Como los lectores ya sabrán, estas últimas horas, Rusia se ha visto golpeada de nuevo por un suceso violento y doloroso: el accidente de un avión Tupolev 154 en el Mar Negro, en el que han fallecido 92 personas, entre ellas el mítico Coro del Ejército Rojo, periodistas y una activista humanitaria rusa, llamada Yelizaveta Glinka, aparte de la tripulación.
A estas horas, las autoridades rusas apuntan a que las causas del accidente podrían ser un incidente técnico o un fallo humano.
A pesar de que ambas posibles causas son posibles, también se antojan un tanto extrañas
: el avión Tu-154, a pesar de su antigüedad, había sido revisado minuciosamente y no tenía ningún problema para volar; los pilotos tenían una amplia experiencia, que no apuntaría precisamente a que pudieran cometer errores; además, el avión era militar y transportaba a un colectivo altamente simbólico para Rusia, como es el Coro del Ejército Rojo, una institución de primera línea en el país eslavo.
Añadamos a ello, que el avión se estrelló pocos minutos después de despegar del aeropuerto de Sochi y que no envió ninguna señal de socorro.
Todo ello pues, apuntaría a que el origen del posible “problema técnico”, se habría originado en el aeropuerto de Sochi, donde la aeronave hizo escala en su viaje desde Moscú, hacia el aeródromo de Jmemim, en Siria, donde los músicos debían realizar un concierto para sus tropas.
La cuestión es que, de momento, el Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB), ha subrayado que no hay ninguna evidencia de ataque terrorista.
Esta es la versión oficial en estos momentos: no parece un ataque terrorista.
No obstante, hay varios indicios que nos “invitan a estar abiertos a otras posibilidades”…
1-EXTRAÑA DESAPARICIÓN: resulta bastante extraño que el avión desapareciera de los radares de repente, lo que ha llevado a algunas personas a sospechar que las auténticas causas de la desaparición, se deben a un atentado.
De acuerdo a las declaraciones del piloto instructor Andrei Krasnoperov, recogidas por medios rusos, ningún fallo técnico podía haber provocado una desaparición tan rápida de los radares de un avión como ocurrió ayer.
En su opinión, sólo una explosión y la pérdida de grandes fragmentos de fuselaje pueden hacer desaparecer a un avión de los sistemas de control en tan poco tiempo. Krasnoperov explica que, de lo contrario, los pilotos tendrían tiempo para emitir una señal de socorro, para eso, subraya, necesitarían únicamente unos segundos para apretar un botón.
Algunos expertos han señalado las similitudes entre el accidente del Tu-154 y el del Airbus 321-231 que en octubre de 2015 se siniestró en la península del Sinaí.
En aquella ocasión los terroristas colocaron una bomba en la cola del aparato, entre las maletas. Unos 20 minutos tras el despegue el avión explotó y se desplomó desde las alturas.
En esta ocasión la tragedia tuvo lugar siete minutos después del despegue.
“Las condiciones meteorológicas eran favorabes. Si hubiera habido cualquier problema con el aparato, con los motores, simplemente podía haberse dado la vuelta y volver al aeropuerto. Aquí el avión se desplomó, como si algo hubiera explotado. Como norma, normalmente es la cola del aparato lo que se desploma”, comentó el instructor de vuelo Andréi Krasnoperov a Kommersant FM.
En cualquier otra situación el piloto podría haber informado a la torre de control de los problemas y emitir una señal, sin embargo, esto no ocurrió.
“Lo que significa que ocurrió algo inesperado siete minutos después del despegue. No puedo culpar a la tripulación y cuando hay un problema técnico, rara vez es tan repentino […] Han encontrado incluso un hombre herido por los escombros que cayeron. Esto muestra que los fragmentos se dispersaron a medida que caían, lo que sugiere que pudo explotar en el aire”, añadió el piloto.
Coincidió con él el ex piloto ruso y experto en seguridad de vuelos Alexander Romanov. Según él, alguien pudo «colocar algo» en el trirreactor cuando éste aterrizó para repostar combustible en Sochi antes de viajar a Latakia. El Tu-154 había salido del aeropuerto militar de Chkalovki, en las afueras de Moscú, donde rigen severas medidas de seguridad, pero durante las escalas, según Romanov, cerca del aparato siempre «hay mucha gente», que será interrogada ahora por los servicios de seguridad rusos.
