico”, con lo cual “promueve la sequía”, genera desestabilización e, incluso, “puede causar guerras”, debido a sus “muchos efectos secundarios” y a que los modelos existentes “no son lo suficientemente buenos para predecir los resultados”.
LA PRESIDENCIA DE TRUMP ABRE LA PUERTA A QUE LOS EXPERTOS HACKEEN EL CLIMA CON GEOINGENIERÍA
A medida que los defensores de la geoingenieria entran en la administración de Trump, avanzan los planes para pulverizar productos químicos que reflejen el sol en la atmósfera.
Según denuncian organizaciones ambientales, los ingenieros de Harvard que lanzarán el mayor programa de investigación de geoingeniería solar del mundo podrían recibir un peligroso impulso por parte de la administración Trump.
Bajo la actual administración Trump, parece que está creciendo el entusiasmo por la polémica tecnología de geoingeniería solar, que tiene como objetivo pulverizar partículas de sulfato en la atmósfera para reflejar la radiación solar de nuevo al espacio y disminuir la temperatura de la Tierra.
En algún momento de 2018, los ingenieros de Harvard, David Keith y Frank Keutsch, esperan probar el rociamiento de estas partículas sobre Arizona, para evaluar los riesgos y beneficios del despliegue a mayor escala.
Keith canceló un experimento similar planeado en Nuevo México en 2012, pero anunció que ahora estaba listo para las pruebas de campo en un foro de geoingeniería en Washington el viernes 24 de marzo.
“El contexto para discutir la investigación de la geoingeniería solar ha cambiado sustancialmente desde que planeamos y financiamos este foro hace casi un año”, señaló un informe del foro.
Mientras que la geoingeniería recibió poco favor bajo la administración Obama, los funcionarios de alto nivel dentro del gobierno de Trump han abogado desde hace tiempo por la manipulación del clima planetario.
David Schnare, arquitecto de la transición de la Agencia de Protección Ambiental de Trump, ha presionado al gobierno de Estados Unidos y ha testificado ante el Senado a favor del apoyo federal a la geoingeniería.
Ha pedido un plan de múltiples fases para financiar la investigación y realizar pruebas en el mundo en un plazo de 18 meses, desplegar una pulverización estratosférica masiva tres años después y continuar pulverizando durante un siglo, una duración que los geoingenieros creen que sería necesaria para manipular la temperatura del planeta .
Los geoingenieros argumentan que tales métodos serían una manera barata de reducir el calentamiento global, pero otros científicos han advertido que podría tener consecuencias catastróficas para los sistemas meteorológicos de la Tierra.
El modelado científico ha demostrado que la aspersión estratosférica podría reducir drásticamente las precipitaciones en Asia, África y América del Sur, causando severas sequías y amenazando el suministro de alimentos para miles de millones de personas.
“Claramente partes del gobierno de Trump están muy dispuestas a abrir la puerta a proyectos imprudentes como el de David Keith, y bien pueden haber dado silenciosamente su aprobación a experimentos al aire libre”, dijo Silvia Riberio, del grupo de control de tecnología ETC Group.
“De forma preocupante, la geoingeniería puede surgir como el enfoque preferido de esta administración para enfrentar el calentamiento global. En su opinión, la construcción de una gran y hermosa pared de sulfato en el cielo podría ser una excusa perfecta para permitir la extracción incontrolada de combustibles fósiles. Tenemos que centrarnos en los recortes radicales de emisiones, no en las tecnológicas peligrosas e injustas “.
Un informe de la Casa Blanca sobre la investigación del cambio climático presentado al Congreso en enero pidió por primera vez la investigación en geoingeniería.
Dentro de las filas republicanas, el ex conferencista de la Cámara y el confidente de Trump Newt Gingrich fue uno de los primeros en comenzar a abogar públicamente por la geoingeniería.
“La geoingeniería tiene la promesa de abordar las preocupaciones por el calentamiento global por sólo unos pocos miles de millones de dólares al año”, dijo en 2008, antes de ayudar a lanzar una unidad de geoingeniería mientras dirigía el think tank de derechas American Economic Enterprise.
