Aunque la Constitución de 1978 dice garantizar el derecho de los niños y jóvenes españoles al estudio y determina, asimismo, que la Enseñanza básica será necesariamente obligatoria y gratuita, casi dos cuartas partes de las familias españolas no podrán asumir este principio de curso la inversión que supone el retorno de sus hijos a las aulas.
En medio de la vorágine de una crisis económica que no tiene precedentes en este país en los últimos 100 años de su historia, las familias se ven ante la imposibilidad de afrontar los astronómicos gastos que supone este fatídico mes de septiembre con la compra de los libros de texto.
¿A qué razones obedece el insufrible dispendio por el que deben pasar cada principio de curso las familias del Estado español para comprar los libros de texto de sus hijos? ¿Por qué enEspaña nos se sigue ni de lejos el modelo de otras escuelas públicas europeas en las que son los Centros educativos los que se encargan de garantizar el traspaso de los libros de una promoción de alumnos a a otra? ¿Qué es lo que se esconde tras este sistema irracional que condena a las familias perennemente al consumo inacabable de libros de texto a lo largo de toda una generación? Las respuestas a estas preguntas hay que encontrarlas, sin duda, en cómo se articuló la fundación y establecimiento de las primeras grandes editoriales de los libros de texto durante la dictadura franquista.
Durante ese largo periodo, dichas editoriales terminaron convirtiéndose en poderosos emporios económicos que dieron lugar a enormes fortunas. El desarrollo de esos colosos empresariales se inició con el concierto cómplice entre las empresas editoriales -la mayoría de ellas perteneciente a Congregaciones religiosas católicas -, y las autoridades ministeriales, dando lugar al poderosísimo negocio editorial del libro de texto que hoy conocemos.
Sin embargo, nofue solo la Iglesia Católica en sus diversas variantes económicas la usufructuaria de los beneficios proporcionados por el negocio del libro de texto. LaEditorial Santillana, propiedad del magnate ex falangista Jesús Polanco, fue el pilar preliminar sobre el que se sostendría la actual empresa de la comunicación española, el poderoso Grupo PRISA. Los centenares de millones de pesetas acumulados a través de la venta de libros de texto permitieron a la familia Polanco y sus adjuntos la constitución del mayor grupo de comunicación que ha conocido la España contemporánea. Partiendo de la constatación de este hecho es posible entender la importancia de la mercantilización de los libros que se ven obligados a utilizar nuestras más jóvenes generaciones.
LOS CURAS SE HICIERON CON LAS EDITORIALES DE LOS LIBROS DE TEXTO
Pero las compañías religiosas católicas no se quedaron a la saga del desaparecido Jesus de Polanco. Y es que el negocio del libro de texto tenía para la Iglesia no solo valores crematísticos, sino también “espirituales”. Al insertarse en el entramado editorial, la Iglesia mataba dos pájaros de un tiro: mantenía por una parte el control ideológico de su mensaje sobre la escuela y , a su vez, establecía una lucrativa inversión mercantil. Se trataba de una hábil y rentable combinación en la que la Iglesia Católica tiene una experiencia milenaria .
Tal fue el caso, por ejemplo, del Grupo Editorial SM - Santa María- perteneciente a los Hermanos Marianistas, que hoy extiende sus tentáculos en más de nueve países de habla castellana.
O el de la Editorial EDEBÉ, promocionada por los reverendísimos Padres Salesianos, con filiales en los países latinoamericanos con mayor influencia de la enseñanza privada, como Chile, México, Argentina…
Algo similar le sucedió a la editorial Bruño, constituida por los Hermanos de La Salle, de procedencia francesa, que terminaría siendo vendida por los hijos del venerable San Juan Bautista de La Salle al grupo galo Hachette Livre, contando naturalmente con la garantía de la continuidad de sus propietarios originales en la participación en el negocio.
Tampoco los Hermanos Maristas quedaron desenganchados del apetitoso entramado del libro de texto. A través de la empresa de su propiedad Editorial Luis Vives se comprometieron a difundir lo que ellos denominan el “humanismo cristiano”, aunque la difusión de ese mensaje religioso les reporte, asimismo, notables rentas anuales.
La difusión del libro de texto tiene, pues, para la Iglesia dos vertientes bien definidas. Una les permite continuar ejerciendo el control ideológico de los educandos. La otra – menos mística- les facilita la extracción de pingües beneficios en el área de la Educación.
Bueno es tener en cuenta ambos vértices a la hora de luchar contra este espectacular expolio que cada curso sufren las familias de las diferentes nacionalidades del Estado español.
Fuente: la verdad nos hara libres
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