A continuación traducimos un artículo de Jon Rappoport muy revelador acerca del engaño de las enfermedades y los virus, que pone en duda muchas de las “verdades médicas” que la mayoría de la gente asume como algo indiscutible.
Yahoo News, 3 de julio de 2015, “El Ébola vuelve a Liberia: ¿De dónde venimos, y cómo se puede propagar?”:
El regreso del Ébola a Liberia, con tres nuevos casos reportados esta semana en un país que fue declarado libre del Ébola, es preocupante, y plantea preguntas sobre si Liberia se había librado realmente de la enfermedad.
Estimado lector, estamos entrando en aguas profundas.
Esto no trata sólo acerca del Ébola. Trata de toda la estructura de la falsa realidad médica.
Y esa falsa realidad comienza con la arrogante seguridad de que lo que está matando a un gran número de personas es un virus.
Los “expertos” se presentan como un frente unificado. Afirman que sus pruebas para estos virus son correctas, puras y de gran utilidad.
Sí, las pruebas son útiles para las compañías farmacéuticas que fabrican los medicamentos que pretenden matar a los virus y las vacunas que pretenden dar inmunidad ante esos virus.
Pero, como Rappoport ya ha demostrado tantas veces en anteriores artículos, estas pruebas de detección de los virus (concretamente la PCR, reacción en cadena de la polimerasa) están muy lejos de ser exactas. Peor aún: son irrelevantes.
Y enmascaran el hecho de que el aislamiento real del virus, sacado del cuerpo humano, en realidad no se está haciendo.
¿Qué significa realmente “aislar un virus”?
La forma directa de aislar un virus, por ejemplo, consiste en extraer tejido enfermo de un ser humano, y de él separar lo que es un probable virus del material no viral; a continuación, se toman fotografías con un microscopio electrónico del probable virus. Si nos fijamos en las imágenes obtenidas, veremos montones y montones del mismo virus. Entonces, llegados aquí, no estaremos ante una suposición de lo que podría ser o no podría ser virus: definitivamente lo estaremos viendo, delante de nuestros ojos.
Esta es la forma directa de un virus de un cuerpo humano. No es una prueba indirecta, defectuosa e irrelevante, que pueda ofrecer datos erróneos. El aislamiento físico del virus, es lo que se tiene que hacer para empezar a decir que un virus puede ser el causante de una enfermedad.
Pero este es un método que realmente se usa pocas veces.
Actualmente se utiliza por doquier el método del PCR, provocando conclusiones erróneas.
Veamos unos cuantos ejemplos de casos en los que una enfermedad se ha achacado a la presencia de un virus, pero la conclusión era totalmente errónea.
Peter Doshi, publicó un artículo en el BMJ (anteriormente conocido como el British Medical Journal) bajo el título: “Gripe: comercialización de las vacunas mediante la comercialización de la enfermedad”:
“Cada año, cientos de miles de personas que sufren de gripe respiratoria son testadas en los EEUU. De los ensayados, en un promedio del 16% se encuentran rastros positivos de virus de la gripe”
Traducción: un 84% de las personas a las que se diagnostica de gripe, NO se les encuentra virus de la gripe.
Cada año.
Eso significa que el virus de la gripe no está ahí.
Aquí hay otra referencia a diciembre de Doshi, de 2005, también en el BMJ Online, (BMJ 2005; 331: 1412):
“De acuerdo con estadísticas de los CDC (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EEUU), ‘la gripe y la neumonía’ mataron a 62.034 personas en el año 2001. 61,777 de los muertos fueron atribuibles a la neumonía y 257 a la gripe, y en sólo 18 casos de estos muertos por gripe, el virus de gripe pudo ser identificado positivamente”
18 casos de muertos por gripe.
Sin embargo, ya en múltiples ocasiones, los CDC han declarado que, cada año, 36.000 estadounidenses mueren de la gripe.
Sin embargo, tal y como hemos visto, tan solo las muestras de sangre de 18 de los pacientes mostraron algún signo de presencia del virus de la gripe.
