¿Qué hay detrás de los ataques del poderoso ejército de Israel a Gaza que ya ha dejado 81 palestinos muertos?
Mientras escribo estas líneas, la Franja de Gaza está siendo atacada por las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF en ingles), con bombas antibunker de cientos de libras lanzadas desde jets y barcos de guerra, al igual, invaden con soldados profesionales y reservas. Los ataques que llevan un poco más de una semana han dejado 81 palestinos muertos, entre ellos 22 menores de edad, y 6 miembros de una misma familia asesinados cuando una bomba destruyó su casa.
La Franja de Gaza es uno de los territorios más densamente poblados del planeta, donde 1 millón 500 mil personas viven en un área de 147 k.m. cuadrados. Desde el año 2009, después de los ataques de Israel que dejaron más de 1400 palestinos muertos, incluyendo 288 niños, Gaza vive bajo un bloqueo económico de Israel, donde los únicos productos que entran y salen transitan por túneles subterráneos y por la frontera de Rafah con Egipto, la cual abren y cierran aleatoriamente a pedido de Israel.
Vale la pena resaltar que Israel es el ejército más poderoso del Oriente Medio, y posee la segunda fuerza aérea más grande del mundo, y que la Franja de Gaza –controlada por el grupo político Hamas– no tiene un ejército, ni aviones o barcos de guerra, tampoco tiene artillería, o defensa antiaérea, ni comando central, o armamento pesado, lo cual convierte este conflicto en un escenario totalmente desproporcional que no puede ser catalogado como guerra, pero sí como una masacre.
Contexto histórico:
El conflicto en Palestina-Israel, comenzó después de la primera Guerra Mundial donde el imperio Otomano, después de perder la guerra, comenzó un proceso de descomposición en el cual los países aliados tomaron el control de varios territorios semiautónomos que históricamente han tenido su propia cultura e identidad. En el caso del territorio palestino, en 1922, el Reino Unido, después de derrotar al ejército turco, organizó el Mandato Británico en Palestina que comprendía todo el territorio entre el mar Mediterráneo y el Río Jordán, limitando al norte con el Líbano y al sur occidente con Egipto. En este territorio vivía una población mayoritariamente árabe musulmana, junto con una población árabe cristiana representativa, y una minoría árabe judía. Durante las dos guerras mundiales se presentó un alto flujo de inmigración judía europea al territorio palestino, generado por el antisemitismo europeo que resultó en uno de los peores eventos de la historia reciente, el Holocausto – que se enfoco principalmente en el exterminio de la comunidad judía de Europa, pero que victimizó de igual manera a la comunidad Roma (Gitanos), LGTBI, comunistas, y discapacitados.
Es así como miles de judíos se movilizaron a Palestina, bajo el liderazgo de varias organizaciones Sionistas internacionales, que buscaban la recolonización del territorio que comprendía el antiguo Israel de miles de años atrás y cuyo proyecto político ‘fundamentalmentalista’, rechazaría la asimilación de judíos con otras sociedades, para hacer una nación mayoritariamente judía.
Durante la segunda guerra mundial, varios grupos sionistas se organizaron en armas para disuadir a la oposición árabe, y así vieron la oportunidad de expulsar el Mandato Británico del territorio de Palestina, quienes eran los únicos que se interponían en su camino para tomar el control y materializar el proyecto de la nueva Israel, sin considerar los pobladores ancestrales Palestinos. Es así como varios grupos terroristas sionistas perpetraron atentados en contra de los soldados británicos y líderes del gobierno civil – el más aterrador perpetrado por el grupo paramilitar Irgun contra el Hotel Rey David en 1946. Después de la segunda Guerra Mundial, el Reino Unido anuncia que disolvería el Mandato Británico de Palestina, ya que con en la guerra contra Alemania se habían debilitado y no tenían recursos para controlar este territorio. En contra de los llamados de líderes palestinos que no podían enfrentarse en contra de los paramilitares sionistas, la recién creada ‘Naciones Unidas’, aprobó la partición del territorio ancestral palestino para promover la creación de dos estados en el territorio, uno para los judíos y otro para los árabes palestinos. La partición fue rechazada por los líderes árabes palestinos, al igual que fue rechazada por los extremistas judíos sionistas que pretendían la colonización de todo el territorio palestino, y la expulsión de sus habitantes ancestrales que no fueran judíos.
