El Movimiento de Regeneración Política de España, es un MOVIMIENTO SOCIAL constituido como Asociación sin ánimo de lucro, creado por Aitor Guisasola a partir de su canal de Youtube “Un abogado contra la demagogia”, que busca lograr una serie de cambios políticos y legales en España, con el fin de acabar con el actual sistema de partidos políticos, una democracia secuestrada por los partidos políticos y los políticos, que no tienen que demostrar ningún mérito ni capacidad para llegar a sus puestos salvo “trepar” en el aparato del partido, y donde los ciudadanos sólo pueden votar en la urnas cuando se los convoca, pero sin ningún poder real y efectivo en las decisiones relevantes del país.
Proponemos sustituir la actual sistema de partidos políticos que ha demostrado ser un sistema corrupto e ineficaz por una democracia más real, más directa y participativa, con el poder en manos de los ciudadanos y no de los partidos políticos y donde los cargos públicos tengan que demostrar su mérito y capacidad para optar a ser elegidos, como deben demostrarlo hoy en España todos los demás funcionarios públicos, y donde los ciudadanos puedan desde proponer leyes o derogarlas, e incluso revocar su voto para destituir a los cargos electos que incumplan sus promesas electorales.
Creemos que los partidos políticos sólo buscan confrontarnos a los ciudadanos, y que ese es su modo de lograr votos y con ello, escaños y puestos políticos. Para ello usan las ideologías, los de derechas nos enfrentan a los “progres”. Los de izquierdas no enfrentan a los “fachas”. Los de derechas nacionalistas españoles a los independentistas, y estos enfrentan a su propia sociedad, como ocurre en Cataluña o en el País Vasco, y a parte de esta contra España. Pero algo hay en común e todos los partidos, buscan el enfrentamiento y la confrontación de los ciudadanos con el “otro”, el que piensa diferente, buscando en él incluso un enemigo, todo artificial , para lograr sus posiciones de poder. Los ciudadanos debemos estar unidos ante ellos y no entrar en su juego de la confrontación.
Cuestiones como la pertenencia a la Unión Europea, la existencia de Leyes de “género”, penas mucho más graves para los políticos corruptos, o los privilegios de los políticos, desde que el presidente tenga como ahora un sueldo vitalicio de 100.000 euros y 2 empleados , coche y oficina toda la vida, a la propia permanencia de la Monarquía, o el número de cargos políticos que deberían desaparecer en un país que tiene casi 400.000 políticos, o que los políticos sean los únicos funcionarios públicos que no tienen que someterse a ninguna oposición o demostrar ningún mérito ni capacidad, deberían ser consultadas a los ciudadanos y decididas por estos.
Defendemos los Diputados Provinciales, donde cada diputado sea elegido directamente por los ciudadanos, los cuales podrán revocar su mandato en caso de que este incumpla sus promesas. El Diputado se deberá entonces a sus votantes y no a un partido político y defenderá sus intereses y no los de un partido.
También defendemos la naturaleza y los animales, estando absolutamente en contra del maltrato animal y volcados absolutamente en la defensa del medio ambiente, ríos, mares, bosques y todo aquello que la naturaleza nos ha legado y que debemos dejar a nuestros descendientes en mejor estado del que nosotros lo hemos recibido, puesto que junto a una cultura del respeto por todos los seres humanos, incluso por los que piensan diferente, es el mayor legado que les podemos dejar.
Por último creemos en la igualdad real de hombres y mujeres, una igualdad que pasa por la lucha sin paliativos contra todo tipo de violencia, física o psicológica, pero con leyes iguales para todas las personas, sin diferencias en función del sexo. Buscamos la igualdad de todas las personas ante la Ley, por lo que creemos que no deben existir leyes por sexo (leyes de “género”) ni Tribunales ad hoc para un sexo. Una sociedad igualitaria pasa por una legislación igual para todos los ciudadanos con la máxima protección para todos, mujeres, niños, ancianos, discapacitados y hombres.
Todos somos personas, y el maltrato, físico o psicológico, y la violencia, la comenten las “personas”, independientemente de las características de las mismas, su sexo, color, altura, o cualquier otra, por lo que dividir la sociedad en dos grupos antes la Ley, hombres y mujeres, nos parece totalmente desacertado, ya que todos debemos ser iguales ante la Ley.
Todo lo que pretende el MRPE se explica también lo que el Movimiento pretende y cómo lograrlo en el libro “LA FALSA DEMOCRACIA Y LAS LEYES DE GÉNERO“.