¿Esto no es manipular los datos?
Consideremos el caso de otra enfermedad: la Pelagra.
En la primera mitad del siglo XX, en los EEUU, hubo tres millones de casos de Pelagra y 100.000 personas murieron.
Los investigadores de los organismos de salud insistieron en que tenía que haber un germen que fuera el causante de esta enfermedad. Y lo buscaron, una y otra y otra vez.
Mientras tanto, otros investigadores descubrieron que la Pelagra se debía, principalmente, a una deficiencia de niacina, o vitamina B3. Los que se atrevieron a realizar tal afirmación, fueron desplazados a un segundo plano. La ciencia oficial decía: “Son unos idiotas, no hagan caso de ellos”.
Finalmente, después de 100 000 muertes, la mayoría de los cuales eran innecesarias, los “expertos”, a regañadientes acabaron admitiendo que“Efectivamente, la enfermedad se debe a una deficiencia de niacina”
Hace cincuenta años, se produjo un brote masivo de un trastorno del sistema nervioso en Japón. Se llamaba SMON (neuropatía subaguda mielo-óptica). Decenas de miles de casos, muchas muertes. La gente estaba alborotada.
Los investigadores dijeron que se tenía que buscar un virus, por ser el causante de la enfermedad. Y así lo hicieron. Y lo hicieron, una y otra vez. Tenía que ser un virus.
Contra la oposición general, un pequeño grupo de investigadores propuso públicamente una respuesta diferente. Según ellos, el SMON era el resultado de un medicamento de Ciba-Geigy que se estaba vendiendo para aliviar el malestar gastrointestinal.
Dicho medicamento era el clioquinol.
Finalmente se expuso ante los juzgados el caso, se demostró que era así y Ciba tuvo que pagar cuantiosas indemnizaciones por los daños.
Por lo tanto, no era un virus. A pesar de que todo el mundo pensaba que lo era.
A pesar de que los “expertos” “sabía positivamente que lo era”.
Pongamos otro ejemplo más.
Jim West, escribió un artículo para la Fundación Weston A Price sobre la epidemia de SARS:
Una fuente interna, el Dr. Frank Plummer, reveló el secreto:“El director dijo a la revista The Scientist que el nuevo coronavirus implicado como causa de la enfermedad se puede hallar ciertamente en el medio ambiente, pero que es poco probable que sea el agente causal de la enfermedad. Frank Plummer es el director del Laboratorio de Microbiología Nacional de Canadá en Winnipeg”.Plummer declaró, “estamos encontrando que algunos de los afectados que reúnen todos los síntomas de la enfermedad del SARS, dan negativo para el virus del SARS. Es algo desconcertante. Las cantidades de virus que estamos encontrando, cuando las encontramos, son tan pequeñas de sólo son detectables con pruebas de PCR muy sensibles”
De hecho, incluso cuando se encontraban restos del virus que se creía causante del SARS en los pacientes, la cantidad era tan pequeña que no había manera de determinar si podía realmente causar la enfermedad.
Plummer finalmente admitió que el porcentaje de casos de SARS en el que el virus estaba presente era próximo a cero.
Traducción: la enfermedad del SARS no era de origen viral.
Pongamos otra referencia más, que arroja mucha más luz sobre lo que significa realmente el asunto del “aislamiento de un virus”.
Es un extracto de una entrevista realizada por la periodista Christine Johnson, titulada “¿Existe el VIH?” a la Dra. Eleni Papadopulos, una biofísica que lidera un equipo de científicos que estudian el VIH / SIDA en Perth, Australia.
Durante la última década, Papadopulos y sus colegas han publicado numerosos trabajos científicos que cuestionan la hipótesis del VIH / SIDA.
Este es un breve extracto de la entrevista, publicada en primitivism.com:
CJ (Christine Johnson): ¿El VIH (virus de la indemonudeficiencia humana) es el causante del SIDA?
EPE (Papadopulos): No hay pruebas de que el VIH cause el SIDA.
CJ: ¿Por qué no?
