En este año 2017 hemos podido ver con absoluta claridad hasta que punto la élite propietaria del sistema cuenta con armas climáticas capaces de producir tremendos huracanes o devastadores terremotos.
El primer punto que debemos tener en cuenta es que hace décadas que los gobiernos al servicio de la élite oscura cuentan con la tecnología para producir devastadores fenómenos “naturales”.
La patente US-4686605-A, que registra el dispositivo y el método para alterar una región de la atmósfera terrestre previamente seleccionada, pertenece al ejército de los Estados Unidos desde los años 80. Estos dispositivos tienen la capacidad de limpiar la atmósfera de gases contaminantes pero también puede causar el efecto contrario según el enfoque que se le quiera dar a este método registrado.
Por otra parte, la existencia de las armas climáticas ha sido reconocida por altos cargos políticosrelacionados con la seguridad como el secretario de defensa del presidente Clinton, William Cohen. La CIA ha reconocido que las tiene, y se sabe que también las poseen Rusia y China. Putin incluso ha reconocido que “el cambio climático” nada tiene que ver con la acción contaminante del hombre.
Evidentemente Putin tampoco reconoce la existencia de armas climáticas que llevan desestabilizando países por intereses militares y económicos desde -como mínimo- los años 90 del pasado siglo. Pero si deja entrever en sus declaraciones que “la amenaza del cambio climático” es sólo una cortina de humo.
No deja de ser curioso que dos años después del inicio del proyecto Haarp en Alaska en 1990, se organizara la primera conferencia sobre “el cambio climático” en Río de Janeiro. Desde entonces ese mantra “ del calentamiento global”, se ha venido utilizando como coartada para el uso de armas climáticas en operaciones encubiertas, de modo análogo a cómo “la amenaza yihadista global” se utiliza para mantener a la población asustada para justificar guerras y nuevas medidas represivas en contra de los derechos y libertades individuales.
Hay que plantearse la siguiente pregunta: ¿Cuál es el chivo expiatorio al que recurren las grandes potencias mundiales cada vez que realizan alguna operación climática encubierta?. Es evidente que no es otro que el "cambio climático".
Desde los años 90 un ejército de estudiosos, académicos, científicos y políticos como Al Gore y demás eminentes vasallos subvencionados por la élite en el poder se ha apresurado a explicarnos las causas del “efecto invernadero” y demás historias preocupantes. Nos atemorizan, cuando sus amos saben perfectamente que ya cuentan con la tecnología para erradicar ese supuesto mal medioambiental, a través de dispositivos como el de la patente US-4686605-A.
El poder de modificar el clima puede utilizarse con fines beneficiosos para la humanidad, pero no se está haciendo así porque no interesa a los amos, la élite oscura.
Prefieren utilizar esa tecnología para la destrucción, ya que la destrucción significa daños materiales y guerras. Significa gasto, beneficio económico y control sobre los recursos.
Prueba de ese control lo tenemos en el huracán de Florida, del que ya avisó la revista “Rothschild-Agnelli”, “The Economist”, en una de sus macabras portadas varias semanas antes de que sucediera. O en terremotos muy convenientes para la facción sionista de la élite que se encuentra en disputa geopolítica con Irán.
Demasiadas casualidades en esta Matrix de farsantes a la que llamamos "mundo civilizado".
Y como bien sabes estimado lector, las casualidades no existen.
Existen timos globales disfrazados de “amenaza planetaria”, para cubrir otros oscuros intereses siempre contrarios a la libertad y el progreso del pueblo.
(Fuente: http://dondelaverdadnoslleva.blogspot.com.es/)
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