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Su precio es de 5€ el ebook y 12€ el libro en papel sin costes de envío.
El movimiento 'Chalecos amarillos' sale a las calles de París por 33ª semana consecutiva para manifestarse contra las políticas del Gobierno francés.
Más información en: https://sptnkne.ws/mM9J
Los manifestantes del movimiento 'chalecos amarillos' no quieren rendirse y salen a las calles de la capital francesa París por 30ª semana consecutiva.
El fin de semana anterior se había registrado la menor participación en las manifestaciones desde que comenzó el movimiento.
Manifestación de los 'chalecos amarillos' en París, Francia, el 1 de mayo de 2019. / Gonzalo Fuentes / Reuters
Los'chalecos amarillos'vuelven a salir a las calles de Francia este fin de semana en su30.ª ronda consecutivade manifestaciones en contra de las políticas y reformas económicas del presidente francés, Emmanuel Macron.
Este sábado se han programado marchas tanto en París como en las ciudades de Marsella, Lille, Montpellier, Ruan, Lyon y Toulouse.
En detalle, el Ministerio del Interior francés había estimado que unas 9.500 personas marcharon a nivel nacional el 1 de junio, la tasa de participación más baja desde el inicio de las protestas, que han llegado a reunir a cerca de 300.000 manifestantes.
Las protestas continúan pese a las propuestas del Gobierno galo para abordar las preocupaciones de los 'chalecos amarillos'. En abril, Macron les había ofrecido recortes de impuestos pero pidió a cambio ciertos compromisos, entre ellos jornadas laborales más extensas.
En opinión del periodista Guillermo Saavedra, "los 'chalecos amarillos' decidieron entrar en política" y luchan para que el poder en Francia se descentralice.
La Policía empleógas lacrimógenoy cañones de agua para repeler a los manifestantes, unosenfrentamientos que se han saldado conocho heridos leves,tal como informó la Prefectura, citada por la televisión BFMTV. Cuatro de ellos sonmanifestantesy otros cuatro, agentes de la Policía afectados por el lanzamiento deartefactos pirotécnicos. Además hay siete detenidos.
Los chalecos amarillos siguen tomando las calles francesas ocho meses después. Este domingo lo han hecho con una marcha silenciosa en honor a los compañeros mutilados por las fuerzas del orden durante estas semanas de manifestaciones. En París, denunciaban las "mutilaciones policiales" y reclamaban la prohibición de lanzadores de balones de defensa y algunas granadas de gas lacrimógeno "innecesariamente peligrosas".
Al grito de "detengan las mutilaciones" o "la policía en todas partes, la justicia en ninguna parte", increpaban a la policía que rodeaba la procesión de manifestantes. "¿Qué te permitió mutilarnos de por vida?", se oían entre 300 y 400 voces por el este de la capital francesa. La tensión se palpaba en las avenidas de París sobretodo cuando un manifestante se ha acercado al cuerpo de policía de policía en un cruce y les ha preguntado: "Qué vergüenza; ¿qué te permitió mutilarnos de por vida cuando solo nos estamos manifestando? ¿Acaso no estás aquí para protegernos?".
Antoine Boudinet perdió la mano en diciembre en Burdeos por la explosión de una granada de gas lacrimógeno que había recogido. Durante la jornada de este domingo, se ha aproximado a los agentes y les ha entregado su prótesis. "Los culpables deben ser castigados: los responsables del cuerpo si dieron la orden de herir a la gente o los policías si lo hicieron por su cuenta", ha reclamado.
A su lado, el joven Dylan de 18 años sufrió graves consecuencias por una explosión de granada a finales de abril en Montpellier. "Toda mi vida ha cambiado; por ejemplo, tenía que aprobar mi permiso de conducir y ahora ya no puedo", ha lamentado. Junto a ellos, otros manifestantes han exigido justicia porque sus vidas quedaron "destrozadas" por lesiones, pérdidas de empleos, "noches de insomnio o pesadillas", mientras se manifestaban pacíficamente, según afirman.
Según los organizadores, desde el inicio de las manifestaciones el 17 de noviembre, "23 personas han quedado cicatrizadas; cinco han perdido una mano; una, un testículo; otra, su sentido del olfato y una docena de manifestantes" han sufrido otras lesiones graves. Las últimas cifras de mediados de mayo del Ministerio de Interior registran 2.448 manifestantes heridos y 1.797 agentes de las fuerzas del orden heridos.
