Estar atentos y encontrar un significado a todo lo que nos ocurre día a día equivale a concienciarnos de los procesos de la vida. Hoy, más que nunca, las experiencias se aceleran y estamos inmersos en una maraña de acontecimientos que nos proponen vivir al mil por mil. Son muchas las personas que me consultan para explicarme sus anécdotas, porque si antes no reparaban en su valor, ahora el creciente interés que despierta el significado de las cosas, les lleva a hacerse muchas preguntas. Y ya sabemos que lo más importante no son las respuestas, sino el mecanismo que nos lleva a interrogarnos, a buscar el “para qué”, porque cuando preguntamos, el universo siempre responde.
La sincronicidad se observa cuando dos hechos análogos o de una misma naturaleza ocurren simultáneamente, y solemos decir que son fruto del azar. Todos tenemos un rosario de experiencias coincidentes. Pensar en un amigo que no vemos desde hace meses y a las pocas horas nos llama por teléfono, buscar un libro, una música o una dirección determinada que no conseguimos encontrar y seguidamente alguien nos los facilita, tener ganas de poseer tal o cual cosa, y nos la regalan, son hechos más que coincidentes, son sincronicidades porqué tienen un significado para el observador.
Cómo se manifiesta la sincronicidad
El psicoanalista Carl Jung fue el que definió la hipótesis de la sincronicidad como una concordancia existente entre dos hechos que ocurren simultáneamente y que se relacionan mediante un azar creativo cargado de sentido para el observador. Según Jung, el estudio de la filosofía oriental, el Tao y el Vedanta, así como su interés por la telepatía y la clarividencia le indujeron a investigar estos fenómenos, llegando a la conclusión de que existe una íntima conexión entre el individuo y su entorno y que en determinados momentos esta conexión ejerce una atracción que acaba creando circunstancias coincidentes y estas tienen un valor específico para la persona que las vive. Kammener, biólogo austriaco de principios del siglo pasado, también estudió el misterio de las coincidencias desde el ángulo de la serialidad, o ley de las series, afirmando que la repetición es un factor que tiende a provocar la experiencia sincrónica. Se convenció de que existe un principio universal por el cual una fuerza de atracción similar a la de la gravedad tiende a atraer hacia la unidad lo que le es afín o similar. Por lo tanto cada hecho significativo tenderá a atraer otros hechos similares. Por otra parte, la sincronicidad se manifiesta curiosamente en momentos en los que nuestra psique está más receptiva a los acontecimientos que pueden incidir en nuestro comportamiento. Por ejemplo, cuando nos sentimos emocionalmente afectados o prestamos una atención especial a una situación determinada en nuestra vida, sea de placer o de dolor, nuestra percepción se agudiza y nuestros sentidos se muestran mucho más sensibles a todo lo que nos rodea. Siempre que vivamos una sincronicidad es necesario analizarla a fondo porque seguro que contiene un mensaje importante para nosotros. Por lo tanto, la sincronicidad se beneficia de nuestra actitud intuitiva y nuestra atención. Cuanto más atentos estemos a lo que vivimos y cómo lo vivimos, esas secuencias sincrónicas más se repetirán.
La sincronicidad y la ciencia
La historia de la ciencia cuenta con un amplio muestrario de cómo las circunstancias sincrónicas han podido influir en un hallazgo determinado. Desde el descubrimiento de la vitamina B, a la pila eléctrica, la nitroglicerina, los rayos X, la vacuna de la polio, la aspirina, la sacarina, e incluso la ley de la gravedad, la sincronicidad ha jugado un papel muy importante.
Einsten dijo que el mundo que hemos creado es el producto de nuestra forma de pensar y que es una locura creer que nuestro entorno puede estar sujeto a los cambios sin que cambien nuestros modelos mentales.
David Scheimdler, Dr. En Física y bilogía determina que los fenómenos tales como la sincronicidad o la premonición o telepatía podrían surgir de un pliegue dimensional en el que pasado, presente y futuro se solapan.