Otra opción hablaría de un posible secuestro de la aeronave, según el ex -jefe del Centro unificado del tráfico aéreo, Vitaly Andreev.
“Después del despegue, y un vuelo corto de dos minutos, el avión desapareció de los radares y no transmitió una señal, que pueda indicar que había sucedido una emergencia: o influencia externa en la máquina, o un encuentro con un obstáculo, que practicamente no habia podido ser”.
De acuerdo con Andreev, el avión Tu-154 es muy seguro. Especialista con 47 años de experiencia, dice que ha habido casos en la práctica, cuando el Tu-154 se aterrizaba incluso en caso del fracaso de sus tres motores. Estaba seguro de que la versión, que dice sobre los problemas a bordo (timones de desequilibrio o desviación de la trayectoria de vuelo) no podían impedir a la tripulación a transmitir una señal de socorro a la tierra.
“Entonces, sucedió algo extremo, incluso la captura de la nave”, — dijo, y agregó que las razones de la caida de la avion ayudará a establecer la grabadora de datos del vuelo.
No obstante, de momento toda la información sobre las causas de la tragedia en el Mar Negro son sólo conjeturas.
2-LA FECHA: resulta extrañamente simbólico, que el accidente del avión con el Coro del ejército Rojo, se produzca, EXACTAMENTE, el día en que se conmemora el 25 aniversario de la caída de la URSS.
Exactamente el 25 de diciembre de 1991, el entonces presidente ruso Mijail Gorbachov renunciaba a la presidencia, y la bandera roja con la hoz y el martillo era remplazada en el Kremlin por la tricolor de la Federación Rusa.
Pues bien, a modo de grotesca “ironía del destino”, 25 años después, ese día exacto, se estrella el avión con el Coro del Ejército Rojo en su interior…¿no es mucha casualidad?
3-EL SIMBOLISMO: El Coro del Ejército Rojo es una institución rusa de primer nivel, una curiosa mezcla simbólica del poderío militar que la convierte en potencia y de su potente cultura, expresada en una alta calidad musical.
Golpear al Coro del Ejército Rojo, representaría un golpe directo al corazón de Rusia a nivel simbólico, una forma especialmente dolorosa de castigar a los rusos si alguien quisiera hacerles daño o provocar algún tipo de respuesta.
Y también representaría el fin de una época (la época soviética y su transición posterior) y el inicio de una nueva.
4-EL MOMENTO: también resulta muy llamativo, que este “doloroso” accidente se produzca apenas una semana después del asesinato del embajador ruso en Turquía, Andréi Kárlov.
Aunque oficialmente no hay ninguna relación entre ambos hechos, llama poderosamente la atención que ambos sucesos, impactantes para la sociedad rusa, se produzcan con tan poca diferencia temporal.
Aunque oficialmente no hay ninguna relación entre ambos hechos, llama poderosamente la atención que ambos sucesos, impactantes para la sociedad rusa, se produzcan con tan poca diferencia temporal.
Todo ello, nos lleva a preguntarnos si no existen extrañas relaciones entre la cantidad de sucesos que estamos viendo estos últimos días: el asesinato del embajador Kárlov, el atentado de Berlin y el accidente del avión Tu-154 y si estos 3 sucesos, tienen relación con la conquista de Alepo por parte del ejército Sirio o la Resolución de la ONU contra los asentamientos ilegales israelíes.
Y en el caso hipotético de que realmente el accidente del Tu-154 se debiera a un atentado, la pregunta que nos hacemos es: ¿por qué razón las autoridades rusas descartan inicialmente tal posibilidad?
Ante esta pregunta, solo se nos ocurren 3 respuestas:
1-Las autoridades rusas aún no han descubierto que ha sido un atentado.
2-Realmente las autoridades rusas saben que han sido víctimas de un atentado y saben quién está detrás y lo ocultan…porque detrás hay una gran potencia o un país importante concreto y hacer pública la autoria del atentado sería tanto como un “casus belli”, es decir, les abocaría a una guerra que no desean comenzar.
3-Están jugando con el tiempo y esperando el momento adecuado (o el método adecuado) para revelar la verdad y dar un golpe de efecto.
Pero volvamos a los 3 sucesos impactantes que podrían estar relacionados: el asesinato del embajador Kárlov, el accidente del Tu-154 y el ataque al mercado navideño de Berlin.