Después de ya 18 semanas de lucha, la respuesta del gobierno francés a este movimiento conocido como los chalecos amarillos, ha sido condenatoria, desengañosa y represiva. En lugar de mantener el orden a través de un verdadero dialogo y reformas, el siervo de los Rothschild, Macrón, ha desatado una escalada de violencia policial sin igual contra los chalecos amarillos.
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"Ya estamos aquí, guerra". Es el lema de una pancarta colgada en un puente de la M-30 deMadridpor tres ciudadanos ataviados con el chaleco amarillo. Es la prenda característica de un fenómeno multitudinario en Franciaque está poniendo contra las cuerdas al gobierno de Emmanuel Macron. En muy poco tiempo hay una legión de adeptos a la causa y la repercusión social y política del movimiento no para de crecer. Las revueltas de miles de franceses en los Campos Elíseos de París acontecidas estas pasadas semanas, han generado una onda expansiva que está teniendo eco en otros países. La rebelión de los 'Chalecos amarillos' se extiende. En nuestra peninsula aún es un germen, pero la semilla ya está plantada. El MOVIMIENTO REVOLUCIONARIO no tiene líderes y se recalca que no quieren que exista ningún sesgo político. El Gobierno tendrá que lidiar con este contexto en pleno proceso electoral. Un panorama altamente inflamable si finalmente la revolución de los 'Chalecos amarillos' prende en la peninsula. La revolucion está en marcha y nada puede pararla. rnwo PROLETARI@ SAL A LA CALLE Y LUCHA
Este 16 de febrero marca el 14.º sábado consecutivo de movilizaciones de los 'chalecos amarillos', en el marco de las cuales ciudadanos indignados salen a las calles de París y otras ciudades francesas para protestar por las reformas económicas del Gobierno y la situación actual en Francia.
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¿Quiénes son los "chalecos amarillos” que mantienen Francia en vilo? Cientos de miles de personas protestan contra las reformas impulsadas por el gobierno de Macron. Exigen impuestos más bajos y pensiones más altas.
Lo que al principio parecía una protesta espontánea contra el aumento de los precios de los combustibles, se convirtió en poco tiempo en un movimiento multitudinario. En Francia, los "chalecos amarillos” mantienen el país en vilo. Este color es ahora un símbolo de la ira ante las reformas del Gobierno de Macron, y uno de sus mayores desafíos desde que ocupa el cargo. Los manifestantes acusan a Macron de representar los intereses de los ricos al tiempo que ignora las necesidades de los ciudadanos corrientes. La ola de protestas fue iniciada por la bretona Jacline Mouraud. Un video en Facebook en el que daba rienda suelta a su furia hizo famosa a esta mujer de 51 años. Desde entonces, Mouraud está considerada una especie de líder del movimiento, aparece frecuentemente en tertulias televisivas y critica a los políticos. Detrás de los "chalecos amarillos” no hay políticos de la oposición ni sindicatos; las convocatorias a las protestas se organizan casi exclusivamente por Internet. Las demandas políticas de los manifestantes: impuestos más bajos, pensiones más altas, más participación política. Se sienten abandonados por la élite en París y están frustrados y desesperados ante la falta de interés de los privilegiados del país por las preocupaciones y el empobrecimiento de la clase media.
Los manifestantes del movimiento 'chalecos amarillos' encadenan ya 13 semanas seguidas de protestas masivas desde que salieron a la calle por primera vez el 17 de noviembre del año pasado, extendiéndose su grito a otros países de la UE.
Uno de los manifestantes del movimiento 'chalecos amarillos' ha perdido la mano este sábado, presuntamente por el estallido de una granada, durante las manifestaciones en París.
Según una fuente policial, citada por medios locales, esta persona (que no llevaba chaleco amarillo) recogió una granada lacrimógena para relanzársela a la Policía, pero detonó cuando la sostenía. Por su parte, un testigo relató que el hombre "solo estaba mirando" mientras un gran grupo de personas vestidas de negro estaban tratando de tirar la puerta abajo para entrar en la Asamblea Nacional. Entonces, llegaron los gendarmes y comenzaron a lanzar granadas, que "definitivamente no eran granadas para dispersar a los manifestantes". Cuando una granada voló bajo los pies del hombre, "por instinto" trató de arrojarla desde allí con la mano y la golpeó, causando que "explotara", explicó el testigo.
