Este artículo escrito por Brandon Turbeville en la web “Activist Post”, representa un retrato demoledor y muy inquietante de la sociedad norteamericana actual y del nivel de lavado de cerebro al que esa sociedad está sometida.
En él se analiza la figura de Chris Kyle, el protagonista de la película “El Francotirador” (American Sniper), dirigida por Clint Eastwood y uno de los grandes éxitos cinematográficos de la temporada en EEUU.
El film es la adaptación a la gran pantalla de la autobiografía del Navy SEAL Chris Kyle, que ostenta el record de muertes como francotirador del ejército americano y que ha sido utilizada como medio de propaganda para fomentar el militarismo en EEUU.
La película nos vende a Kyle como un héroe que “con su precisión milimétrica salva incontables vidas en el campo de batalla”durante la ocupación de Irak por parte de EEUU, a la vez que se ocupa del bienestar de su propia familia a miles de kilómetros de distancia.
Pero la verdad, tal y como nos muestra el artículo, es mucho más oscura…
Brandon Turbeville, Activist Post:
El reciente lanzamiento de la película “El Francotirador” (American Sniper), ha fomentado la división dentro de la población estadounidense. Mientras que aquellos que ven a Chris Kyle como la reencarnación de George Washington cantan las alabanzas de Kyle y de la película, otros han llegado a la conclusión opuesta.
Por supuesto, la oligarquía estadounidense a través de sus medios de propaganda convencional ha dibujado claramente sus fronteras: si te gusta Chris Kyle y la película, entonces apoyas a las tropas, amas a tu país, y te opones al terrorismo. Si en cambio, no ves a Kyle como a un héroe, entonces estás del lado de los comunistas, socialistas y simpatizantes de los terroristas y por supuesto, entonces odias a las tropas de tu propio ejército.
Pero la verdad es que Chris Kyle no era un héroe. Chris Kyle era un asesino. Y también un especulador de la guerra y un mentiroso.
Basta con mirar al pasado de Kyle y repasar sus propias palabras.
UNA PELÍCULA PARA UN ASESINO
En su libro autobiográfico, “American Sniper”, Kyle se refirió en varias ocasiones a las personas cuyas tierras invadió y a cuyas familias ayudó a matar como “salvajes”, lamentando que fuera incapaz de matar a más de ellos.
Kyle escribió,
La gente me pregunta todo el tiempo: “¿A cuántas personas has matado?” Mi respuesta estándar es “¿La respuesta me hace menos o más hombre?”El número no es importante para mí. Ojalá hubiera matado a más. No para exigir derechos, sino porque creo que el mundo es un lugar mejor sin salvajes sueltos que maten a estadounidenses. Todo el mundo al que disparé en Irak estaba tratando de dañar a estadounidenses o a iraquíes leales al nuevo gobierno.Tenía un trabajo que hacer como SEAL. Maté al enemigo, un enemigo que veía día tras día conspirando para matar a mis compatriotas estadounidenses. Estoy obsesionado por los éxitos del enemigo. Eran pocos, pero ninguna vida americana puede perderse
Kyle estaba orgulloso de la cantidad de “salvajes” que mató. No sólo no lo lamentó, sino que le encantó hacerlo, tal y como expresa él mismo:
Hay otra pregunta que me hace mucho la gente: “¿Te ha molestado tener que matar a tanta gente en Irak?”Yo les digo “No”Y lo digo en serio. La primera vez que se dispara a alguien, te sientes un poco nervioso. Te preguntas: ¿Realmente podré dispararle a ese tipo? ¿Está bien lo que hago? Pero después de matar a un enemigo, ves que está bien. Dices: ¡Bien!.Entonces lo haces de nuevo otra vez. Y otra vez. Lo haces para que el enemigo no pueda matar a tus compatriotas. Lo haces hasta que no queda nadie por matar.Eso es lo que es la guerra.Yo amaba lo que hacía. Lo sigo haciendo. Si las circunstancias hubieran sido diferentes, si mi familia no me hubiera necesitado, habría vuelto a casa en un santiamén. No estoy mintiendo o exagerando al decir que fue divertido. Pasé los mejores momentos de mi vida siendo un SEAL.
Kyle parecía disfrutar torturando al pueblo iraquí, haciendo alarde de su número de muertes y pasándoselo en grande persiguiéndolos con hummers controlados por control remoto mientras gritaban, probablemente pensando que era algún tipo de arma dirigida contra ellos.
Cuando volvió a EEUU, Kyle también se jactó de su capacidad para perforar el cuerpo de las vacas de forma tan dura, que dos veces se rompió la mano. Cabe señalar que, disfrutar haciendo daño a los animales, por supuesto, es un indicador de psicopatía.
Después de su paso por el ejército estadounidense, Kyle se trasladó a esferas más lucrativas, y en concreto a la esfera privada del negocio de la guerra.
Se convirtió en el presidente de Craft International, una firma táctica militar que trabajaba tanto con el ejército estadounidense como con las fuerzas del orden y eso permitió a Kyle seguir beneficiándose de la masacre de inocentes en el extranjero y del aumento del estado policial represivo dentro de los EEUU.
UNA MANIOBRA DE PROPAGANDA
Pero el negocio de la guerra no era suficiente y Kyle decidió ejercer de propagandista.
Kyle afirmó públicamente que se había peleado en un bar con Jesse Ventura.