En 1948 se efectuó la autoproclamación del estado de Israel, lo que se conoce como el ‘Nakba’ o la ‘Catástrofe’ para el pueblo palestino, lo cual llevó al desplazamiento forzado de más de 700 mil palestinos de sus tierras y hogares, y la masacre de varias comunidades por parte de los grupos paramilitares sionistas, los cuales se convirtieron en las actuales Fuerzas de Defensa de Israel.
Castigo colectivo en Gaza:
El estado de Israel es experto en la estrategia de castigo colectivo en contra del pueblo palestino, el cual es definido como ‘el castigo a un grupo de personas como resultado de las acciones de uno o más individuos’, en este caso las supuestas acciones de células de la resistencia palestina, repercutan en una población de más de 1 millón y medio de personas.
Los más recientes ataques de Israel a Gaza han sido incitados por el secuestro y posterior asesinato de tres jóvenes israelitas pertenecientes a comunidades fundamentalista de colonos judíos los cuales se asientan en tierra de familias palestinas para subsecuentemente integrarlas a Israel. Desde la desaparición de estos tres jóvenes dos semanas atrás, el ejercito israelita, ha arrestado a más de 500 palestinos entre ellos niños de hasta 9 años de edad – una práctica sistemática del estado de Israel que en los últimos 4 años han detenido y torturado a más de 3000 niños palestinos – y más de 20 parlamentarios de la Autoridad Palestina. También han destruido las casas de familia de algunos sospechosos del secuestro de los jóvenes israelitas, han hecho redadas en universidades de Cisjordania, y fomentó el secuestro y asesinato de un menor de 16 años palestino, Abu Khudair, que fue apuñaleado y quemado vivo por colonos israelitas, cuando se dirigía a rezar a una Mesquita de Jerusalén.
Sobre el secuestro de los jóvenes israelitas, el columnista de The Nation Magazine, y autor de Goliath,Max Blumenthal, reporta que “el gobierno de Benjamín Netanyahu (Primer Ministro de Israel) sabía desde los primeros días del secuestro que los jóvenes colonos habían sido asesinados, al igual de quienes eran los supuestos autores de este hecho, y hasta donde estaban los cuerpos de estos jóvenes, pero decidió ocultar del público los hechos, para incitar la crisis que se ve ahora la cual lo beneficia políticamente y a su coalición de extrema derecha”. Lo que Netanyahu busca es unir a los israelitas detrás de él, en contra del pueblo palestino, para justificar un ataque desmedido en contra de Gaza, el cual pretende poner a los palestinos en contra de su líderes y romper la coalición que se dio hace un mes entre el grupo político de Hamas – que controla Gaza – y el grupo político Fatah – que controla Cisjordania.
Lo que se puede analizar de los ataques en Palestina es que: lo que debió haber terminado en una investigación policial para esclarecer los hechos del asesinato de estos jóvenes colonos, terminó en una excusa para una escalada militar que justifique la ocupación de Palestina, lo cual es el problema fundamental del conflicto en esta parte del mundo.
Es así como las acciones desproporcionales del gobierno de Israel perpetuarán la resistencia Palestina pacífica, y en menor grado armada, y por ende descomponen las negociaciones de paz que se han prolongado por los últimos 50 años.
Nota: es una contradicción moral e ideológica que el gobierno Santos mantenga relaciones bilaterales con el gobierno de Netanyahu, mientras intenta buscar una solución pacífica al conflicto colombiano.
Nota 2: Invito a los lectores a un plantón de solidaridad con el pueblo palestino, el viernes 11 de julio a las 5:00 p.m. frente a la embajada de Israel en la carrera 7 con calle 35. #plantonporpalestina #PrayForGaza
Nota 2: Invito a los lectores a un plantón de solidaridad con el pueblo palestino, el viernes 11 de julio a las 5:00 p.m. frente a la embajada de Israel en la carrera 7 con calle 35. #plantonporpalestina #PrayForGaza
Fotos de la ocupación de Palestina:
Por: Juan Diego Castro Fundador SURLA.ORG.
Investigador Fundación Paz & Reconciliación, especialista en política comparativa y estudios de paz.
Investigador Fundación Paz & Reconciliación, especialista en política comparativa y estudios de paz.
