Un integrante del Estado Islámico ha amenazado con más ataques tras el asalto a 'Charlie Hebdo' y ordenado ejecutar a los miembros de la organización que hayan resultado heridos en Irak, debido a la falta de recursos médicos en Mosul, su bastión en el país.
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Según varios medios que citan un documento presentado por la agencia iraní IRNA, los líderes del EI advirtieron a sus combatientes que castigarán duramente a aquellos que desobedezcan la orden.
Mientras, los kurdos que hacen frente a la ofensiva de los terroristas, lograron expulsar a sus milicianos de una aldea yazidí en el norte de Irak. Miembros del Estado Islámico se hicieron con el control de este poblado dejando un saldo de más de 30.000 víctimas, entre muertos y desplazados.
El avance del Estado islámico en Irak puso en el foco de la atención mundial a un grupo étnico perseguido por sus creencias religiosas. En agosto del 2014, unos 50.000 yazidíes dejaron sus casas y se refugiaron en el monte de Sinyar, donde pasaron días asediados sin agua ni comida.
“Las mujeres y los niños huyeron al monte. Y aunque los yihadistas eran más que nosotros nos quedamos y luchamos contra ellos. Pero después entendimos que nos hacía falta armamento para hacerles frente. Ellos tenían tanques, lanzagranadas, es decir, armamento pesado y nosotros ligero. Tampoco teníamos mucha fuerza, así que fuimos al monte y nos quedamos ahí unos 5 o 6 días”, relató a RT Kammu Afda Ammi, jeque del tríbu maskura.
Ocupación y liberación
Las mujeres y niñas que se quedaron en el pueblo fueron violadas, torturadas y entregadas como esposas a los combatientes. Otras fueron vendidas al mejor postor por 150 o 250 dólares. Muchas de ellas se suicidaron.
Mientras tanto, el emir del pueblo de Jansur y sus fieles yihadistas escogían las mejores casas para quedárselas. Su califato en la zona se alargó hasta diciembre, mes en que los combatientes kurdos armados entraron en la ciudad y la liberaron.
Aunque el líder local del EI fue asesinado, los yihadistas se aseguraron de dejar su huella de terror en el pueblo. Dejaron cientos de casas minadas y aunque las autoridades prometieron enviar equipos, los pobladores denuncian que hasta el momento no ha llegado ninguno.
Presentes o no en la zona, los radicales continúan realizando una limpieza étnica contra los yazidíes gracias a estas minas. Una minoría religiosa kurda, hasta ahora desconocida por muchos, pero que involuntariamente ha cobrado relevancia mundial al ser brutalmente perseguidos por la fe que profesan.
Y es que la liberación de esta aldea, en el norte de Irak, parece ser un logro incipiente frente a la turbulencia yihadista que azota a la región.
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