De momento, la versión oficial sobre los 3 sucesos, el accidente del avión nos dice lo siguiente…
LA VERSIÓN OFICIAL
-El asesinato del embajador Kárlov fue perpetrado por un seguidor de Fetulá Gülen.
-El ataque con camión contra el mercado navideño de Berlin, fue perpetrado el mismo día por un elemento radicalizado de Estado Islámico.
-El accidente del Tu-154 con el Coro del Ejército Rojo, fue un accidente, debido a fallo técnico o humano.
¿Es verdad toda la versión oficial en conjunto? ¿Solo lo es una parte? ¿No hay nada que sea verdad?
Ya hemos expresado nuestras dudas en anteriores artículos sobre la extrema rapidez con que las autoridades turcas descubrieron el presunto vínculo del asesino del embajador con el movimiento de Gülen y la inexplicable baja protección que tuvo el embajador Kárlov, achacable a Rusia, pero especialmente a Turquía.
También encontramos muy extraño, que horas después del asesinato del embajador, se produjera el ataque en Berlin, sin ninguna relación aparente con el anterior, pero con un efecto claro: tapar en la opinión pública los efectos del asesinato del embajador.
Y acabamos de exponer nuestras dudas sobre el asunto del avión Tu-154.
Creemos que en estos momentos, hay una gran cantidad de gente que también recela de las versiones oficiales, intuye una relación entre todos estos sucesos y sospecha que no nos están diciendo la verdad sobre las causas reales de ninguno de ellos.
A estas alturas y ante el bloqueo informativo al que estamos sometidos, solo podemos esbozar hipótesis y esperar a que aparezcan nuevas pistas e indicios que nos ayuden a dilucidar lo que nos están ocultando.
Invitamos a los lectores a que hagan regularmente este ejercicio, consistente en imaginar posibilidades y esbozar teorías sobre lo que sucede a su alrededor. Háganse preguntas, piensen, dibujen posibilidades. Intercambien sus teorías y puntos de vista, aunque parezcan descabellados, con los demás.
Nosotros, de momento, dibujamos un par de hipótesis de las muchas que podríamos esbozar, para intentar dilucidar qué se oculta tras este conjunto de extraños e impactantes sucesos…
HIPÓTESIS 1: VENGANZA O PROVOCACIÓN
Una de las primeras teorías que hemos encontrado pululando por las redes, apuntaría a una posible venganza o una provocación contra Rusia y contra Putin, por parte de una facción dentro del gobierno de EEUU, rabiosa por haberse visto superada y humillada por Putin en el conflicto sirio.
Según estas teorías, esta facción del “partido de la guerra”, apoyada por Hillary Clinton y por Obama, habría realizado los ataques contra el embajador Kárlov y contra el avión Tu-154, por dos posibles razones:
A-Como represalia por lo sucedido en Siria
B-Como provocación para provocar una respuesta de Rusia que justifique un contraataque.
La opción A, rebajaría el nivel de la política internacional al de la “reyerta gitana”, en la cual los gobiernos se vengarían los unos de los otros por cuestiones de honor, sin importarles las consecuencias de sus actos.
Por otro lado, tanto la opción A como la B, no parecerían opciones demasiado prácticas, teniendo en cuenta que en apenas 25 días, EEUU tendrá una nueva administración con la llegada de Trump. ¿De qué le serviría entonces a la administración saliente provocar a Rusia, si en lo relativo a Putin, Trump va a realizar un giro de 180 grados respecto a sus antecesores?
Rusia solo tiene que permanecer tranquila durante un mes, hasta que Trump llegue a la presidencia. Esperar que Putin, durante este mes, caerá en cualquier provocación y realizará algun movimiento de respuesta que eche al traste las futuras relaciones de Rusia con los EEUU de Trump, o con la Turquía de Erdogan (en el caso del asesinato del embajador Kárlov), es tanto como considerar a Putin un estupido.
Tendria sentido provocar a Rusia, si el futuro presidente de EEUU fuera precisamente Hillary Clinton; entonces sí podría esperarse una reacción rusa ante cualquier provocación, que permitiera a la administración Clinton y el “partido de la guerra” emprender acciones contra Rusia como represalia e iniciar algún tipo de conflicto.
Pero ha ganado Trump y ya ha superado las votaciones de los delegados. Además, cuenta con el respaldo explícito de las más altas élites.
Por lo tanto, visto desde este punto de vista, no tendría demasiado sentido que esta supuesta facción Clinton-Obama, esté detrás de los ataques a Rusia, a no ser que todo ello sea pura y llanamente una represalia sin más objetivo que vengarse.