David Peat, físico y filósofo dice que la sincronicidad responde a la necesidad de la mente de construir un puente entre el mundo interior y el mundo exterior, el mundo de la psique y el mundo de la materia y que esta es la forma en que se interconectan las experiencias entre sí.
Rupert Sheldrake, biólogo y autor de la teoría de los campos mórficos de conciencia, expresa que la memoria del universo se transmite de generación en generación y de especie en especie como si se tratara de unas redes invisibles de energía mental que transmiten la información y ha estudiado desde esta óptica el fenómeno de la sincronicidad. En su opinión la sincronicidad se debe a lo que él llama el sistema de pseudopos intencionales, es decir prolongaciones de intenciones, ideas y pensamientos que manifiestan o proyectan información. Es como un cúmulo de energía psíquica que tiene la capacidad de influenciar o de interaccionar unos acontecimientos con otros que van a ocurrir. Pensar en una persona que no hemos visto desde hace tiempo y al poco rato encontrárnosla se debe según Sheldrake, a que la intención de la persona en quien hemos pensado llega hasta nosotros y se manifiesta en nuestro propio pensamiento.
Sheldrake lo llama también el séptimo sentido, que engloba también las experiencias de premonición, telepatía o precognición y clarividencia. Sus investigaciones, coincidentes con las de otros científicos, llegan a la conclusión de que cada una de nuestras intenciones ejerce una influencia determinada en las intenciones de otras personas con las cuales puede existir o no una relación causa-efecto.
Stephen Hawking, conocido astrofísico afirma que el universo se estructura en diez u once dimensiones y que es posible que algunos sistemas espacio-temporales independientes del nuestro puedan interactuar con nuestra propia dimensión y provocar algunos de estos fenómenos sincrónicos.
Para la física cuántica las experiencias como la telepatía o la sincronicidad tienen su fundamento en el modelo cuántico: la conciencia del observador tiene un papel determinante porque es capaz de alterar o modificar lo observado, creando así un nexo de unión entre el sujeto y el objeto.
El famoso médico endocrinólogo y fundador de la Asociación de Medicina Ayurvédica en California, Deepak Chopra dice que las sincronicidades son como pequeños milagros que forman parte de nuestro sincrodestino desde el cual podemos actuar de manera consciente dirigiendo nuestros impulsos y transformando nuestra realidad cotidiana. Por lo tanto tomar conciencia del valor de las coincidencias no casuales del destino nos ayuda a comprender y a aprovechar mucho más a fondo las experiencias de la vida.
Diferentes aspectos de una sincronicidad
Como vemos la sincronicidad es parte activa del estudio científico que trata de comprender el por qué de estos hechos. No obstante no todas las sincronicidades son de la misma naturaleza, algunas en apariencia parecen tener más significado que otras, aunque según los expertos ninguna carece de un sentido último.
Existen varias categorías de sincronicidad:
- Una coincidencia que se establece entre el pensamiento de una persona y uno o varios elementos externos simultáneos que ocurren en este mismo momento.
Ejemplo: Un caso observado y relatado por Jung explica que una de sus pacientes le estaba relatando un sueño en el que había visto como un escarabajo apostado en la ventana de su casa, trataba de entrar. En el preciso momento en que la paciente se lo cuenta, el psicoanalista observa en la ventana de su consulta como un escarabajo repiquetea en la ventana con la intención de entrar. - Una coincidencia que se establece entre el pensamiento de una persona y uno o varios elementos exteriores lejos del campo de percepción de la persona y que pueden ser comprobados más tarde.
Ejemplo: pienso en que necesito papel para la impresora y pocas horas después me traen un paquete de papel para impresora sin que haya verbalizado la petición. Es una sincronicidad telepática. (situación que me ha ocurrido muchas veces en mi vida). - Una coincidencia entre un hecho y otro hecho que ocurre de forma simultánea que si bien no guarda relación, adquieren significado para la persona que lo vive.
