Un informe reciente ha estimado que Reino Unido podría contar con reservas de petróleo de esquisto que ascenderían a unos 4.400 millones de barriles. La cifra, nada desdeñable, ha animado al Gobierno británico a anunciar que procederá a flexibilizar la normativa que regula las actividades de fractura hidráulica o fracking para sacar provecho de esta potencial fuente de energía.
El documento, elaborado mano a mano por el Centro Geológico Británico y el Ministerio de Energía y Cambio Climático (DECC), sitúa este filón de crudo no convencional o shale oil en la cuenca conocida como Weald, que abarca áreas de los condados del sur del país como Sussex, Hampshire, Surrey y Kent. Aunque no es más que una aproximación, la estimación principal calcula unos 4.400 millones de barriles o 591 millones de toneladas.
No hay datos acerca de la posibilidad de extraer gas de esquisto o shale gas. También se desconoce, por el momento, cuántas de estas reservas podrían ser comercializables, de forma que sería necesario hacer perforaciones y otras pruebas para tener una idea más clara del nivel de producción.
Por este motivo, y animado por la idea de poder reducir la elevada dependencia de las importaciones de combustible, el Gobierno de David Cameron ya ha afirmado que va a presentar un proyecto para aligerar la regulación que pesa sobre estas prácticas.
Sin necesidad de autorización
Según recoge Reuters, la propuesta que está elaborando Londres incluye, entre otros cambios, que se puedan realizar prospecciones sin que sea necesario el consentimiento de los dueños de los dueños de los terrenos. Esto se aplicaría en perforaciones a partir de 300 metros de profundidad, mientras que la fractura hidráulica solo se llevaría a cabo en profundidades de 1,5 kilómetros o más.
Esta flexibilización daría respuesta a una petición de la industria energética, que se queja del retraso en los proyectos y el aumento de los costes que provoca la actual legislación. Así lo manifestaba recientemente Ken Cronin, director ejecutivo de la Onshore Operadores Group UK (UKOOG), reclamando una reforma urgente del sistema de regulación del fracking.
Con la normativa vigente, las empresas tienen que negociar los derechos de acceso con cada propietario de tierras, en un proceso que suele alargarse durante meses. Empresas como Centrica, la petrolera francesa Total y la también gala GDF Suez ya han empezado a trabajar sobre suelo británico.
"El Reino Unido necesita más energía doméstica. El desarrollo del fracking traerá trabajo y oportunidades de negocio", defendía este viernes el ministro de Energía, Michael Fallon, quien comunicó que se abrirá un periodo de consulta de tres meses que finalizará en agosto.
Frente a la postura de la industria y del Ejecutivo de Cameron, se sitúa el rechazo de la población de las zonas que resultarían afectadas. La extracción del petróleo de esquisto se realiza a través del controvertido sistema de fractura hidráulica, más conocido como fracking, que requiere bombeo de agua, arena y productos químicos en las rocas y a una elevada presión.
Esta práctica está recibiendo severas críticas por los defensores del medio ambiente en el país, porque consideran que puede perjudicar los suministros de agua y provocar incluso temblores de tierra, y ya se han producido manifestaciones y protestas.
"Está muy mal, especialmente si se hace cerca de la casa de alguien. ¿Por qué tienen que seguir cambiando las reglas solo para adaptarse a la industria?", se plantea una vecina del condado de Kent en declaraciones a The Guardian.
No al fracking en Europa
Fuente: el economista.es/proyectoequo
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