El caso de hoy nos ilustra hasta dónde el ser humano está dispuesto a ir cuando tiene dinero, y luego, el dinero y el poder, se convierte en círculo vicioso de algo peor.
Me refiero a la sinfonía que ameniza y garantiza incluso el mismo poder, me refiero a grandes fiestas con un ejército de mujeres esclavizadas ya para ser transportadas y servir de diversión pero sobre todo de moneda de cambio, cierre de negocios y generosidad de los poderosos para seguir dentro y proteger el círculo de poder.
Quien no conozca a Jeffrey Epstein ni a Donald Trump no es nadie, se afirmaba por ahí a finales de los noventa para referirse que si uno no tiene esas conexiones, uno no existe en la cúpula del poder.
El problema es que Epstein es uno de los acusados con más casos de abuso y tráfico sexual en la historia de Estados Unidos, y que todo indica que su fortuna la consiguió a base de conexiones de altos mandatarios que desembocaban en fiestas y mercancía sexual, sobre todo de niñas, de menores de edad.
El caso que hoy enfrenta Estados Unidos con Epstein exhibe la cloaca que hay detrás del poder. Al investigar para hacer el programa de Detrás de la Razón, me sorprende que no solo los nombre de Trump o Bill Clinton aparezcan relacionados con este sujeto que se dedicó a hacer un ejército de mujeres para tener un imperio de niñas, ni que haya comprado una isla del amor en el Caribe para realizar ahí sus actos de placer, no, me sorprende aún más que este señor Epstein esté ligado al sionismo, a la defensa del régimen de Israel.
El punto es que toda esta oscuridad esté relacionada de alguna forma con el régimen de Israel. El criminal sexual Epstein, porque fue declarado así por la justicia estadounidense, dirigía Wexter Foundation, una fundación dedicada a cultivar el liderazgo judío israelí que ha financiado figuras del régimen y militares israelíes.
En 2004, su firma pagó 2,3 millones de dólares a Ehud Barak, entonces primer ministro de Israel por una investigación que nunca ha salido a la luz. No solo eso, el súper abogado que Epstein usó para burlar la justicia en 2008 (acusado de un sin número de crímenes que le hubieran dado cárcel de por vida) es Alan Dershowitz, defensor de grandes casos criminales y defensor curiosamente del sionismo israelí, a tal grado que acusa a los palestinos de genocidio, y no se avergüenza del exterminio que los israelíes han hecho sobre la Franja de Gaza.
Este abogado además acusó a Irán de construir dos bombas atómicas, defendió al grupo terrorista Muyahidín Jalq (MKO) para que Estados Unidos los sacara de la lista negra, y le prometió al expresidente estadounidense Barack Obama, que su acuerdo nuclear con Teherán sería destruido.
El otro super abogado de Epstein defiende los crímenes de guerra de los que sea acusa a Blackwater en Irak, la firma de mercenarios estadounidenses más peligrosos del planeta. Y ya no le sigo. Solo con ver todo esto, y al ver que el mismo periódico Wall Street asegura que la mega fortuna que tiene Jeffrey Epstein la consiguió de manera opaca.
Es necesario preguntar: ¿Podemos pensar que el dinero de Wall Street y de todas las inversiones en el mundo y en la mayoría de Gobiernos puede estar sucio no solo con la venta de armas, la generación de guerras e insurgencias, sino de venta sexual de menores?
En Detrás de la Razón, nosotros preguntamos, los analistas contestan y usted en su casa concluye. Y si la realidad hace lo que quiere, entonces nosotros volveremos a preguntar. Lo importante es detectar las aristas que no nos dicen.
El análisis, las preguntas y respuestas a las diez treinta de la noche, desde los estudios de Teherán; Londres, siete y Madrid, ocho de la noche; México, Colombia y Chicago a la una de la tarde.
Por: Roberto de la Madrid.
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