En las subastas mayoristas de electricidad no se compra ni se vende un kilovatio real, sólo se mercadea con futuros. Estos productos financieros sirven para anticipar el precio internacional al que cotizarán materias primas más o menos básicas como el maíz, la soja, el café, el arroz, el oro y el cobre, entre otras muchas.
Y la electricidad es básica, más bien, imprescindible. Y con ella juegan cada trimestre en España un buen número de agentes de mercado que con su mercadeo consiguen, en la mayoría de los casos, disparar el precio por megavatio/hora (MW/hora), según vienen denunciando desde hace años expertos del sector eléctrico y la antigua CNE, que avisó al Gobierno de que este tipo de subastas escapan a su control porque se fijan en mercados financieros OTC.
Han sido necesarias 25 subastas para que el modelo saltase por los aires. A la Cesur suelen acudir, trimestre tras trimestre, unas veinte entidades financieras, brokers y empresas de trading y grandes eléctricas, principalmente internacionales.
Según las fuentes del sector eléctrico consultadas, los agentes que más volumen de negocio manejan en las subastas Cesur son los bancos de negocios estadounidenses Goldman Sachs y Morgan Stanley y los gigantes energéticos EDP, EDF, Electrabel y Centrica, entre otras.
La participación de las generadoras de electricidad españolas suele ser baja (del 12% en la subasta de ayer), señalan esas mismas fuentes.
En el otro lado de la puja se colocan todas las comercializadoras que necesitarán electricidad en el siguiente trimestre para cubrir su mercado: Iberdrola, Endesa, Gas Natural Fenosa, E.ON España, HC Energía y otras de tamaño mediano.
En las semanas previas a la celebración de la subasta, los precios por MW/hora suben de forma sistemática, un comportamiento que conocen de primera mano todos los agentes del sector y, por supuesto, el Ministerio de Industria.
Pero ha sido en esta 25 subasta en la que esa subida se ha hecho insostenible para el sistema y ha obligado al Gobierno a intervenir. El día previo a la subasta, el futuro de electricidad marcaba un precio de 57,55 euros MW/hora, que estaba más de un 19% por encima del que se fijó en el anterior trimestre, de 47,6 euros.
Ya con estos precios, el sector temía una subida de entre el 15% y el 18%, lo que se convertiría, trasladado al recibo, en una subida de la luz (sumada ya la parte regulada, suya subida Soria había fijado en el 2%) de entre el 5% y el 6%.
Pero la subasta de ayer deparó una subida de casi el 30% en el precio mayorista de electricidad. De llegar esto al recibo, la subida hubiera sido de entre el 12% y el 13%, algo que hasta en un país como España, cuya ciudadanía está amedrentada y resignada el peor de los desastres, podría haber provocado manifestaciones masivas en las grandes ciudades.
Nada más cerrarse la subasta, a un precio de 61,6 euros MW/h, Industria se puso en guardia. Había sido sorprendentemente corta en el tiempo y en ella habían participado muy pocos licitantes. Fuentes del sector recuerdan que la incertidumbre regulatoria ha hecho que algunos agentes de mercado se hayan retirado de la puja. “Cuanta menos competencia y menos concurrencia de licitantes haya, más al alza se presiona el precio”, señalan un experto.
“Son tan flagrantes las sospechas de manipulación de esta subasta”, prosigue este experto, “que Industria no ha tenido más remedio que encargar la investigación a la CNMC y anunciar que previsiblemente se suspenda su resultado. Porque si esto no ocurre, una subida de la luz [y van cinco en 12 meses] del 12% o 13% se podría convertir no sólo en un problema social, sino también en un problema electoral”.
La CNMC hará público hoy su informe tras la investigación y el Gobierno analiza ya un decreto para anular el resultado de la subasta.
Leído en: vozpopuli.com
Fuente: la verdad nos hara libres
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