lunes, 30 de diciembre de 2019

Sobre el consumo energético y el futuro de la energía



Nuestra sed de energía se duplicará en los próximos 20 años. ¿Qué tecnologías existen para cubrir la creciente sed de electricidad? ¿Tendremos que restringir nuestro consumo? ¿Qué puede aprender Europa de China? ¿O es la descentralización mediante microgrids el futuro de la energía? El sol es la fuente de energía más potente de nuestra galaxia. Cerca de la ciudad de Ouarzazate, en el desierto marroquí, se está construyendo la planta de energía solar más grande del mundo: el complejo Noor, "luz" en árabe. Se prevé que empiece a operar en 2020 y comprenderá 4 bloques. A pleno rendimiento, Noor suministrará electricidad a un total de 1,3 millones de hogares. Pero, ¿es posible que la energía eólica ofrezca una alternativa aún más prometedora? En todo el mundo se construyen sin descanso parques eólicos para expandir el suministro de esta forma de energía. Sin embargo, ¿salen las cuentas en cuanto a costo y beneficio en la energía del viento? ¿Es rentable la costosa inversión en turbinas eólicas? La rapidez con que se puede impulsar la transición de las fuentes de energía fósiles a las renovables queda patente en el ejemplo de China. El tremendo crecimiento económico de China en las últimas décadas ha hecho del "Imperio del Medio” el mayor consumidor de energía del mundo. Al mismo tiempo, China es también el mayor productor de energía global. Actualmente asistimos a una verdadera revolución energética. Casi el 20 por ciento de una demanda de energía cada vez mayor está cubierta por tecnologías renovables, y ya hoy, la mayoría de las células solares provienen de China. ¿Qué puede aprender Europa del gigante asiático? Una clave para evitar una posible crisis energética podría ser la "descentralización" a través de las llamadas microgrids. Un apacible pueblo en Allgäu, Suavia, muestra cómo es posible producir ocho veces más electricidad de la que uno mismo necesita.

La movilidad es una de las mayores causas del consumo de energía en todo el mundo.¿Motor eléctrico o pila de combustible, vehículos híbridos o metanol y queroseno sintético? Hay muchas ideas para reemplazar a los combustibles fósiles. La pregunta es: ¿cómo nos desplazaremos de A a B en el futuro? El transporte de personas y mercancías por carretera, ferrocarril y aire es responsable del 34% del consumo de energía. La electrificación de la movilidad ya ha comenzado y, como muestra el ejemplo de Noruega, podría ser una solución. Aunque no para camiones y vehículos industriales. ¿Puede aquí la tecnología de células de combustible ser una alternativa? Japón cree firmemente en ello. ¿Y puede la electrificación revolucionar también el tráfico aéreo? Siemens y Airbus quieren hacer historia en la aviación y están desarrollando un avión de cabotaje con motor eléctrico híbrido. Un sistema no apto para aeronaves de larga distancia. Para arreglar eso, científicos de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich y del Centro Aeroespacial Alemán trabajan en una solución espectacular: queroseno sintético a partir de la luz solar. En el transporte marítimo, también se busca una alternativa al combustible pesado. Para los gigantescos cruceros y sobre todo para los buques portacontenedores, que cubren una gran parte del comercio mundial, la solución no es el motor eléctrico ni las células de combustible. Pero sí podría serlo el metanol producido de manera sostenible. Un primer gran ferry está operando a prueba. Además de la movilidad, la digitalización es uno de los grandes consumidores de energía del siglo XXI. Los servicios de streaming, la nube informática e internet aumentan aún más nuestras necesidades de energía. Los expertos calculan un crecimiento del consumo en torno al 40% en los próximos 12 años. Tan solo las granjas de servidores de Microsoft consumirán tanta energía como un Estado europeo de tamaño mediano. ¿De dónde vendrá esta energía? Sin ahorro, no habrá suficiente. Esto también se aplica a las viviendas del futuro. El primer bloque de viviendas autosuficiente del mundo se encuentra en Suiza y demuestra que la independencia energética es posible. En el futuro habrá casas interconectadas que intercambien su electricidad.

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