Aparentemente, la versión que los periódicos y televisiones nos han ofrecido acerca de la caída del vuelo 9525 de Germanwings no deja resquicio alguno para la especulación: las preguntas lógicas acerca del suceso tienen respuesta y no hay nada más que decir. A grandes rasgos, tenemos un copiloto, Andreas Lubitz, que, por razones ignotas, aprovecha el momento de quedarse solo a los mandos del aparato para hacerlo descender y estrellarlo contra los Alpes, sumando a su incomprensible suicidio las vidas de 150 personas.
Solo que la unanimidad de los medios, reforzada por una hábil animación por ordenador repetida "ad nauseam" en los informativos -no es que nos lo hayan contado, es que "lo hemos visto"-, junto con los indicios de desequilibrio del copiloto que empiezan a "descubrirse" al rebuscar en su biografía resultan cuando menos sospechosa. Como en tantos otros casos, lo revelador no es lo que se nos cuenta, sino lo que se nos oculta. Y el hecho es que nada más producirse la tragedia, cuando los "media" estaban ávido de datos que ofrecer al público dieron cabida a primicias sobre el caso que luego, misteriosamente, han desaparecido, siendo justamente informaciones que ponen seriamente en duda la versión hoy consensuada y sin aristas de la que se nos quiere convencer.
En primer lugar, tenemos la explosión que habitantes del pueblo de dijeron oír antes de la caída del aparato, junto con el avistamiento de aviones de combate acompañando al vuelo 9525, información de la que se hizo eco el diario inglés "Daily Telegraph" para luego retirarla de su portal, tal y como informó en su momento este blog.
En segundo lugar está la extraña circunstancia de que el volcado de datos del avión indica que el piloto automático fue programado manualmente a las 9:30 para pasar de 38.000 pies de altura a 96 pies media hora antes de salir el avión. En otras palabras, parece que se dispuso que si el avión pasaba a control automático perdería altura rápidamente, lo cual le condenaba prácticamente a la colisión contra las montañas. ¿Quién lo programó? Este dato, ignorado por los media oficiales, da un vuelco completo al enfoque que se nos ha ofrecido sobre la caída del jet.
Se nos ha dicho que el copiloto suicida aprovechó la salida de la cabina del piloto para encerrarse en ella y estrellar MANUALMENTE el aparato. Pero que tanto un copiloto depresivo como el piloto automático del avión -un mecanismo programado- coincidiesen en la intención de hacer caer la aeronave entra en los dominios no ya de lo improbable, sino de lo absurdo. Hay que aceptar o una u otra posibilidad. Y dado que el discurso oficial ha optado por la primera, no seríamos fieles al lema del blog si no explorásemos la segunda. Que nos lleva, de forma ineludible, a considerar a Andreas Lubitz un chivo expiatorio utilizado para ocultar una verdad terrible: que la caída del aparato había sido decidida, bien como un fin en sí misma, bien como una medida de seguridad para evitar un mal mayor (tal vez el uso del airbus como arma destructiva al modo de los aviones del 11-S contra alguna gran ciudad).
Se nos ha dicho (y podemos creerlo o no) que el audio de la caja negra recuperada demuestra que el piloto salió de la cabina y no pudo volver a entrar, al haber sido bloqueado el acceso desde dentro. El modo de hacerlo es activar un código alfanumérico, impuesto desde los atentados de las Torres Gemelas, y que se activa desde la cabina. Pudo cambiarlo Lubitz, pero en caso de hacerlo la tripulación disponía de un mecanismo que hubiera hecho inútil su maniobra: un código de emergencia con el que acceder a la misma, que solo hubiera podido permanecer bloqueada por Lubitz cinco minutos como máximo, cuando el tiempo de descenso del avión antes de la colisión fue de 10 según las estimaciones más ajustadas, y de 18 según las más amplias. A no ser que el código hubiese sido cambiado sin el conocimiento de la tripulación, por ejemplo, "hackeando" el control del avión de forma remota, algo que no resulta imposible.
Se nos ha dicho también que el audio de la caja negra recoge el sonido de una respiración NORMAL del copiloto hasta el instante mismo de la colisión, algo bastante raro en quien es consciente de la progresiva caída contra el macizo de los Trois Evêchés. Salvo que hubiera quedado inconsciente por la inhalación de gas. Si el software del piloto automático fue manipulado, la colocación de un dispositivo de gas anestesiante hubiera sido algo infinitamente más sencillo.
En tercer lugar, el relato de la acción de un suicida plenamente decidido a consumar su acción explicaría la ausencia de llamada de socorro alguna. Solo que esa llamada, según fuentes que incluyen a la propia Dirección General de la Aviación Civil francesa SE PRODUJO a las 10.47, cuando el Airbus estaba perdiendo altura y se hallaba a 5000 pies del suelo ((1.524 metros). Puesto que la llamada se produjo desde la cabina, o se produjo ante la anomalía del súbito descenso o fue Lubitz, que se vio incapaz de tomar el control y que tal vez de daba cuenta de que no podía mantenerse despierto, quien la realizó.
