Jorge Arzuaga empezó una huelga de hambre indefinida el pasado 12 de octubre. 41 días después, abandona la protesta. / Alba Benet / Amigos campamento 15M
41 días después de iniciar una huelga indefinida de hambre en Sol, Jorge Arzuaga abandona. Con él, el resto de sus compañeros de #MotivosDeTodxs, que llevan varias semanas también. Si los motivos que les unieron entonces fueron tratar de simbolizar una protesta pacífica contra un sistema...
...como el actual, los que les unen ahora son tres: el cansancio, la salud y la indiferencia general que ha tenido su protesta.
Jorge: 41. Gisela: 36. Alejandro: 35. Frank: 21. Es el último día que la pizarra que señala los días en huelga de hambre se va a actualizar. Los #MotivosDeTodxs dejan Sol. Abandonan su protesta pacífica. Son los últimos cuatro. Álex Aceituna la dejó hace seis días, después de 31 días sin comer. Antes, lo hicieron Juan Manuel y José Luis.
Jorge Arzuaga es un bilbaíno de 25 años que hace algo más de un mes llegaba a Madrid con una idea clara: comenzar una huelga indefinida en la Puerta del Sol para reclamar la dimisión del Gobierno, «ilegítimo», a su juicio, «por haber incumplido con el programa electoral». A Jorge se fueron uniendo más nombres a los pocos días. Por la Sanidad y la Educación pública, por las pensiones, contra la estafa de las preferentes, contra la impunidad de la banca… Los motivos eran muchos.
Ahora los motivos para abandonar la huelga también son varios, aunque predomina el cansancio, tanto físico como emocional. Aunque mucha gente se ha unido a su causa y ha mostrado su apoyo 'desde la distancia', lo cierto es que su acción no ha tenido gran repercusión, quizás en parte por el silencio generalizado de los medios de comunicación y, por extensión, de la opinión pública.
La ‘lucha’ continúa
«Son ya muchos días, y hemos decidido parar ahora que todavía estamos bien, antes de que la cosa empeore. Lo hacemos por responsabilidad con nosotros mismos, y con la gente que nos está apoyando, que están muy preocupados por nuestra salud», explica Jorge. «La principal razón es el agotamiento. A nivel mental también necesito descansar, pararme a pensar, reflexionar sobre todo este tiempo y meditar sobre lo que vendrá después».
La 'lucha', aun así, continúa, «solo que de otra forma», aclara. «Si esperamos a que el Gobierno dimita o a que la sociedad reaccione nos morimos de hambre. Ese no es el objetivo, no somos mártires, somos un granito de arena, una semilla que pueda remover conciencias. Nadie salvará al pueblo, salvo el pueblo. Pero antes tenemos que cambiar nosotros mismos. No hacen falta ideas políticas, solo ser conscientes de la gravedad de la situación que estamos viviendo».
«Avanzamos hacia una dictadura, en la que ya estamos, pero cada día más es más dura. La ley de Seguridad Ciudadana [sobre la que la oposición opina que pretende transformar a España de un "sistema autoritario" a un "régimen totalitario"] es el mejor ejemplo: quieren impedir que nos manifestemos o luchemos por nuestros derechos», asegura.
La salud es lo más importante
«En general, me he encontrado bien», comenta Gisela, que ha estado 36 días sin comer. «El Samur nos ha tenido controlados físicamente, pero aun así son muchas horas y se acaba notando. Hay momentos en que lo único que queríamos era envolvernos en la manta y tratar de desconectar un poco para no saturarnos».
«Se viven tantas cosas aquí durante tantos días...», reflexiona para añadir que lo peor, sin duda, es la indiferencia. «Que los medios de comunicación no nos hagan caso lo tengo asimilado, es la gente la que me preocupa. Que no reaccionen ante las cosas, que pasen de largo. A veces tengo la sensación de que todos somos ciegos, autómatas, que no vemos lo que está a nuestro alrededor».
De izq. a dcha., Álex Aceituna, Alejandro, Gisela, Jorge y Frank
En el día a día, las concentraciones que realizaban los viernes eran su particular baremo, aunque como reconoce Gisela, «casi siempre venían las mismas personas». Hace unos días, uno de los huelguistas puso un post en Facebook contando los días que llevaban en huelga, y tuvo muchas visitas y alcance. Gisela explica que eso le impresionó, pero al momento sentencia: «estar en la red está bien. Estar en la calle estaría mejor. Y eso es lo que vemos muy poco».
«O morimos todos o ninguno»
«¿Qué espera la gente, que nos muramos aquí los cuatro que quedamos?», pregunta Gisela. «No lo vamos a hacer. Si la gente no espabila, yo no voy a morirme de hambre por ellos. Lo tengo muy claro, o morimos todos o ninguno. O vamos todos a la lucha o no vamos nadie. Todos tenemos nuestras familias [Gisela es madre de dos hijos], preocupadas por nosotros».
En los últimos días, tanto Alejandro como Jorge han tenido llagas en la boca. Los médicos les recetaron medicación para evitar una posible infección. Pero la idea de abandono venía de antes. Jorge estaba muy bajo de azúcar en los últimos análisis. «Le dije: "Si tú no abandonas, yo tampoco abandono".Entonces, lo sopesamos entre todos y tomamos la decisión», explica Gisela.
Con la decisión tomada, Gisela explica que regresará a su pueblo, Ciempozuelos (Madrid). Jorge volverá a Bilbao la semana que viene y Álex partirá a Valencia. «Seguiremos en contacto, pero el hacer algo de forma conjunta será más complicado. Lo que sí creo que se mantendrán abiertos son los perfiles de Twitter y Facebook», dice.
Jorge, por su parte, confiesa que lo primero que quiere es ordenarse a “nivel personal”. «Buscarme la vida, independizarme y tratar de encontrar un trabajo. También pienso que me gustaría dar una vuelta por España, o ir a México con los Zapatistas, pero lo primero de todo es centrarme y meditar».
En las próximas horas, Gisela, Jorge, Alejandro y Frank dejarán el costado de la estatua ecuestre de Carlos III de la Puerta del Sol de Madrid. Atrás quedarán las noches al raso y continuarán con sus motivos de forma individual. Una última concentración a las 20 horas del viernes 22, será el broche final y la despedida con agradecimientos a toda la gente que durante este largo mes se han preocupado por ellos mostrando que «la solidaridad todavía existe».
Fuente: kaos en la red
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