LOS CRÍMENES DE GUERRA DE ISRAEL EN GAZA
En el ataque que Tel Aviv lanzó sobre Gaza, una de las zonas urbanas más superpobladas del mundo, en la que un millón y medio de palestinos se apiñan en un territorio de apenas 360 kilómetros cuadrados, las Fuerzas de Defensa de Israel emplearon una fuerza de más de 170 mil hombres apoyados por aviones, tanques y barcos de guerra para doblegar a la resistencia palestina, representada por unos 20 mil combatientes del movimiento Hamas.
Las armas utilizadas por Israel, en su mayor parte de fabricación estadounidense, incluyeron aviones de combate, helicópteros de ataque, misiles inteligentes, bombas rompe-búnker, y artillería pesada.
A consecuencia del ataque, la infraestructura civil de la Ciudad de Gaza y de los principales campamentos de refugiados de ese territorio quedó reducida a escombros, unos 1.500 palestinos resultaron muertos, entre ellos unos 300 niños, y más de 5.000 heridos.
Teniendo en cuenta estas cifras, varios grupos internacionales de derechos humanos consideran que la ofensiva sobre Gaza en respuesta al lanzamiento de cohetes caseros sobre poblaciones israelíes fue absolutamente desproporcionada, si se considera que desde 2002 hasta la fecha hubo 21 israelíes muertos por esos cohetes, y que durante la Operación Plomo Fundido se registraron trece bajas, de las cuales tres fueron civiles, y diez militares, entre ellos cuatro producto del propio fuego israelí.
Pero más allá de la desproporción en la respuesta, se habla ahora de crímenes de guerra.
Entre las acusaciones más graves que pesan sobre Israel se encuentran el uso de bombas de fósforo blanco, el ataque deliberado a civiles, ambulancias, personal médico, periodistas y hospitales, y el uso de niños palestinos como escudos humanos.
La prensa israelí, incluyendo a los diarios Maariv y Haaretz, publicó historias de soldados que narraron haber disparado deliberadamente sobre civiles. El diario británico The Guardian también realizó una investigación propia, en la que cita testimonios de adolescentes palestinos sacados de sus hogares por soldados israelíes y obligados a participar de los registros casa por casa para disuadir a los combatientes de Hamas de atacarlos.
El diario Haaretz citó al jefe de un pelotón que justificó disparar sobre civiles diciendo que sus soldados interpretaron que las órdenes eran matar a todo aquel que vieran en el centro de Gaza, aunque fueran mujeres y niños, porque todos eran "terroristas."
En respuesta a estas acusaciones, el ejército israelí niega que las órdenes fueran atacar deliberadamente a los civiles palestinos, pero anunció que abriría una investigación sobre los hechos denunciados. Y sus voceros también desmintieron que la mayor parte de las víctimas palestinas hayan sido civiles.
Otra de las imputaciones contra las tropas israelíes es el ataque a médicos y ambulancias mientras intentaban recoger a personas heridas. Al menos 17 médicos, enfermeros y choferes de ambulancia murieron bajo el fuego israelí durante la ofensiva. En tanto, la Organización Mundial de la Salud determinó que la mitad de los 27 hospitales y 44 clínicas de Gaza resultaron dañados por las bombas de Israel.
El uso indiscriminado de bombas de fósforo blanco en zonas densamente pobladas, una práctica prohibida por la Convención de Ginebra también está ampliamente probado. El fósforo blanco arde en contacto con el oxígeno, alcanzando una temperatura de casi 1.000 grados, y en contacto con la piel produce quemaduras extremas. Human Rights Watch encontró decenas de carcazas de bombas de fósforo en las calles del centro de la ciudad de Gaza y otras áreas residenciales de la Franja.
Para los palestinos, en tanto, el empleo de armas prohibidas y las muertes de civiles a manos de las tropas israelíes no fueron casos aislados, sino que formaron parte de un plan de castigo a la población de Gaza, por haber apoyado al movimiento Hamas.
Más allá del previsible rechazo de la calificación de "crimen de guerra" para estos actos por parte de la propia Israel y su principal aliado, Estados Unidos, hay un considerable repudio internacional a los ataques a civiles palestinos. Sin embargo, es altamente improbable que alguno de los responsables israelíes, civiles o militares, enfrente en algún momento un tribunal penal internacional, como ya ha ocurrido con quienes ordenaron y ejecutaron masacres de civiles en la ex Yugoslavia. Es que la política internacional, más allá de toda evidencia, está dominada por doble estándares.