Ejemplo: Estoy dudando de si irme de vacaciones a un lugar u otro. Finalmente me decido por uno. En este preciso momento me llaman por teléfono y al descolgar me dicen, “perdón me he equivocado”. Atenta a la “casual” llamada, pienso que puede tratarse de un indicio, me estoy equivocando en la opción escogida y opto por cambiar, días más tarde compruebo que en el pueblo donde había pensado ir se ha declarado un epidemia de gastroenteritis.
También hay otras clases de sincronía, como despertarse justo antes de que suene la alarma del despertador, tanto en el caso de una hora fija, como de un horario diferente. Hay personas que no necesitan despertador, programan la hora en que desean despertarse y se establece una especie de relación sincrónica entre la alarma y su nivel de vigilia, con un máximo de error de 3 a 5 minutos. Puede ser debido al reloj biológico que hace que al despertar cada día a la misma hora. Sin embargo diversos experimentos han dejado claro que algunas personas pueden despertarse a horas alternativas sin necesidad de alarmas.
El caso de la madre que se anticipa al llanto de su hijo y se despierta unos segundos antes de que el niño empiece a sollozar podría ser un ejemplo perfecto de cómo funciona el sistema de sincronicidad entre personas unidas, lo que Sheldrake llama el séptimo sentido.
Las sincronicidades también pueden ser predictivas. Un buen ejemplo es la del caso de una alumna que prestó una inusual atención durante una clase en que su profesor explicaba los detalles e indicios que preceden un desastre como un tsunami, un mes antes de que ocurriera el desastre en Indonesia. Recordar esos detalles que actuaban de forma sincrónica en aquel momento fue determinante para convencer a su familia de que algo estaba pasando y que existía un peligro real. Así salvó la vida de sus padres.
Son numerosas las experiencias de sincronicidad que pueden ocurrirnos a lo largo del día. Lo cierto es que la probabilidad de que se produzcan acontecimientos improbables es mucho más elevada de lo que pensamos. En un grupo de veintitrés personas reunidas al azar, hay una probabilidad del cincuenta por ciento de que al menos dos de ellas celebren su cumpleaños el mismo día.
Aunque no nos es posible predecir cuándo ni cómo nos ocurrirán estas circunstancias, podemos mostrarnos receptivos, porque la atención acaba creando la intención atrayendo un campo de interacción. Nuestra estructura biológica y nuestra psique está en permanente estado de alerta a lo largo del día, pero estas manifestaciones normalmente pasan desapercibidas porque las hemos asumido de forma automática. Recordemos que tenemos el piloto automático en función “inconsciente” en el 95% de los casos.
Nuestras intenciones ejercen una influencia sobre el acontecer y el orden de probabilidades de las personas con las que nos relacionamos directa e indirectamente. Hay quien gracias a la observación y al análisis de las sincronicidades que les suceden, son capaces de anticipar o predecir con suma precisión algunas experiencias futuras. Los recientes estudios sobre el cerebro nos dicen que nuestras neuronas están en alerta y sabiendo lo que vamos a decidir, siete segundos antes de tomar la decisión consciente.
Cómo analizar, valorar y aprovechar las sincronicidades
Para poder valorar y comprender las circunstancias sincrónicas que nos suceden podemos seguir un protocolo de análisis que resumimos en 6 puntos básicos:
La manifestación: cuándo y cómo sucede la sincronicidad
- La condición, estado de alerta receptiva, intuición
- La causa, el por qué sucede
- El propósito de la sincronicidad
- El efecto que nos produce la sincronicidad
- El significado y la conclusión
La manifestación: cuándo y cómo sucede la sincronicidad
- Se trata de apuntar todos los detalles del cuándo y del cómo ha sucedido la sincronicidad, el lugar y el momento del día, los personajes, la ambientación.
