Madrid celebrará la mayor cumbre de masones que haya visto España en época moderna. Más de 300 hermanos pertenecientes a logias de todo el mundo se reúnen durante cuatro días, del 10 al 14 de abril, en el encuentro trianual de la Confederación Masónica Interamericana, que agrupa a 70 grandes logias de Hispanoamérica, Francia, Portugal y España. Desterrar leyendas negras, abrirse y pasar página a la expulsión del anterior Gran Maestro, que se enfrenta a la justicia ordinaria por denuncias de corrupción, son los objetivos de los masones españoles. Lo demás… es secreto
El templo madrileño de la Gran Logia Masónica de España, en la calle de Juan Ramón Jiménez, se quedará pequeño, muy pequeño. Tiene una capacidad de unas 100 personas, y en Madrid durante esos cuatro días habrá muchos más masones, unos 300 entre maestros y ayudantes. Sus encuentros no serán ‘tenidas’ -así se llaman las reuniones masónicas- al uso. Serán grandes citas de carácter administrativo entre muchas logias de todo el mundo.Y nadie suelta prenda de momento sobre dónde se realizarán.
Lo que es seguro es que no serán reuniones a medianoche, ni encapuchados, ni intrigas. Los masones españoles quieren pasar ya la reválida histórica de su apertura a la sociedad. Bastante tienen, dice Juan José Morales, profesor de Historia Contemporánea de la UNED, que no es masón, “con intentar remontar el vuelo y encontrar su sitio en la sociedad española actual. La masonería hoy no hace nada. Con la que está cayendo. No se ve su labor. Por tanto no se puede tomar demasiado en serio”. Pero los hermanos parecen dispuestos a abrir sus puertas todo lo que puedan para que la historia no olvide hermandades con más de 800 años.
Sus ritos, reuniones y prácticas secretas de descubrimiento personal han forjado un halo de misterio que sigue suscitando un interés tal vez acrecentado por el hecho de que, durante la dictadura franquista, formar parte de una logia garantizaba una condena a muerte. “Siempre se ha asociado nuestra existencia a oscuras conspiraciones e intrigas de todos tipo, pero estamos mucho más centrados en trabajar en nuestra construcción personal como masones que en ocuparnos de los grandes problemas de la sociedad”, dice una de las fuentes consultadas. “Ahora solo nos falta dar un paso adelante, normalizar nuestra existencia y la relación con la sociedad como pasa en el Reino Unido o en los países escandinavos. Esa es mi obsesión como masón”, concluye Óscar de Alfonso Ortega, Gran Maestro de la organización masónica española mayoritaria.
De Alfonso admite, además, que esta conferencia, inicialmente centrada en los problemas de las logias hispanoamericanas, también servirá, a nivel particular, para “dejar atrás los trapos sucios que ya se han lavado a nivel interno”. Y es que, en 2010, su ascenso tuvo como antesala la denuncia masónica de dos miembros contra el anterior Gran Maestro, José Carretero Doménech, por un asunto de carácter económico. La Corte Suprema de Justicia Masónica decidió la expulsión de éste, que aún tiene pendientes diligencias penales en la justicia ordinaria. Curioso, una vez que sabemos que los principios fundamentales de la masonería ordenada son “verdad, honor y justicia”.
Pero hagamos una prueba. Preguntemos por la masonería y por los masones a nuestro alrededor. Y escrutemos el resultado: desconocimiento, inexactitud e interés. Cierta fascinación que aún permanece. Con el regusto de lo antiguo y lo prohibido. “Cualquier reunión de un grupo de gente para efectuar unos ritos desconocidos y secretos con fines que no están claros enciende una viva curiosidad”, asegura un reputadísimo masón. No le falta razón.
Todas las grandes logias, como la Gran Logia Unida de Inglaterra, la más grande e influyente del mundo, estarán atentas al devenir de estos cuatro días. Con ellos, otros hermanos llegados desde Serbia, Alemania, Suiza e incluso África actuarán como observadores de lo que sus correligionarios el sur europeo y americano tienen que discutir. Y es que las relaciones entre logias internacionales son desiguales, todas no gozan del mismo prestigio y preponderancia.
¿Cómo son los masones españoles?
Sobre todo, muy jóvenes -la media de edad no supera los 48 años- , como consecuencia de la historia de un país sumido durante 40 años en un totalitarismo en el que sólo por ser masonas fueron represaliadas 18.000 personas, muchísimas más de las que realmente pertenecían a alguna logia. Desde su legalización en 1979 en España ya hay más de 250 logias y unos 3.500 asociados.
La Confederación Masónica Interamericana es la organización masónica más antigua del mundo. Fue creada en 1947 y la conforman más de 300.000 hermanos en dos continentes, Europa y América del Sur. Por primera vez en su historia, este organismo celebrará su gran plenario, la asamblea general, fuera de Hispanoamérica para organizar “el inicio de la apertura de la logia española a la sociedad, para desterrar de una vez el oscurantismo y la leyenda negra de la masonería en España”, en palabras de su Gran Maestro.
¿Problemas? En algunos países no son pocos. “En algunos sitios, las logias tienen dificultades para desarrollar su trabajo, porque somos incómodos por naturaleza para el poder establecido si éste tiene connotaciones totalitarias”, asegura una fuente cercana al Gran Maestro de la Logia Española. Y es verdad, el 20 de agosto de 2008 la Casa Masónica de Tarija, en Bolivia, fue volada por los aires. Y en un pasado no lejano, en Cuba, donde las relaciones ahora están normalizadas con el régimen, se preguntaba a los ciudadanos si pertenecían “a alguna fraternidad”. Si era así, automáticamente sus hijos no iban a la universidad.
En España no hay rechazo. Al menos de manera abierta. ¿Por qué siguen entre brumas la mayoría de masones españoles?
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