Para diciembre de 2016 todos los niños recién nacidos en Europa serán obligados a llevar un chip RFID subcutáneo.
Todas las clínicas serán obligadas a inyectar un chip RFID a todos los recién nacidos en Europa. El chip se implantará bajo la piel del bebé.
El chip funcionará como un sensor GPS que funciona con una micro batería desechable cada 2 años que podrán ser cambiadas en las clínicas estatales. Los datos recogidos a partir de uno o más sensores en el cuerpo, se transmitirían a teléfonos móviles o tabletas donde los padres y los pediatras puedan observar la salud y la condición del bebé en tiempo real.
Pero lo que muchas personas no se dan cuenta es que esta tecnología ya existe, y ha sido aprobado por la Food and Drug Administration de Estados Unidos (FDA) para su uso en seres humanos. Estos chips “silenciosos e invisibles” no almacenan y transmiten datos de carácter personal solamente, sino que también pueden ser codificados para realizar una variedad de otras funciones.
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