- La condición, estado de alerta receptiva, intuición
Qué condiciones se establecían; el estado de ánimo; la forma de vivir la sincronicidad; las intuiciones que tenemos al respecto;
Si se trata de una persona, que representa en nuestra vida, en el presente, en el pasado o en el futuro, Si se trata de un objeto, que simboliza, que utilidad le damos, que importancia tiene en nuestra vida en relación a lo que somos y hacemos. - La causa, el por qué sucede
Analizar la causa, que ha podido causarla, la naturaleza de los acontecimientos que rodean nuestra vida en el momento de vivir la sincronicidad. - El propósito de la sincronicidad
Cuál es el mensaje, qué trata de decirnos, qué clase de información puede aportarnos, por simple que sea, existe. - El efecto que nos produce la sincronicidad
Qué sensaciones, percepciones y asociación de ideas nos llega de forma espontánea. Cuanta más atención prestamos a un hecho, más se atenúa su significado, ya que la atención activa el campo de percepción. Qué efectos nos ha producido, sorpresa, disgusto, placer, comprensión, etc… - El significado y la conclusión
Posiblemente ya estemos en disposición de exponer unos argumentos válidos que contienen un significado importante, es conveniente manifestarlos de viva voz y apuntarlos en una libreta.
Anécdotas curiosas y famosas de sincronicidades
“No se toca una flor sin molestar una estrella” (James Thomson, poeta)
Jung dijo que el azar nos proporciona lo que necesitamos. Uno de sus pacientes murió de manera repentina. Pocos días antes la mujer del paciente había estado en la consulta del psicoanalista para expresarle su preocupación, temía la muerte de su esposo porque una bandada de pájaros se había posado sobre el alféizar de la ventana. Este era un hecho que se había dado justo antes de la muerte de su padre y de su abuelo, por lo que esa mujer había llegado a la conclusión de que cuando una bandada de pájaros se posaba en su ventana, alguien cercano se moriría. Jung analizó el caso y sus conclusiones fueron que si bien estos sucesos sincrónicos se daban en la mente de la mujer que relacionaba unos hechos con otros, para él era obvio que en el universo hay una trama densa y compleja de relaciones entre todos los elementos que lo componen y que se manifiestan a cada persona susceptible de comprender su significado a través de la sincronicidad.
La escritora norteamericana Judy Wax que iba de gira en promoción de uno de sus libros tomó el vuelo 191 de American Airlines, un DC-10 con despegue en Los Ángeles y aterrizaje en Chicago. El avión no llegó a su destino y se estrelló. No hubo supervivientes. El libro que promocionaba era Starting in the Middle. En la página 191 de este mismo libro la autora declaraba su miedo a volar. Otra de las casualidades era que la edición de la revista Chicago de la semana anterior a su muerte incluía una entrevista y una foto de la misma Judy Wax en la página 191. En la contra página aparecía un anuncio del vuelo 191 de American Airlines a bordo del DC-10. Esta sincronicidad queda dramáticamente registrada para la posteridad, ya que colocando la hoja al trasluz podía verse la foto de Judy Wax, superpuesta al anuncio del avión en el que encontró la muerte.
Alfred Nobel fue el inventor de la dinamita y al final de su vida, este científico sufría de angina de pecho y seguía un tratamiento con nitroglicerina. Antes de morir, Nobel escribía en una carta las siguientes palabras: “Qué ironía la del destino que me hayan prescrito a mi tomar nitroglicerina por vía interna”.
Abraham Lincoln estaba convencido del fenómeno de las sincronicidades. Explica que siendo hijo de un granjero, un hecho determinó su destino. Viviendo en Illinois un vendedor ambulante se le acercó proponiéndole la compra de un viejo barril y algunos enseres a cambio de un dólar. Lincoln no necesitaba nada de aquello, pero por ayudarle compró aquellos trastos viejos. Dentro del barril descubrió un lote de libros viejos de derecho. Dice que fue aquella experiencia la que le incitó a estudiar y lo que le llevó después a convertirse en el hombre célebre que fue. De hecho su vida y su muerte también guardan un extraño paralelismo sincrónico con otro hombre de estado famoso, Kennedy.
- Lincoln es elegido en 1860, Kennedy en 1960.
- Los dos son asesinados en presencia de sus esposas de un disparo en la cabeza.