“Tendríamos una opción para abordar el calentamiento global mediante la recompensa de la innovación científica. Traigamos el ingenio americano. Detengamo al cerdo verde”.
El secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, también ha apoyado la geoingeniería, describiendo el cambio climático como un “problema de ingeniería”.
El reinado de Tillerson como CEO de Exxon Mobil, convirtió a la gigantesca petrolera en líder en el desarrollo de tecnologías de geoingeniería como la eliminación de dióxido de carbono.
Cuando se le preguntó sobre las soluciones al cambio climático en una reunión de accionistas de ExxonMobil en 2015, Tillerson dijo que un “plan B siempre ha estado basado en nuestras creencias en torno a la evolución continua de la tecnología y las soluciones de ingeniería”.
El experimento de Harvard puede enfrentarse a una moratoria sobre la geoingeniería adoptada en 2010 por la Convención de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica, que fue reafirmada en diciembre en México.
Estados Unidos es uno de los pocos países en no ratificar la convención de la ONU, creando una brecha potencial para los experimentos.
El sitio del experimento en Tucson, Arizona, también puede invocar cuestiones de controversia jurisdiccional con México: los vientos estratosféricos pueden llegar hasta las 200 millas por hora, y la frontera está a sólo 75 millas de distancia.
Otros experimentos de geoingeniería como el blanqueamiento de las nubes pueden seguir adelante en los Estados Unidos, así como experimentos apoyados por los gobiernos de China y Rusia, aunque ambos son signatarios de la moratoria de la ONU.
Estimados lectores, tras todo lo visto, hagámonos algunas preguntas.
Si Trump y los suyos niegan que el cambio climático sea real (algo que también hemos puesto en duda en algunos artículos de este mismo blog varias veces)…¿por qué razón apoyan prácticas de geoingeniería para combatir un calentamiento global que ellos mismos niegan?
¿No les parece un “poco” contradictorio?
¿Estamos ante otra mentira más de Trump y los suyos y otro engaño a sus votantes y seguidores? ¿¿Otra más??
Entonces, si ellos mismos apoyan estas prácticas que contradicen sus afirmaciones…¿es cierto el calentamiento global? ¿No es un cuento chino como podíamos sospechar o como han dicho algunos expertos (en contraposición con otros)?
¿Cuál es la verdad entonces? Nosotros no somos científicos y es muy difícil que lo aclaremos, pero realmente, hace sospechar, ¿no?
Entonces, ¿es posible que a esta caterva que rodea a Trump solo les interese impulsar su negocio de explotación del petróleo y el carbón sin importarles las consecuencias finales de todo ello para el planeta?
En todo caso, ¿el impulso de las prácticas de geoingeniería para favorecer a esas industrias contaminantes que tan bien representadas están en la administración Trump, representan un peligro planetario?
¿Creen ustedes que este tipo de prácticas son un disparate sin sentido y que la práctica oficialización de los conocidos como “chemtrails” podrían poner nuestro mundo en peligro?
Bien, pues si les alarma que se lleven a cabo estas prácticas, empiecen pidiéndole cuentas a todos esos blogs, webs y personajes ultra agresivos que tan fervorosamente defienden a Donald Trump presentándolo falsamente como un salvador mundial anti-elitista, a pesar del alud de pruebas que ponen de manifiesto lo que realmente es y a quién sirve.
Como ven, no hace falta decir mucho más…
NOTA: y prepárense, estimados lectores, para una nueva oleada de manipulación de la secta trumpista y sus medios afines, que ahora intenterán deseperadamente retorcer la realidad (otra vez más) y vendernos que estas prácticas de ahora “son buenas” y que no tienen nada que ver con los “chemtrails” (aunque se hayan pasado años denunciando que Bill Gates está detrás de todo, como ahora)…ya sabemos hasta dónde pueden llegar a manipular para servir a sus amos…
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