El Homo imbecilis es, en suma, un pobre desgraciado, un robot, un pelele, un mamarracho, un pedazo de carne, una cosa sin espíritu ni voluntad. O dicho de otro modo, nace dormido, vive dormido y muere dormido (y donde dice “dormido” también pueden poner “anestesiado” o “hipnotizado”). A esto hemos llegado… para satisfacción del amo.
Un artículo de Xavier Bartlett
www.laotracaradelpasado.blogspot.com.es
Antropólogo y autor del libro "LA HISTORIA IMPERFECTA"
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