Convocadas por las Marchas de la Dignidad, desde todos los puntos del Estado Español, distintas columnas de activistas y luchadores, se movilizarán para confluir en Madrid el 21 de marzo, en conmemoración de la gran manifestación del 22M que concentró a centenares de miles de trabajadoras y trabajadores el año pasado. La razón es evidente: […]
Convocadas por las Marchas de la Dignidad, desde todos los puntos del Estado Español, distintas columnas de activistas y luchadores, se movilizarán para confluir en Madrid el 21 de marzo, en conmemoración de la gran manifestación del 22M que concentró a centenares de miles de trabajadoras y trabajadores el año pasado. La razón es evidente: la situación, lejos de mejorar ha empeorado con un enorme aumento de la represión para mantener la política de saqueo de lo público que la Troika define hipócritamente como “austeridad”.
Ante esta realidad acuciante, que ha remover las conciencias de todas las personas de buena voluntad y sensibles ante los enormes sufrimientos que las actuales políticas están infligiendo a nuestros pueblos, los distintos sindicatos y colectivos sociales que actualmente integramos el Bloque combativo y de clase, manifestamos que:
– Las organizaciones sindicales deben estar sólo al servicio de los/as trabajadores/as (en activo, parados/as, precarias/os, estudiantes, jubilados/as…), de sus intereses como clase social y actuando al margen de favores económicos y de injerencias políticas ajenas al mundo del trabajo. Su ámbito de lucha y lugar natural de acción está en el plano económico, en los tajos, enfrentándose a la precariedad, el paro, la pérdida de derechos laborales, oponiéndose al empeoramiento de las condiciones de vida de los/as trabajadores/as.
– Entendiendo que las personas no somos meras productoras-consumidoras, debemos solidarizarnos y confluir en las luchas con los movimientos sociales que defiendan todo aquello que nos es necesario y común como clase: sanidad, educación, servicios sociales, protección del medio ambiente, derecho a la vivienda, al aborto libre y gratuito… y construir así una corriente de apoyo mutuo en la contestación social.
– Los servicios públicos y sociales no son una donación caritativa sino el fruto de lo obtenido a consecuencia de las luchas de los/as trabajadores/as que nos precedieron. Son conquistas de la clase obrera a las que no podemos renunciar. Tenemos que preservar y fortalecer estos derechos y reclamar nuestra participación en su gestión como trabajadores/as y usuarios/as.
– Defendemos el concepto de sindicato como herramienta de lucha colectiva imprescindible contra el capitalismo. Denunciamos y nos oponemos a la actuación y el papel del sindicalismo oficial, y a la falsa representación que se otorgan de todos los/as trabajadores/as. Su propia trayectoria, actuaciones y comportamientos hablan por sí mismos. El descrédito del sindicalismo, la baja sindicación de los/as trabajadores/as y la pérdida de la conciencia de clase es su único logro en más de tres décadas, entre otros motivos a causa de su insultante nivel de corrupción y clientelismo.
– Creemos que es necesario recuperar los valores y el orgullo de pertenecer a la clase obrera. Somos mayoría. Sin nosotros/as nada es posible. Debemos construir y reforzar todas las herramientas encaminadas al reparto equitativo de la riqueza entre todas las personas, exigir respeto y derechos, y organizarnos para oponernos a las agresiones laborales y sociales que está llevando a cabo la clase empresarial y política al unísono para aumentar y defender sus beneficios y privilegios, a costa de nuestros sacrificios y del futuro de las siguientes generaciones.
– La clase trabajadora sufre desahucios mientras es obligada a financiar obras faraónicas, útiles sólo para llenar los bolsillos de políticos, empresarios y banqueros; allá donde les interesa destruyen el tejido productivo y el empleo, y nos encaminan hacia una crisis no sólo económica, sino energética y de recursos.
