Con tan solo unos plásticos para proteger a los pacientes de las lluvias monzónicas, una calle de Bombay sirve como un pabellón más de uno de los mejores centros de tratamiento del cáncer de la India.
Cada año, el Hospital Memorial Tata atrae a decenas de miles de enfermos de cáncer gracias a su atención médica subsidiada. Pero el alto precio de los hoteles y del alquiler de las viviendas en la ciudad les obliga a dormir en las aceras cercanas al hospital.
“Hay ratas, mosquitos y suciedad”, relata Suresh Patidar, un agricultor que acompaña a su esposa Leela, de 55 años, mientras se somete al tratamiento para el cáncer de mama.
“Tratamos de asentarnos en el otro lado de la calle, pero la Policía no lo permitió. El hotel es muy costoso. Es imposible”, dijo a AFP.
Los Patidar, provenientes del estado central de Madhya Pradesh, localizado a más de 12 horas en tren, han visto en la calle su única opción para pernoctar durante el último mes, a pesar de las regulares lluvias torrenciales.
Las vendas y mascarillas quirúrgicas usadas por otras personas en las calles delatan las penurias generales.
El centro de Tata ofrece algunas habitaciones gratis o a precios módicos a las afueras de la ciudad para pacientes ambulatorios pobres, pero el gran número de solicitudes hace muy difícil la acomodación de todos los necesitados ya que las cifras de enfermos de cáncer va en aumento en la India.
“Siempre va a haber más gente”, dijo S.H Jafri, portavoz del hospital. “Muchas organizaciones no gubernamentales les dan comida y artículos de primera necesidad en la acera, por lo que tienden a permanecer allí”.
Aunque ahora está administrado por el Gobierno, el hospital Tata comenzó a funcionar en 1941 como una empresa filantrópica formada por la familia Tata después de que un familiar muriera de cáncer, a pesar de haber ido a Gran Bretaña para recibir un costoso tratamiento.
La necesidad de tales servicios está destinada a aumentar en ese enorme país, donde más de medio millón de personas murieron de cáncer en 2010, según un estudio publicado en la revista médica ‘The Lancet’ el año pasado.
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