EPE: Por muchas razones, pero la más importante, es que no hay ninguna prueba de que el VIH exista realmente.
CJ: ¿No dijeron Luc Montagnier y Robert Gallo que habían aislado el VIH a principios de los años ochenta?
EPE: No. En los artículos publicados en Science por los dos grupos de investigación, no hay ninguna prueba del aislamiento de un retrovirus procedente de los pacientes con SIDA…
CJ: Ellos afirman que aislaron un virus.
EPE: Nuestra interpretación de los datos es diferente. Para probar la existencia de un virus se tienen que hacer tres cosas. Primero, cultivar células y encontrar una partícula que usted crea que puede ser un virus. Obviamente, por lo menos, esa partícula debe ser similar a un virus. En segundo lugar, usted tiene que idear un método para obtener esa partícula por sí misma aisladamente, para que poder hacerla pedazos y analizarla adecuadamente. Luego hay que demostrar la partícula puede hacer copias fieles de sí misma. En otras palabras, que se puede replicar.
CJ: ¿No puedes mirar simplemente mirar en un microscopio y decir que hay un virus en los cultivos?
EPE: No, no se puede. No todas las partículas que se parecen a un virus son realmente virus.
CJ: Entonces, ¿qué es lo que han hecho que salga mal la investigación sobre el SIDA?
EPE: No es tanto una cuestión de lo que ha hecho que la investigación salga mal. Es más una cuestión de lo que se ha dejado a un lado. Por alguna razón desconocida no se siguió el método de aislamiento retroviral que se llevaba utilizando durante décadas y que se había utilizado para estudiar los retrovirus en animales. Los retrovirus son partículas increíblemente diminutas, casi esféricas, con diámetros de alrededor de cien nanómetros (una diez milésima parte de un milímetro). Millones podrían caber cómodamente en la cabeza de un alfiler.
CJ: Entonces, ¿qué es lo que vemos en las fotos de microscopio electrónico del VIH publicadas en 1997?
EPE: Estas fotografías reivindican la posición que hemos mantenido desde el principio. Dos grupos, uno franco-alemán y otro del Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos publicaron fotografías. Lo primero que debemos decir es que los autores de estos estudios admiten que sus imágenes revelan que la gran mayoría del material es celular. Los autores describen todo este material como “no viral”, o como “falsos virus” o “microvesículas”, que encapsulan fragmentos celulares.
CJ: ¿Existen partículas virales en estas fotos?
EPE: Hay algunas partículas que los investigadores dicen que son partículas retrovirales. De hecho, afirman que son partículas del VIH, pero no dan ninguna evidencia de por qué afirman eso.
CJ: Pero habrá montones de esas partículas de VIH, ¿no?
EPE: No. Cuando usted toma una micrografía electrónica, las partículas de VIH deberían llenar toda la imagen. En cambio, estos candidatos a retrovirus son componentes minoritarios de las micrografías electrónicas publicadas. Por lo tanto, las moléculas extraídas de estas muestras no se puede suponer que provengan de esas partículas similares a un retrovirus.
Lo que este fragmento de entrevista revela, es que los expertos no tienen automáticamente la razón cuando afirman pomposamente “Es un virus”.
Y si eso ha sido así en tantos casos anteriores, ¿por qué razón tendríamos que creerles también en el caso del Ébola?
Hace poco, Jon Rappoport tuvo un intercambio de correos electrónicos con el doctor David Rasnick.
Rasnick obtuvo su doctorado en el Instituto de Tecnología de Georgia, y pasó 25 años trabajando con proteasas (una clase de enzimas) y con inhibidores de la proteasa. Es autor del libro, “El desequilibrio cromosómico, una teoria del Cáncer”. Fue miembro del Grupo Asesor Presidencial del SIDA en Sudáfrica.
El tema de la conversación entre Rappoport y Rasnick fue el aislamiento del virus Ébola de los humanos.
La pregunta clave era: ¿se ha aislado alguna vez, de forma real, el virus del Ébola en humanos?