Para quien no lo sepa, Jesse Ventura es un personaje conocido en EEUU. Fue gobernador de Minnesota, luchador de lucha libre, veterano de la marina, actor que participó en películas como Predator o Demolition Man y ante todo, uno de las caras más conocidas del mundo de las teorías de la conspiración y un ferviente crítico de la guerra de Irak.
Kyle insinuó que Ventura, crítico anti belicista, estaba feliz por la muerte de Navy SEALs y que enojado con él, le dió un puñetazo en la cara al encontrarlo en un bar.
Fue una maniobra de propaganda efectiva: Ventura, que como decimos, se había mostrado como un fuerte crítico de la guerra en Irak, fue pintado ante la opinión pública como un criminal despiadado que se regocijaba de la muerte de soldados estadounidenses, algo que sirvió, no solo para denigrar la figura de Ventura, sino la de todos los críticos a la guerra de Irak.
Posteriormente, Ventura demandó a Kyle, pero Kyle fue asesinado antes de que se resolviera el caso en los tribunales.
Eso sirvió entonces para pintar a Ventura como a un mal patriota sin corazón, que odiaba a las tropas y que demandaba a la viuda de un pobre soldado.
El daño para la imagen de Ventura fue muy grande, a pesar de que Ventura ganó el caso y un tribunal federal le otorgó 1.8 millones de dólares de indemnización.
Ahora, con el lanzamiento de la película “El Francotirador”, Kyle está siendo retratado, no sólo como una víctima de Ventura, sino como un verdadero héroe que exudaba honor en todos sus actos, ya que todos ellos estaban exclusivamente diseñados para proteger a los estadounidenses y a las vidas de sus “hermanos”.
Pero como hemos visto, la imagen que se ofrece de Kyle en los medios de comunicación de EEUU, no sólo es errónea, sino profundamente vergonzosa.
Kyle estaba sediento de sangre. Era un asesino. Y estaba orgulloso de sus acciones criminales.
Ahora, tras el lanzamiento de la película de Eastwood, Kyle se ha convertido en un símbolo del “apoyo a las tropas”.
Ver a un asesino glorificado por los medios de comunicación no es nada nuevo. Lo que es verdaderamente repugnante, sin embargo, es la reacción social ante los que se atreven a criticar a este “nuevo Cristo del asesinato”.
Muchos estadounidenses han caído presa de la cultura del militarismo y de la propaganda a favor de la guerra, hasta el punto de que American Sniper se ha convertido en algo parecido a lo que representó en su momento la película de Mel Gibson “la Pasión de Cristo” para los cristianos.
Según se ha reportado en algunos medios, ha habido cines en los que los espectadores, tan entregados al culto del militarismo y tan carentes de capacidad para distinguir la realidad de la ficción, se han puesto de pie y han ovacionado al personaje de Kyle cuando mataba al “malo” de la película.
Para casi la mitad de la población de EEUU, la guerra es la respuesta. La pregunta no importa. Como escribió Paul Craig Roberts, “En EEUU, el patriotismo y el militarismo se han convertido en sinónimos”
Y por lo visto, la tortura también les parece bien. De hecho, a ojos de la generación de Hollywood, la capacidad para torturar es un sello distintivo de lo que es un “verdadero hombre”. Cualquier sugerencia en sentido contrario no es más que simpatizar con los terroristas y odiar a las tropas de tu propio país.
Por si eso fuera poco, en la sociedad norteamericana, se ha instalado la idea de que no tienes ningún derecho a criticar o oponar sobre Chris Kyle, a no ser que hayas servido en el ejército y participado en combates.
¿Acaso hace falta ir a una guerra para saber que disparar a niños y abuelas está mal?
La verdad es que las guerras siempre son iniciadas por personas que no se ven obligadas a luchar en ellas. Si lo fueran, entonces nunca se librarían guerras.
Sin embargo, también es cierto que las personas que inician las guerras no disparan balas, ni bombardean pueblos. Se necesitan hombres que vistan uniformes para hacerlo y que maten a personas con las que tienen mucho más en común que con esos hombres trajeados que los envían a luchar.
Como dijo una vez el general Smedley Darlington Butler:
“Serví en todas las jerarquías, desde teniente segundo a general de división. Y, durante ese tiempo, pasé la mayor parte de mi tiempo ejerciendo de hombre musculoso para las clases altas de los Grandes Negocios, para Wall Street y para los banqueros. En resumen, yo era un matón y un mafioso del capitalismo”
Muchos soldados han comenzado a hablar sobre las trágicas consecuencias de la estupidez flagrante de la población estadounidense y de la traición de sus “líderes”, tanto sobre las poblaciones víctima de sus políticas criminales, como sobre los propios soldados estadounidenses.
Estos hombres y mujeres son los verdaderos héroes. De hecho, ellos son héroes dos veces: la primera por poner sus vidas en peligro por algo que creían y la segunda por darse cuenta de que lo que hacían estaba mal, que su causa era errónea y por tratar de evitar que los crímenes continuaran produciéndose o volvieran a suceder.
Estos son los verdaderos héroes y no el asesino de Chris Kyle.
Las prioridades de Estados Unidos están totalmente sesgadas.
Años de propaganda de Hollywood y de dominación oligárquica han conseguido que ciertas cosas ya no se discutan, que las personas estén separadas las unas de las otras, y que cualquier atisbo de diálogo se detenga en seco.
Estados Unidos ha sido utilizado como el matón de la oligarquía mundial y para que siga siéndolo, esas oligarquías necesitan promover el militarismo exacerbado entre la población estadounidense.
Siempre ha sido igual con todos los imperios…