Un equipo de la agencia Ruptly que transmitía en vivo desde el lugar de los hechos logró captar impactantes imágenes del suceso. Comentaron que la situación "era tensa" y que había gas lacrimógeno "por todas partes", cuando escucharon una explosión y corrieron hacia un grupo de personas entre las que se encontraba el manifestante herido.
Los Chalecos Amarillos franceses se estan formando en un simbolo de protesta mundial de Globalistas contra Anti Globalistas, la elite mundial contra el Pueblo. Hay mucha desinformacion y una gran campaña de silencio de los medios de comunicacion sobre los Chalecos Amarillos. Cada dia que pasa, gente en cualquier parte del mundo se esta poniendo chalecos amarillos para protestar contra las injusticias que ponen sus politicos impuesto por los globalistas. Se esta creando una revolucion MUNDIAL.
“Ciudadanos, ¡formen batallones! (…) Declaramos el estado de emergencia del pueblo, llamamos a un levantamiento sin precedentes, utilizando todos los medios necesarios, para que nadie sea víctima de estas heridas de guerra”. Este mensaje, difundido en forma de comunicado por Éric Drouet, camionero de profesión y una de las figuras visibles del movimiento de los chalecos amarillos, resume el aumento de la tensión entre las fuerzas del orden y los participantes de esta protesta social inédita. El germen de este mensaje no es otro que el nombre de uno de los heridos durante la manifestación del sábado 26 de enero en París: Jérôme Rodrigues, uno de los portavoces de los chalecos amarillos. La imagen de Rodrigues, adalid de una movilización pacífica, siendo evacuado de la plaza de la Bastille tras recibir un proyectil en el ojo durante una carga policial, ha avivado el debate sobre el uso o abuso de la fuerza por parte de la policía francesa, pero también sobre su capacidad y preparación para contener la deriva violenta de la revuelta ciudadana.
Consciente del impacto de este último incidente en la opinión publica y, en especial, entre los chalecos amarillos, el ministerio del Interior se apresuraba a anunciar la apertura de una investigación interna para aclarar el contexto en el que se produjeron los hechos. Una pesquisa que se suma a las más de 100 investigaciones judiciales abiertas por la Inspección General de la Policía Nacional (IGPN) desde el inicio del movimiento el pasado 17 de noviembre.
Desde aquella jornada de movilización, los chalecos amarillos se dan cita cada sábado en diferentes puntos de toda Francia, concediendo especial protagonismo a París. Las calles de la capital se convierten en elescenario de barricadas, disturbios y enfrentamientosentre las fuerzas del orden y los manifestantes, entre ellos ciertos chalecos amarillos pero también miembros del movimiento 'black-blocs'. El balance de estos altercados no es nada desdeñable, según los datos del ministerio del Interior, 1.900 manifestantes y 1.200 miembros de las fuerzas del orden han resultado heridos,7.000 personas han sido detenidas y 1.000 condenadas.
Mientras Emmanuel Macron denuncia la “extrema violencia” de las protestas, los chalecos amarillos ponen el foco en la brutalidad policial. Una polémica que deja “atónito” al ministro del Interior, Christophe Castaner: “Cuando escucho a ciertos responsables (…) tomar partido por los alborotadores en lugar de apoyar a la seguridad, cuando escucho hablar de una brutalidad policial sin precedentes e ilegítima, me quedo atónito, y esta es la palabra más educada que encuentro”, remarcó durante su discurso en el Centro de Incendios y Rescate de Tomblaine, cerca de Nancy, el pasado 18 de enero.
Cámaras contra abusos
Sin embargo, ante la escalada del número de heridos y la consiguiente polémica, el propio Castaner ha decidido equipar a la policía con “cámaras peatones”. Se trata de dispositivos de grabación obligatorios para todos aquellos policías o gendarmes equipados con lanzadora de balas de defensa (LBD) durante las manifestaciones. Con esta medida, el ministro del Interior francés reconoce de manera implícita el peligro de estas armas de defensa, responsables de buena parte de las lesiones registradas entre los manifestantes.
Si bien, según Castaner, estás cámaras son una “prevención suplementaria” destinada a proteger a las fuerzas del orden vis-à-vis de los manifestantes, restando importancia al número de heridos por la controvertida arma, Philippe Capon, secretario general del sindicato UNSA Police, estima que se trata de un mero “anuncio político”. “Este tipo de cámaras no son precisamente el material más adecuado (…) Este anuncio no ha sido preparado a nivel técnico”, explica el sindicalista interrogado por el diario digital Mediapart.