Recordemos que el aislamiento directo del virus es muy diferente de las pruebas de diagnóstico, tales como las pruebas de anticuerpos o el PCR, que son dos métodos indirectos de evaluación.
Cualquier discusión sobre el virus del Ébola, debe comenzar con la cuestión del aislamiento directo del virus.
Toda la presunción de un brote de Ébola y de la consiguiente epidemia, se apoya en esta cuestión: ¿Ha sido aislado y purificado alguna vez el virus del Ébola de un ser humano?
He aquí lo que escribió Rasnick, después de realizar una búsqueda del tema en la literatura publicada:
“He examinado en detalle la literatura sobre el aislamiento del virus y las Ems (imágenes de microscopio electrónico) de los virus Ébola y Marburg. No he encontrado ninguna evidencia convincente de que el virus del Ébola (y lo mismo para el Marburg) se haya aislado en los seres humanos. Ciertamente, no hay pruebas de confirmación del aislamiento humano.Busqué en el sitio web de los CDC y no había nada.El CDC afirma que 7.728 casos de virus del Ébola han sido “confirmados en laboratorio”.Le pregunté a los CDC, en qué consistía el aislamiento del virus de Ebola procedente de muestras humanas. También les pregunté por el protocolo seguido para el aislamiento del virus Ébola.Y aún no he obtenido una respuesta convincente de los CDC hasta esta fecha.Prácticamente todo lo que es conocido sobre el Ébola y el Marburg, procede de cultivos celulares y de pruebas con animales.Existe la posibilidad de que los virus Ébola y Marburg sean artefactos de laboratorio. Me inclino a pensar que este es el caso.Lo que quiero decir es que los virus son reales, pero que pueden existir en niveles muy bajos en los animales salvajes e incluso en los seres humanos, a niveles muy por debajo de los necesarios para causar enfermedades.Estos virus ‘pasajeros’ se pueden activar y amplificar en condiciones de cultivo de laboratorio diseñadas para ese propósito, con el fin de producir partículas virales suficientes para ser caracterizadas.Los virus que causan enfermedades reales, se encuentran en abundancia en los tejidos enfermos. Los puedes ver en los tejidos primarios, usando Microscopios Electrónicos. No es necesario amplificar el virus en un cultivo celular.Siempre tiendo a sospechar cuando el cultivo de células es la única manera de que un virus sea observable por Microscopio Electrónico”
Los hallazgos de Rasnick son un desafío directo para toda la teoría básica sobre el “brote de Ébola”.
Si efectivamente, el virus del Ébola nunca ha sido aislado de un ser humano, la llamada epidemia no está comprobada.
Decir esto es muy chocante.
Cuando los funcionarios de salud pública y los gobiernos afirman que hay una epidemia, la carga de la prueba recae sobre ellos.
En este punto, se debe, en primer lugar, mostrarle a alguien, en algún lugar, de forma correcta, directa e innegable, un virus del Ébola aislado de un ser humano.
Queremos ver las evidencias, las pruebas.
Las personas pueden enfermar por factores muy distintos a los virus; factores que son ignorados o incluso provocados, con el fin de mantener a la población en un estado debilitado, incapaz de resistirse a sus líderes políticos y a las grandes corporaciones decididas a apoderarse de las tierras y los recursos.
A esto debemos añadir que, atribuir las enfermedades a causas virales falsas, abre la puerta a vender grandes cantidades de medicamentos tóxicos y vacunas fabricados por las grandes empresas farmacéuticas.
Estos falsos “brotes y epidemias” víricos, también sirven para mantener a las poblaciones en un estado de miedo, para que les supliquen a sus líderes soluciones.
Es una forma de programar la sumisión y dependencia de la población.
Debemos desenterrar los supuestos más básicos, esas suposiciones que la mayoría de personas aceptan como verdades indiscutibles y que nunca creerían que son falsas y mucho menos, intencionadamente falsas.
Y el tema de los virus y las enfermedades que provocan, es uno de estos supuestos…
JON RAPPOPORT
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