Es en respuesta a dicha señal de socorro que dos aviones, un Mirage 2000 e, inexplicablemente, un avión de repostaje, despegan para intentar interceptar el A320 (cuarto dato que se nos ha escamoteado). El Alto Mando Aéreo pudo intuir que la pérdida de comunicación con el aparato que siguió a la señal de socorro implicaba un secuestro, con lo que los dos aviones enviados a escoltar al airbus significarían las dos estrategias con que se lleva toda negociación con terroristas: la mano tendida (la posibilidad de abastecer de combustible en vuelo al avión de combate si quienes se han hecho con el control quieren llevarlo a un aeropuerto lejano) y la mano firme (el avión de combate capaz de derribarlo si al final se hace inviable la negociación). Dado que no hubo respuesta del aparato aparentemente secuestrado, la opción que se impuso fue el derribo. Varias circunstancias apoyan esta hipótesis, desde la extrema fragmentación de los restos del aparato (algo bastante inusual en un choque contra el suelo) hasta el temprano anuncio del presidente francés de que no se esperaban supervivientes.
Que el avión fuera destruido en vuelo desmiente la versión oficial de los hechos. Y es aquí cuando hay que recordar que existen armas láser capaces de derribar aviones en vuelo, por lo que las informaciones que relacionan la caída del vuelo 9525 con las maniobras militares que la OTAN estaba realizando en Aviano (Italia) pueden ofrecer una explicación alternativa a la de la intercepción por parte de un caza francés.
Tampoco se nos ha explicado el retraso en el despegue del vuelo GWI9525 ni por qué consta como "vuelo cancelado" en la página Flightaware. Sin pretender establecer la verdad absoluta sobre lo sucedido, creo que todos los datos precedentes ponen seriamente en duda la versión oficial de los hechos, a la vez que nos hacen pensar en que el mundo es escenario de guerras secretas entre las grandes potencias, y de las que nos enteramos cuando los siniestros "juegos de guerra" realizados sin nuestro conocimiento provocan catástrofes como la que hoy lamentamos.
(posesodegerasa)
Actualización sábado 28.:
La comparación que hice anteayer (párrafo junto a la cuarta fotografía, al final) entre la versión oficial de los hechos y el episodio inicial del film argentino "Relatos salvajes"empieza a aparecer en diferentes medios que han reparado en la absoluta semejanza entre lo narrado allí por Damián Szifron y lo que los medios nos cuentan de Andreas Lubitz, un supuesto resentido que da rienda suelta a su frustración estrellando el avión que pilota con todo el pasaje a bordo.
Las siguientes imágenes, subidas a YouTube por un usuario turco, dan fe, pese a su baja calidad, de la inverosímil "casualidad":
Solo que la unanimidad de los medios, reforzada por una hábil animación por ordenador repetida "ad nauseam" en los informativos -no es que nos lo hayan contado, es que "lo hemos visto"-, junto con los indicios de desequilibrio del copiloto que empiezan a "descubrirse" al rebuscar en su biografía resultan cuando menos sospechosa. Como en tantos otros casos, lo revelador no es lo que se nos cuenta, sino lo que se nos oculta. Y el hecho es que nada más producirse la tragedia, cuando los "media" estaban ávido de datos que ofrecer al público dieron cabida a primicias sobre el caso que luego, misteriosamente, han desaparecido, siendo justamente informaciones que ponen seriamente en duda la versión hoy consensuada y sin aristas de la que se nos quiere convencer.
En primer lugar, tenemos la explosión que habitantes del pueblo de dijeron oír antes de la caída del aparato, junto con el avistamiento de aviones de combate acompañando al vuelo 9525, información de la que se hizo eco el diario inglés "Daily Telegraph" para luego retirarla de su portal, tal y como informó en su momento este blog.
En segundo lugar está la extraña circunstancia de que el volcado de datos del avión indica que el piloto automático fue programado manualmente a las 9:30 para pasar de 38.000 pies de altura a 96 pies media hora antes de salir el avión. En otras palabras, parece que se dispuso que si el avión pasaba a control automático perdería altura rápidamente, lo cual le condenaba prácticamente a la colisión contra las montañas. ¿Quién lo programó? Este dato, ignorado por los media oficiales, da un vuelco completo al enfoque que se nos ha ofrecido sobre la caída del jet.
Se nos ha dicho que el copiloto suicida aprovechó la salida de la cabina del piloto para encerrarse en ella y estrellar MANUALMENTE el aparato. Pero que tanto un copiloto depresivo como el piloto automático del avión -un mecanismo programado- coincidiesen en la intención de hacer caer la aeronave entra en los dominios no ya de lo improbable, sino de lo absurdo. Hay que aceptar o una u otra posibilidad. Y dado que el discurso oficial ha optado por la primera, no seríamos fieles al lema del blog si no explorásemos la segunda. Que nos lleva, de forma ineludible, a considerar a Andreas Lubitz un chivo expiatorio utilizado para ocultar una verdad terrible: que la caída del aparato había sido decidida, bien como un fin en sí misma, bien como una medida de seguridad para evitar un mal mayor (tal vez el uso del airbus como arma destructiva al modo de los aviones del 11-S contra alguna gran ciudad).
