Cuando el político y activista libertario checo Vít Jedlička, decidió crear una micronación en los Balcanes, poco pudo sospechar que su loca iniciativa tendría tanta aceptación.
Al principio, no era más que una maniobra política para llamar la atención de los medios de comunicación sobre su partido político y sus creencias.
Sin embargo, tras haber recibido 20.000 solicitudes de ciudadanía en menos de una semana, se está empezando a tomar en serio la idea.
En sus palabras: “Empezó un poco como una protesta. Pero ahora se está convirtiendo en un proyecto real, con apoyo real”
Esta posible nación que propone Vít Jedlička, sería llamada algo así como“Liberland”, estaría situada a lo largo de la frontera entre Croacia y Serbia y tendría menos de 7 kilómetros cuadrados de tamaño.
En ella los impuestos serían voluntarios y no habría ningún militar. Vít Jedlička tiene la esperanza de redactar una constitución inspirada en el gobierno suizo. Casi cualquier persona podría solicitar la ciudadanía, a excepción de personas con un pasado extremista, nazi o comunista.
En un comunicado donde se anunciaba la creación de Liberland se decía que: “El objetivo de los fundadores del nuevo estado, es construir un país donde las personas honestas puedan prosperar sin ser oprimidas por gobiernos que hacen la vida desagradable a través de restricciones y impuestos innecesarios”
El lema del país es: “Vive y dejar vivir”.
Obviamente, es difícil imaginar que este proyecto pueda tener éxito.
Cientos de micronaciones se han fundado en los últimos años, y ninguna nunca ha conseguido un reconocimiento significativo dentro de la comunidad internacional. En muchos casos, sus ciudadanos se retiran o son arrestados por sus gobiernos, o simplemente son ignorados.
Pero la nación de Liberland tendría una cosa a su favor y esa sería el pasado violento de las naciones croata y serbia.
El área que Vít Jedlička está reclamando no es un pedazo de tierra cualquiera.
Es un territorio en disputa entre ambas naciones. Si alguna de las naciones tratara de intervenir, probablemente levantaría la ira de su oponente, y potencialmente encendería los ánimos, creando la posibilidad de un conflicto derivado del que llevó a la desintegración de Yugoslavia en los años 90. Dado que Croacia es miembro reciente de la UE y que Serbia está en proceso de espera en su solicitud para formar parte de la Unión Europea, resulta poco probable que corrieran el riesgo de iniciar una guerra en estos momentos.
Además, hay algunos precedentes históricos de maniobras tan disparatadas como esta.
Siempre que hay una disputa fronteriza entre dos naciones, se crea un vacío donde la gente puede construir un enclave informal dentro del territorio. El mayor ejemplo de esto en el siglo XX, es la ciudad amurallada de Kowloon, que fue construida por los delincuentes, los refugiados y los ocupantes ilegales en un trozo de 6,4 hectáreas de tierra después de la Segunda Guerra Mundial.
Debido a que el territorio estaba en disputa entre China y el Hong Kong entonces bajo mando británico, existía una especie de limbo político desde hace varias décadas.
Ninguna de las partes estaba dispuesta a iniciar una conflagración por un pedazo de tierra tan pequeño y la dejaron sola. Conforme pasó el tiempo y más gente se trasladó allí (llegó a 33.000 habitantes en su mejor momento), se hizo cada vez más costoso eliminar esas personas y sus edificios improvisados, por lo que ningún país estaba dispuesto a intervenir.
Al final fue demolida en el año 1993, tras varios años de existencia.
Otra razón por la que la iniciativa de Liberland podría alcanzar algún nivel de éxito, es que Jedlička ha dejado claro que entrará en disputa con ningún gobierno que reclame la propiedad de esta tierra. Al no crear un ejército y al afirmar que sólo opondría una “resistencia pasiva” ante cualquier intervención, se crearía una situación en la que eliminar dicha nación de nueva creación, formada por habitantes pacíficos, podría crear más problemas que ventajas de cara a la opinión pública.
Hay otro precedente similar, que tomó forma en una región poco conocida, llamada Freetown Christiania (ciudad libre de Christiania), situada en la ciudad danesa de Copenhague.
Esta comunidad autónoma fue formada por okupas y anarquistas en una base militar abandonada en los años 70, llamada Bådmandsstræde. A pesar de los esfuerzos del gobierno para eliminarlos, todavía siguen ahí, a pesar de los enormes problemas que han sufrido a lo largo de los años.
Nunca han obtenido reconocimiento internacional, pero a pesar de ello se las han arreglado para mantener una comunidad relativamente independiente, sin un gobierno establecido y regida por asambleas.
Diversos colectivos desarrollan sus actividades en Christiania: actividades industriales, artesanales, comerciales, culturales, sanitarias, teatraels, etc.
Christiania tiene su propia guarderia infantil, su propio horno de pan, su propia sauna, unidad de recogida de basuras y reciclaje, sus buldozers, su fábrica de bicis, su imprenta, su radio libre, su taller de restauración de estufas antiguas, su propio cine y una multitud de bares, restaurantes i centros culturales y de espectáculos. Incluso las cloacas de Christiania han sido renovadas y ampliadas por los propios “christianitas”.
Otro ejemplo de micronación sería el curioso caso del principado de Sealand, un país instalado en una plataforma petrolífera abandonada durtante la Segunda Guerra Mundial.
Sealand está ubicado a plataforma de unos 13 kilómetros de la costa de Gran Bretaña, en aguas internacionales, y fue fundada en 1967 por Paddy Roy Bates, con el objetivo de emitir programas de radio piratas.
Sealand tiene su propia bandera, su propia moneda y incluso expende pasaportes. Actualmente tiene una población de 4 personas.
Hay unas 400 micronaciones repartidas por todo el mundo, aunque ciertamente, la mayoría de ellas son más una broma entre amigos que un proyecto mínimamente serio, como nos revela este artículo de Business Insider, titulado “Inside The Strange And Wonderful World Of Micronations”.
Obviamente, todas estas iniciativas parecen muy anecdóticas y la mayoría de gente no las tomará en serio.
Pero ¿qué sucedería si cada vez mayor cantidad de grupos de gente en todo el mundo se agruparan, ignoraran a sus gobiernos corruptos y sus viejas fronteras y se organizaran para crear sus propias naciones libres, soberanas y autogestionadas?
No nos engañemos, ahora puede parecer una broma o una locura, pero a ningún gobierno del mundo le hace ni la más mínima gracia que la gente tome iniciativas libertarias de este tipo. La desobediencia civil organizada es el mayor temor de cualquier gobierno, muy por encima de cualquier acto de terrorismo, que siempre puede ser aprovechado a nivel propagandístico.
Que a nadie le quepa ni la más mínima duda de que si proliferaran iniciativas de este tipo, pronto veríamos el auténtico “carácter democrático y tolerante” de la mayoría de gobiernos del mundo…
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