- A Lincoln le sucede Andrew Johnson demócrata del sur nacido en 1808 y muerto diez años después de Lincoln.
- A Kennedy le sucede Lyndon Johnson, demócrata del sur nacido en 1908 y muerto diez años después de Kennedy.
- Los asesinos de ambos presidentes murieron antes de ser juzgados, uno en 1839, el otro en 1939.
- Las esposas de ambos presidentes perdieron un hijo durante su estancia en la Casa Blanca.
- Un colaborador de Lincoln se llamaba Kennedy
- Un colaborador de Kennedy se llamaba Lincoln
- La secretaria de Lincoln le pide a éste que no vaya al teatro aquella noche.
- La secretaria de Kennedy le pide a éste que no vaya a Dallas aquel día.
- John Wilkes Booth dispara a Lincoln desde el teatro y se refugia en un almacén
- Lee Harvey Oswald dispara a Kennedy desde un almacén y se refugia en un cine.
- Los nombres de los presidentes tienen 7 letras cada uno
- Los nombres de sus sucesores 13 letras cada uno
- Los nombres de sus asesinos 15 letras cada uno
- El coche donde murió Kennedy era de la marca Lincoln, fabricado por Ford.
- Un año antes de la muerte de Lincoln, Edwin Booth, hermano del asesino Wilkes Booth, salvó de la muerte al hijo del presidente Lincoln.
El actor Brandon Lee, hijo de Bruce Lee muere de una hemorragia interna durante el rodaje de una película a causa del tiro de un revolver que contenía una bala real en vez de una de fogueo. Curiosamente su padre, 20 años antes murió de una hemorragia cerebral durante el rodaje de la película "El juego de la muerte", en la que en la ficción moría a consecuencia de una bala real colocada en un revolver que debía llevar balas de fogueo.
A Anthony Hopkins le propusieron rodar una película basada en la novela de George Feifer, "La chica de petrovka". Hopkins para documentarse decidió comprar la novela. No pudo encontrarla en ningún sitio. Unos días después, sentado en un banco del metro, en el asiento contiguo habían abandonado un ejemplar de "La chica de petrovka" con numerosas anotaciones en los márgenes. Dos años más tarde al rodar la película le presentan al Sr. Feifer, que curiosamente le comenta que dos años atrás perdió en el metro un ejemplar de su libro. Hopkins muy asombrado le pudo devolver el libro a su dueño.
El amigo de un jugador de los Harlem Globetrotters se hospeda en el Hotel Savoy, en Londres. Al abrir un cajón del armario para guardar su ropa descubre con gran sorpresa que contiene unos objetos personales propiedad del jugador. Dos días después recibe una llamada del jugador en que le dice que le ha sucedido algo increíble, que al abrir un cajón de su mesita de noche en la habitación del hotel en Paris, descubre una corbata que llevaba su nombre. Era una habitación en la que el amigo del jugador había estado unos meses antes.
Estas anécdotas sincrónicas nos ocurren muchas veces en nuestra vida. La coincidencia de hechos ya la relatan los clásicos griegos como Homero. Para él los hechos sincrónicos son mensajes de los Dioses a los mortales, ya que en Grecia las coincidencias se consideraban presagios divinos de carácter simbólico, lo que dio lugar a la aparición de numerosas mancias adivinatorias.
Pitágoras en su tratado del concepto de la armonía de las esferas explica la concordancia y simpatía de las cosas entre sí en su atracción coincidente, idea recogida también por Heráclito, Hipócrates y más tarde por Plotinio.
Poner conciencia a los procesos sincrónicos es ensanchar nuestra visión de las experiencias, darle más sentido a nuestra vida, anticiparnos o poder prever y prevenir ciertos acontecimientos. Hacer que nuestra atención esté en alerta, convirtiendo nuestra vida en una sinfonía, en la que el director de orquesta somos nosotros.
Os invito a reflexionar acerca de vuestras sincronicidades y, si os apetece, a expresarlas con vuestras conclusiones, siempre nos puede servir de referencia para aprender.
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