Las armas utilizadas por Israel, en su mayor parte de fabricación estadounidense, incluyeron aviones de combate, helicópteros de ataque, misiles inteligentes, bombas rompe-búnker, y artillería pesada.
A consecuencia del ataque, la infraestructura civil de la Ciudad de Gaza y de los principales campamentos de refugiados de ese territorio quedó reducida a escombros, unos 1.500 palestinos resultaron muertos, entre ellos unos 300 niños, y más de 5.000 heridos.
Teniendo en cuenta estas cifras, varios grupos internacionales de derechos humanos consideran que la ofensiva sobre Gaza en respuesta al lanzamiento de cohetes caseros sobre poblaciones israelíes fue absolutamente desproporcionada, si se considera que desde 2002 hasta la fecha hubo 21 israelíes muertos por esos cohetes, y que durante la Operación Plomo Fundido se registraron trece bajas, de las cuales tres fueron civiles, y diez militares, entre ellos cuatro producto del propio fuego israelí.
Pero más allá de la desproporción en la respuesta, se habla ahora de crímenes de guerra.
Entre las acusaciones más graves que pesan sobre Israel se encuentran el uso de bombas de fósforo blanco, el ataque deliberado a civiles, ambulancias, personal médico, periodistas y hospitales, y el uso de niños palestinos como escudos humanos.
La prensa israelí, incluyendo a los diarios Maariv y Haaretz, publicó historias de soldados que narraron haber disparado deliberadamente sobre civiles. El diario británico The Guardian también realizó una investigación propia, en la que cita testimonios de adolescentes palestinos sacados de sus hogares por soldados israelíes y obligados a participar de los registros casa por casa para disuadir a los combatientes de Hamas de atacarlos.
El diario Haaretz citó al jefe de un pelotón que justificó disparar sobre civiles diciendo que sus soldados interpretaron que las órdenes eran matar a todo aquel que vieran en el centro de Gaza, aunque fueran mujeres y niños, porque todos eran "terroristas."
En respuesta a estas acusaciones, el ejército israelí niega que las órdenes fueran atacar deliberadamente a los civiles palestinos, pero anunció que abriría una investigación sobre los hechos denunciados. Y sus voceros también desmintieron que la mayor parte de las víctimas palestinas hayan sido civiles.
Otra de las imputaciones contra las tropas israelíes es el ataque a médicos y ambulancias mientras intentaban recoger a personas heridas. Al menos 17 médicos, enfermeros y choferes de ambulancia murieron bajo el fuego israelí durante la ofensiva. En tanto, la Organización Mundial de la Salud determinó que la mitad de los 27 hospitales y 44 clínicas de Gaza resultaron dañados por las bombas de Israel.
El uso indiscriminado de bombas de fósforo blanco en zonas densamente pobladas, una práctica prohibida por la Convención de Ginebra también está ampliamente probado. El fósforo blanco arde en contacto con el oxígeno, alcanzando una temperatura de casi 1.000 grados, y en contacto con la piel produce quemaduras extremas. Human Rights Watch encontró decenas de carcazas de bombas de fósforo en las calles del centro de la ciudad de Gaza y otras áreas residenciales de la Franja.
Para los palestinos, en tanto, el empleo de armas prohibidas y las muertes de civiles a manos de las tropas israelíes no fueron casos aislados, sino que formaron parte de un plan de castigo a la población de Gaza, por haber apoyado al movimiento Hamas.
Más allá del previsible rechazo de la calificación de "crimen de guerra" para estos actos por parte de la propia Israel y su principal aliado, Estados Unidos, hay un considerable repudio internacional a los ataques a civiles palestinos. Sin embargo, es altamente improbable que alguno de los responsables israelíes, civiles o militares, enfrente en algún momento un tribunal penal internacional, como ya ha ocurrido con quienes ordenaron y ejecutaron masacres de civiles en la ex Yugoslavia. Es que la política internacional, más allá de toda evidencia, está dominada por doble estándares.
Fuente: las2orillas/resistencia global
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