Un número creciente de estadounidenses están preparándose para afrontar eventos apocalípticos.
Se hacen llamar Preppers i son norteamericanos suburbanos típicos, que acaparan suministros y armas mientras viven vidas perfectamente normales.
“No estamos hablando de gente pirada caminando por ahí con papel de aluminio en la cabeza. No estamos hablando de conspiranoicos locos. Estamos hablando de profesionales: médicos y abogados, policías y soldados; gente común y normal que saben que las cosas no van como deberían”
Se trata de un fenómeno nacional en EEUU y ha generado una industria en auténtico auge que mueve millones de dólares.
Braxton Southwick es un típico padre de seis hijos de Salt Lake City, que cree que el agradable barrio residencial en el que vive, pronto podría se verá inmerso en alguna especie de apocalipsis moderno.
Al igual que otros preppers, él no solo tiene miedo de una catástrofe inminente, sino también de cómo va a responder la sociedad estadounidense ante ello.
“Creo que eso es lo que me da más miedo. No los hechos en sí mismos. Ya me he preparado para eso. Son las consecuencias, lo que siga a la catástrofe, cuando no haya policía, ni militares para protegernos; entonces nos tendremos que proteger nosotros mismos”
Puede ser un ataque terrorista, un colapso económico, un fallo catastrófico en la generación de energía, o un desastre natural. Los Preppers temen lo que vendría después y no tienen fe ni en su gobierno ni en la naturaleza humana.
“Una vez que la gente se quede sin recursos, vendrán tras la gente que se haya preparado y disponga de más recursos para sobrevivir. Así que tenemos que aprender a cuidar de nosotros mismos”
Braxton y su esposa Kara disponen de un sótano que les permitiría sobrevivir al Armageddon, literalmente. Tienen suficiente comida enlatada y liofilizada como para sobrevivir seis meses, así como armas de fuego y municiones suficientes para convertir a su familia en un pequeño ejército.
Han enseñado a cada uno de sus seis hijos, entre ellos el más joven de 15 años, a defenderse con armas de fuego para enfrentarse a las turbas de saqueadores nómadas que predicen que se lanzarían sobre ellos tras el derrumbe de la sociedad.
En el otro extremo de América, otra familia se prepara exactamente de la misma manera. En Virginia, Jay y Holly Blevins acaparan alimentos y armas y coordinan una red de familias afines.
“No estamos hablando de gente pirada caminando por ahí con papel de aluminio en la cabeza”, dice Jay. “No estamos hablando de conspiranoicos locos. Estamos hablando de profesionales: médicos y abogados, policías y soldados; gente común y normal que saben que las cosas no van como deberían”
Jay es una auténtica celebridad en el cada vez más corriente mundo de preppers; escribe libros y recorre América, haciendo conferencias en exposiciones para preppers donde se venden una desconcertante variedad de artículos de supervivencia.
¿Por qué está creciendo este movimiento? En parte, sin duda, porque permite a los estadounidenses disfrutar de una de sus aficiones favoritas: consumir, acampar y comprar montones y montones de armas de fuego.
Y en parte, también porque el miedo vende, hace subir los números de las cadenas de noticias por cable, y aumenta las ventas para todo, desde la comida liofilizada hasta los rifles de asalto.
Pero también podría decirse que es el signo de un país que hace frente a su decadencia económica. El fin del sueño americano ha dejado a la gente con más incertidumbre sobre su futuro, y el de su país y los preppers son un reflejo de ello.
Katy Bryson forma parte de la red de preppers de Jay. El movimiento Prepper, según ella sostiene, permite que los estadounidenses se hagan responsables de su destino.
“Los ciudadanos no pueden controlar si pierden su trabajo o no, pero sí pueden controlar su preparación ante posibles acontecimientos. Por esa razón, esta industria de la preparación está en pleno auge en estos momentos”, agrega Katy.
También es un fenómeno fundamentalmente americano. En un país construido sobre el individualismo radical de sus padres fundadores, la gente siente una desconfianza innata hacia la capacidad de su gobierno para protegerlos.
El sociólogo Barry Glassner escribió el libro titulado “La Cultura del Miedo”.
Según él hay una base social y psicológica: “Los estadounidenses tendemos a creer que controlamos nuestro propio destino como individuos en un grado mucho mayor de lo que realmente lo hacemos. Somos únicos en ese aspecto”
Irónicamente, según señala Glassner, los preppers en realidad puede estar reaccionando a sus miedos de la manera menos efectiva.
“Ante desastres naturales, ataques terroristas y colapsos económicos, las autoridades superiores siempre podrán afrontar la situación mucho mejor. Donde hay peligros reales, tomar un enfoque individualista suele ser, precisamente, lo que no debe hacer.
Esos problemas que tanto temen los preppers, sería mejor afrontarlos de forma comunitaria que cada uno desde su propia casa”
Nota del Robot: Algunos considerarán que el movimiento prepper es algo propio de pirados y que son víctimas de una vasta manipulación, realizada a través de gran número de webs y blogs que exageran los peligros y las amenazas de catástrofe de toda índole, con el fin de generar una industria basada en el miedo de la cual se benefician.Otros considerarán que los preppers son un movimiento en el que las personas aprenden a sobrevivir con sus propios medios, con independencia de las autoridades y que representan la avanzadilla de un nuevo tipo de sociedad donde los individuos rompan con las dependencias políticas con el Estado, dando un paso hacia su independencia personal.Y quizás ambos puntos de vista tienen razón a la vez.A estas alturas se hace difícil negar la evidencia: hay una floreciente industria alrededor del movimiento prepper, cuyo principal combustible es el miedo a la catástrofe.Pero también se hace difícil negar que algunos de esos peligros, aunque exagerados por estos medios, efectivamente están ahí y que ahora, más que nunca, es necesario aprender a sobrevivir con independencia de las autoridades y los estados con el fin de garantizar nuestras libertades futuras.
Probablemente, en el equilibrio entre ambos puntos de vista esté la solución…
fuente:
Fuente: el robot pescador
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