No es la primera vez que las fuerzas del orden critican la estrategia de seguridad diseñada por el Ejecutivo de Macron. El 5 de diciembre, tras tres jornadas de movilización de los chalecos amarillos, el sindicato de policía VIGI presentó un preaviso de huelga: “Nuestra jerarquía nos envía de nuevo a recibir los golpes en su lugar y en lugar del Gobierno (…) Sabemos que habrá heridos entre nosotros y tememos que pueda haber muertos entre nosotros”, denunciaba el sindicato.
Tras dos nuevas manifestaciones marcadas por disturbios especialmente violentos, sumadas al impago de 274 millones de euros correspondientes a las horas extras que el Estado les adeuda, los tres principales sindicatos de policía convocaron una jornada de protesta. El 20 de diciembre, bajo la amenaza del cierre “simbólico” de varias comisarías en diferentes puntos del país, el ministerio del Interior terminó anunciando la revalorización de los sueldos, una prima de 300 euros para las fuerzas del orden movilizadas durante las protestas de los chalecos amarillos y la promesa de “una mejora y una modernización de las condiciones de trabajo de los policías”.
Con estas medidas, el Ejecutivo logró contener una primera crisis entre las fuerzas del orden. Sin embargo, una nueva cuestión amenaza la relación entre el Elíseo y el mundo policial: la estrategia de confrontación elegida por el Gobierno para hacer frente a las protestas y, por consiguiente, una inevitable escalada de la violencia. Las nubes de gas lacrimógeno, el tiro de balas de goma o 'flashball', el recurso repetido a las lanzadoras de balas de defensa, se han convertido en las bases de una táctica gubernamental criticada entre las fuerzas del orden.
Divisiones en las CRS
Las CRS (Compañías Republicanas de Seguridad), el cuerpo de la Policía Nacional especializado en el mantenimiento del orden, están particularmente descontentas. Según David Dufresne, documentalista especializado en violencias policiales entrevistado por Le Média, el desacuerdo con la estrategia de Macron no deja de crecer en el seno de este cuerpo policial por dos razones concretas: el enfrentamiento extremo que desencadena y la consecuente ruptura con la idea misma del mantenimiento del orden público.
El uso de técnicas desproporcionadas tiene resultados tangibles. Según el recuento realizado por David Dufresne, 160 manifestantes habrían recibido un impacto en la cabeza y cuatro manifestantes habrían perdido una mano en el marco de las protestas; el diario Libérationasegura que 17 personas habrían perdido un ojo.
Lejos de calmar los ánimos, estas cifras se traducen en una exacerbación creciente entre los manifestantes hacia las fuerzas del orden. Sirva como ejemplo el linchamiento de tres policías el pasado 22 de diciembre en la avenida George V, las imágenes muestran a tres policías motorizados, víctimas del lanzamiento de diversos objetos por parte de un grupo de manifestantes, un policía termina cayendo al suelo, su compañero desenfunda su arma, esta vez se trata de una verdadera arma de fuego. “Nuestros compañeros han sido víctimas esta noche de un linchamiento en los Campos Elíseos. Si no hubieran logrado escapar dejando atrás una de las motos, ¿habrían sido asesinados? Esto es lo que ha estado pasando durante un mes”, reaccionaba entonces el sindicato policial Unité.
Esta escena ilustra y justifica el hastío entre las fuerzas del orden, supeditadas a una jerarquía superada por una movilización social inédita e impredecible. “¿Qué ha pasado con aquella Francia, campeona del mantenimiento del orden, que exportaba sus conocimientos técnicos y materiales a otras democracias y países totalitarios ansiosos por sofocar protestas incipientes? -se interroga el diario Le Monde-. Los abusos [de los chalecos amarillos] han conducido a policías y gendarmes al hospital. Pero la multiplicación de las violencias imputables a las fuerzas de seguridad también plantea interrogantes sobre la capacidad del Estado de controlar el uso de una fuerza democrática, cuya reglas parecen fluctuar”. La responsabilidad recae así sobre el Estado y sus más altos responsables, criticados hoy por su falta de experiencia en materia del uso de la fuerza y su declive en una doctrina peligrosa tanto para la seguridad de los manifestantes como para las fuerzas del orden.