Otra hipótesis que circula con insistencia, vincularía a los servicios secretos de Israel con el asesinato del embajador Kárlov en Ankara y el accidente del Tu-154, algo que empieza a insinuar la web Veterans Today (que por otro lado, culpa a Israel de todas las cosas que suceden en el Universo).
Según esta hipótesis, Israel habría matado al embajador Kárlov como venganza por la decisiva intervención rusa en Siria, que ha echado al traste los planes de Israel, que apoyó a Estado Islámico y a los rebeldes moderados de Al-Nusra.
Según VT, además, el atentado contra el avión Tu-154, lo habría realizado Israel como venganza adicional por el voto a favor de Rusia en la ONU, por una resolución que declara ilegales los asentamientos israelíes en territorio palestino.
No obstante, ¿qué beneficios sacaría Israel de meterle el dedo en el ojo al Oso Ruso?
Provocar la ira de un gigante como Rusia por una simple venganza, no parece una opción demasiado práctica, máxime cuando los rusos ya están afianzados en Oriente Medio y los EEUU de Trump no parecen tener la más mínima intención de echarlos de ahí.
Además, Trump se caracteriza por tener una buena relación con la Rusia de Putin y por ser un fiel aliado de los intereses de Israel.
De hecho, la resolución de la ONU contra los asentamientos de Israel, puede verse alterada en unos días, pues Trump ya ha prometido que cuando sea presidente, dicha resolución quedará en papel mojado y defenderá los intereses sionistas.
Por lo tanto, todo apunta a que la llegada de Trump “solucionará” los problemas de Israel con los asentamientos ilegales y además, servirá de lubricante con las relaciones tirantes que Israel pueda tener con Rusia.
Por lo tanto, ¿qué saca Israel de provocar a los rusos si en 20 días, con la nominación de Trump, todo habrá cambiado?
Como vemos, el factor Trump y su amistad con Rusia lo cambian todo y ponen en duda que estas posibles acciones de “ultima hora” de la administración saliente de EEUU, tengan demasiado sentido.
Recordemos que las buenas relaciones de Trump y Putin no se limitan a intercambios de elogios y piropos. en dicha relación se incluye la posibilidad de un inmenso negocio de explotación de petróleo en el ártico ruso por parte de Exxon, de ahí la nominación de Rex Tillerson como Secretario de Estado.
De todas formas, la posibilidad de que tras los atentados estén fuerzas de la OTAN o sus aliados, como Israel o las monarquías del golfo, es mucho más plausible que la que exponemos a continuación…
HIPÓTESIS 2: DETRÁS DE TODO ESTÁ EL PROPIO PUTIN
Por descontado, esta es la hipótesis aparentemente más descabellada de todas las posibles. Los indicios que apuntan en esta dirección son los más débiles y discutibles…a ojos de la mayoría.
No obstante, vale la pena dejar un espacio para verlo desde este punto de vista.
Como hemos indicado antes, no parece tener demasiado sentido que a 25 días de que cambie la administración en EEUU, los elementos de la vieja administración o del gobierno israelí, provoquen a Rusia. Putin solo tiene que esperar estos 25 días a que Trump sea presidente, sin mover ni un dedo ante cualquier provocación externa (a no ser que sea algo muy grande).
No obstante, sí podría interesarle aprovechar esta ventana, que se extiende entre las elecciones norteamericanas y la nominación oficial de Trump como presidente, para realizar una serie de maniobras en su propio interés, que se conviertan en hechos consumados cuando llegue su aliado Trump a la presidencia.
La jugada sería básicamente la siguiente: durante el tiempo que se extiende entre las elecciones de EEUU y la nominación final de la nueva administración norteamericana, Rusia aprovecharía el vacío de poder norteamericano para realizar un conjunto de atentados de falsa bandera, que le permitan iniciar una serie de maniobras de respuesta hacia la supuesta agresión por parte de la administración saliente de EEUU.
¿Y por qué realizarían estas operaciones concatenadas de falsa bandera en esta franja temporal tan corta?
Bien, pues porque si lo hubieran hecho antes de las elecciones norteamericanas, podrían haber ayudado indirectamente a Hillary Clinton y su retórica anti-rusa.