Se nos ha dicho (y podemos creerlo o no) que el audio de la caja negra recuperada demuestra que el piloto salió de la cabina y no pudo volver a entrar, al haber sido bloqueado el acceso desde dentro. El modo de hacerlo es activar un código alfanumérico, impuesto desde los atentados de las Torres Gemelas, y que se activa desde la cabina. Pudo cambiarlo Lubitz, pero en caso de hacerlo la tripulación disponía de un mecanismo que hubiera hecho inútil su maniobra: un código de emergencia con el que acceder a la misma, que solo hubiera podido permanecer bloqueada por Lubitz cinco minutos como máximo, cuando el tiempo de descenso del avión antes de la colisión fue de 10 según las estimaciones más ajustadas, y de 18 según las más amplias. A no ser que el código hubiese sido cambiado sin el conocimiento de la tripulación, por ejemplo, "hackeando" el control del avión de forma remota, algo que no resulta imposible.
Se nos ha dicho también que el audio de la caja negra recoge el sonido de una respiración NORMAL del copiloto hasta el instante mismo de la colisión, algo bastante raro en quien es consciente de la progresiva caída contra el macizo de los Trois Evêchés. Salvo que hubiera quedado inconsciente por la inhalación de gas. Si el software del piloto automático fue manipulado, la colocación de un dispositivo de gas anestesiante hubiera sido algo infinitamente más sencillo.
En tercer lugar, el relato de la acción de un suicida plenamente decidido a consumar su acción explicaría la ausencia de llamada de socorro alguna. Solo que esa llamada, según fuentes que incluyen a la propia Dirección General de la Aviación Civil francesa SE PRODUJO a las 10.47, cuando el Airbus estaba perdiendo altura y se hallaba a 5000 pies del suelo ((1.524 metros). Puesto que la llamada se produjo desde la cabina, o se produjo ante la anomalía del súbito descenso o fue Lubitz, que se vio incapaz de tomar el control y que tal vez de daba cuenta de que no podía mantenerse despierto, quien la realizó.
Es en respuesta a dicha señal de socorro que dos aviones, un Mirage 2000 e, inexplicablemente, un avión de repostaje, despegan para intentar interceptar el A320 (cuarto dato que se nos ha escamoteado). El Alto Mando Aéreo pudo intuir que la pérdida de comunicación con el aparato que siguió a la señal de socorro implicaba un secuestro, con lo que los dos aviones enviados a escoltar al airbus significarían las dos estrategias con que se lleva toda negociación con terroristas: la mano tendida (la posibilidad de abastecer de combustible en vuelo al avión de combate si quienes se han hecho con el control quieren llevarlo a un aeropuerto lejano) y la mano firme (el avión de combate capaz de derribarlo si al final se hace inviable la negociación). Dado que no hubo respuesta del aparato aparentemente secuestrado, la opción que se impuso fue el derribo. Varias circunstancias apoyan esta hipótesis, desde la extrema fragmentación de los restos del aparato (algo bastante inusual en un choque contra el suelo) hasta el temprano anuncio del presidente francés de que no se esperaban supervivientes.
Que el avión fuera destruido en vuelo desmiente la versión oficial de los hechos. Y es aquí cuando hay que recordar que existen armas láser capaces de derribar aviones en vuelo, por lo que las informaciones que relacionan la caída del vuelo 9525 con las maniobras militares que la OTAN estaba realizando en Aviano (Italia) pueden ofrecer una explicación alternativa a la de la intercepción por parte de un caza francés.
Tampoco se nos ha explicado el retraso en el despegue del vuelo GWI9525 ni por qué consta como "vuelo cancelado" en la página Flightaware. Sin pretender establecer la verdad absoluta sobre lo sucedido, creo que todos los datos precedentes ponen seriamente en duda la versión oficial de los hechos, a la vez que nos hacen pensar en que el mundo es escenario de guerras secretas entre las grandes potencias, y de las que nos enteramos cuando los siniestros "juegos de guerra" realizados sin nuestro conocimiento provocan catástrofes como la que hoy lamentamos.
(posesodegerasa)
Actualización sábado 28.:
La comparación que hice anteayer (párrafo junto a la cuarta fotografía, al final) entre la versión oficial de los hechos y el episodio inicial del film argentino "Relatos salvajes"empieza a aparecer en diferentes medios que han reparado en la absoluta semejanza entre lo narrado allí por Damián Szifron y lo que los medios nos cuentan de Andreas Lubitz, un supuesto resentido que da rienda suelta a su frustración estrellando el avión que pilota con todo el pasaje a bordo.
Las siguientes imágenes, subidas a YouTube por un usuario turco, dan fe, pese a su baja calidad, de la inverosímil "casualidad":
¿Desde cuándo un avión de pasajeros puede ser re-abestecido en vuelo? Documentate mejor si quieres ofrecer teorías conspiranoicas con algo de fuste.
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