– Reivindicamos la huelga general como la mayor herramienta de lucha en manos de los trabajadores. Afirmamos su efectividad y vigencia, así como la necesidad de articularla fuera de los viejos parámetros de la fábrica o el taller. Huelga general de la producción sí, pero también de consumo y social, de 48 horas o las que sean necesarias. No queremos otro paro general de 24 horas de cara a la galería que contribuya a provocar más frustración y desmovilización entre los/as trabajadores/as.
– Trabajaremos conjuntamente para intentar construir una huelga real desde abajo, con los/as trabajadores/as, junto a los movimientos sociales. Esa huelga ya ha sido convocada desde las instancias representativas de las Marchas de la Dignidad. Queremos contar con todos aquellos que quieran construirla al margen del sindicalismo oficial.
– Promoveremos una huelga general al margen de pretextos como la presentación de los presupuestos del estado o los calendarios electorales, para evitar injerencias de partidos políticos. Éstos siempre pueden secundar y apoyar la huelga, pero no utilizarla para sus propios intereses.
– Los abusos que sufrimos día a día en los puestos de trabajo, la precariedad, el paro, las reformas laborales, la pérdida de poder adquisitivo y el empeoramiento de las condiciones de vida, junto a la actitud cada vez más despótica y prepotente de la patronal, constituyen por sí solas razones sobradas no para una huelga, sino para unas cuantas.
– El actual nivel de represión por parte del estado hacia los movimientos sociales y sindicales no es más que su respuesta natural en defensa de los privilegios de las clases sociales a las que representa: políticos/as, banqueros/as, empresarios/as… Sólo hay que ver la reciente detención, en Madrid, de 18 activistas contra los desahucios por hacer llegar sus protestas a un pleno municipal, o la condena penal a varios compañeros de la minería de Asturias por defender las condiciones mínimas de seguridad en su trabajo.
– Rechazamos cualquier ley de huelga, porque su único objetivo real es eliminar de facto este derecho, o como poco controlarlo y criminalizarlo para anular la capacidad de impacto de una respuesta obrera a sus ataques económicos y políticos contra los/as trabajadores/as.
– Defendemos los piquetes, el boicot y cualquier mecanismo que utilicen los/as trabajadores/as para defender sus legítimos intereses.
– Denunciamos el falso discurso del derecho al trabajo cuando sólo se utiliza y abandera si existe una convocatoria de huelga, convirtiéndose en papel mojado dicho derecho el resto del tiempo. Derecho al trabajo sí, pero digno, para todos/as, y todos los días. Basta de manipulaciones que fomentan el esquirolaje, el miedo y la división entre la clase trabajadora.
– Entendemos que ningún cambio real es posible sin el concurso y la movilización de la clase obrera. Si se pretende algo más que lavar la cara al régimen, procurando que todo cambie para que nada cambie, la participación de la clase trabajadora es imprescindible. De hecho, constituye la única posibilidad real de quebrar el status quo favorable a las oligarquías, tanto a nivel estatal como europeo. Sin que la clase trabajadora tome la palabra no hay salida a la Europa de la austeridad y a un sistema en manos de oligarquías antisociales.
– Invitamos públicamente a sumarse a la manifestación y las columnas de las Marchas de la Dignidad, el día 21 de marzo y los días precedentes, a todas aquellas organizaciones sindicales y movimientos sociales, trabajadores y trabajadoras y ciudadanos de bien, que compartan los objetivos básicos enumerados en este comunicado. Conscientes de que todos somos necesarios y podemos aportar en este proceso de contestación social y de construcción de una huelga general real.
Nos movilizamos por dignidad,
porque se está demostrando que la lucha es el único camino.
¡No hay cambio sin lucha obrera!
¡Hacia la Huelga general!
BLOQUE COMBATIVO Y DE CLASE:
Alternativa Sindical de Trabajadores (AST); Baladre; Confederación General del Trabajo (CGT); Confederación Nacional del Trabajo (CNT); Comisiones de Base (COBAS); Coordinadora Sindical de Clase (CSC); Intersindical de Aragón (IA); Sindicato Asambleario de Sanidad (SAS); Sindicato Único de Trabajadores Solidaridad Obrera (SO)
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