Por otro lado, estas operaciones de falsa bandera deben hacerse antes de que Trump sea presidente, para que Trump quede exonerado de toda responsabilidad. La culpa de todo lo que suceda, se le echa a la administración saliente y sobre ella recae el peso de la posible respuesta rusa. Al llegar a la presidencia, Trump solo tendrá que actuar con una política de hechos consumados, con el argumento de “miren que marrón me ha dejado a última hora la administración Obama”. Trump se “vería obligado” a negociar con unos rusos indignados y cargados de razones, ante las “imperdonables agresiones norteamericanas contra ellos”, lo que dejaría a Trump con pocas posibilidades de maniobra y a los rusos con todas las ventajas para conseguir lo que quisieran. Trump (el aliado de Putin), saldría reforzado ante su gente por arreglar un grave problema provocado por Obama, y Putin conseguiría lo que desea sin perjudicar a su aliado Trump.
¿Y qué es lo que buscaría conseguir rusia con estas operaciones de falsa bandera?
Pues es difícil saberlo a estas alturas. Pero uno de los principales objetivos, parece ser alejar a Turquía de la OTAN y situarla bajo la órbita rusa. Y en este aspecto, todo cuadra…
El primer atentado, el del embajador ruso, habría sido realizado en complicidad con la propia Turquía, para que fuera el primer paso o pretexto para una inminente separación de Turquía de la OTAN. Es una hipótesis que ya presentamos en anteriores artículos.
Sin embargo, el atentado al avión Tu-154, aún no apunta en ninguna dirección concreta, es decir, aún no sabemos qué beneficio posterior podría ofrecer, en el caso hipotético de que fuera una bandera falsa. Debemos esperar.
De hecho, lo relativo al posible atentado contra el avión Tu-154, nos llevaría de cabeza a un nuevo modelo de manipulación mediática 2.0, de la que, por lo visto, Rusia sería la maestra absoluta.
Si se fijan, en las primeras horas, las autoridades rusas han negado toda posibilidad de que la caída del Tu-154, se deba a un atentado. Esa es la versión oficial, ofrecida públicamente por los grandes medios y cuyo discurso está controlado por las autoridades.
Si se fijan, en las primeras horas, las autoridades rusas han negado toda posibilidad de que la caída del Tu-154, se deba a un atentado. Esa es la versión oficial, ofrecida públicamente por los grandes medios y cuyo discurso está controlado por las autoridades.
No obstante, las sospechas crecen en un segundo nivel, especialmente dirigido por los “medios alternativos”. Pronto, dichos medios podrían empezar a filtrar supuestas informaciones ocultas que realmente apuntaran a un atentado o un ataque, con responsabilidad directa o indirecta de EEUU (por ejemplo), a la vez que las autoridades rusas se muestran reacias a aceptarlo.
En contra de lo que parece, esta “ocultación de la verdad”, podría tener un efecto multiplicador sobre la sensación de indignación de la opinión popular rusa y cargar de razones al Kremlin para una posterior respuesta contundente contra los autores de la masacre aérea. Incluso podrían producirse manifestaciones en las calles rusas, pidiendo al gobierno que revele la verdad que está ocultando.
Putin quedaría inicialmente como un mentiroso, por ocultar la responsabilidad de una potencia extranjera en la caída del avión; pero cuando se revelara finalmente la verdad, Putin quedaría a ojos de su pueblo y del mundo entero como un líder responsable, un pacifista que rodeado de psicópatas, trató de ocultar un “casus belli” perpetrado por una potencia enemiga, para no llevar al mundo a una guerra. Ello le cargaría de razones para conseguir sus objetivos, a la vez que le convertiría definitivamente en el nuevo líder mundial (auspiciado por su amiguito Kissinger).
Pero para que esto sea así, haría falta un tercer atentado…un detonador final, que provocara una oleada de indignación justificada en Rusia y que bien podría producirse durante las navidades ortodoxas (la navidad ortodoxa es el 7 de enero), pocos días antes de la investidura de Trump.
Evidentemente, todo lo relativo a la segunda hipótesis, tiene mucho de retorcido y probablemente, la mayoría de los lectores la descartarán de plano.
No obstante, aunque les parezca un disparate, dejen un espacio abierto a ella y no la descarten del todo. Y evidentemente, esperamos que desarrollen ustedes sus propias hipótesis y críticas y las dejen en el espacio de comentarios.
Las próximas semanas, nos permitirán discernir hasta qué punto algunas de estas hipótesis seguían el rastro o no…
Fuente: El Robot Pescador
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