Cada vez se cuentan en mayor cantidad los agnósticos, ateos, laicos o gente que no profesa ninguna religión en particular. Muchas de estas personas se creen a salvo de la adoración, la fe y otros comportamientos irracionales y muy interiorizados que se estimulan en las religiones.
Lo que no saben estas personas es que los Dioses nunca mueren, sino que se renuevan, y a lo largo de los siglos siempre aparecen esas divinidades a las que ofrecer nuestros sacrificios, nuestros pensamientos y nuestra voluntad. Por ellos se dilapida tiempo y dinero, por ellos a veces se crean conflictos
No hace falta pertenecer a una religión para adorar a los Dioses, ni tampoco tienen que presentarse en sus formas más habituales. Los dioses nunca mueren, sólo cambian, como los que ahora os voy a presentar. Y descubriréis que más de uno de ellos se encuentra en vuestro Olimpo particular…
No hay comentarios:
Publicar un comentario