Cristina Cifuentes y el jefe superior de Policía de Madrid, Alfonso Fernández Díez
Ni en la situación de anemia partidaria en la que se encuentra el PP de Rajoy tiene sentido que se haya apostado para la candidatura a la presidencia de la Comunidad de Madrid a Cristina Cifuentes, mediocre musa del Estado policial.
Cristina Cifuentes es una funcionaria del PP, con treinta y cinco años de militancia. Primero fue funcionaria de la Universidad Complutense, en donde no se ha dedicado, por supuesto, a trabajar sino a defender los intereses electorales del PP. Y de ahí a la política activa, bajo el patrocinio de Esperanza Aguirre, a la que ahora, también por supuesto, está dispuesta a traicionar, aunque previsiblemente ambas van a tener que administrar una derrota sin demasiada capacidad de maniobra. Cristina Cifuentes fue vicepresidenta de la Asamblea de Madrid y, en los últimos tiempos, como es notorio, delegada del Gobierno de Madrid, donde ha desarrollado una labor represora contra cualquier protesta ciudadana contra la casta, muy publicitada y muy aplaudida por los medios peperos más histéricos, como 13 TV, financiada con el dinero de los católicos.
Lexatín en las tertulias de Intereconomía
Coincidí con Cristina Cifuentes en tertulias de Intereconomía. En los cortes publicitarios, esa figura de los tertulianos suelen hacer comentarios displicentes y en buena medida escandalosos, si se conocieran. Es gente que siempre está hablando de lo que se cobra o no en tal o cual medio, y a la que las personas normales, a las que supuestamente se dirigen, les importan poco o incluso las desprecian.
Bueno, de Cristina Cifuentes recuerdo dos anécdotas o comentarios. En uno, me dijo que, con frecuencia, tras mis intervenciones, tenía que salir a tomarse Lexatín, pues yo criticaba a la casta y consideraba que la corrupción estaba generalizada, y esas verdades la ponían de los nervios a una funcionaria de la política.
En esa ambientación mental de funcionaria política, me comentó que “quizás debíamos bajarnos de los coches oficiales, pero es tan cómodo llegar al lugar de trabajo con los periódicos leídos”. Supina frivolidad. Además de que esos periódicos los paga el contribuyente.
Una laica mimada por 13 TV
Cristina Cifuentes se ha labrado un falso prestigio mediante su exposición mediática. Uno de los males de la sociedad española es que el mérito profesional no cuenta, ni la preparación, ni la pericia, ni la virtud cívica. Lo fundamental es salir en televisión. El conocimiento, pues, aunque se digan cosas insustanciales. El candidato del PSOE al Ayuntamiento de Madrid, Antonio Miguel Carmona es un mediático, aunque es un economista de segunda. Y Cristina Cifuentes es una simple nulidad.
El medio que más la ha alabado ha sido 13 TV y en ello hay más que una curiosidad, un paradigma de que el entorno del PP sólo priman los intereses, incluso cuando está de por medio la Conferencia Episcopal, pues en el PP, Cristina Cifuentes va de laica, abortista y todo lo progre que se ponga por medio y nunca deja de presentar enmiendas a los Estatutos para que se retire de los Estatutos del PP cualquier referencia al cristianismo, al humanismo cristiano.
Musa del Estado policial
En su puesto de delegada del Gobierno de Madrid ha sido una declarada enemiga de las libertades, con una idea del orden y la ley perversa, utilizadas ambas para defender los privilegios de una casta, de la casta corrupta. Mientras se desahucia a los ciudadanos indefensos, Blesa y Rato están en la calle, gozando de sus fortunas conseguidas de manera corrupta. Es decir, se utiliza el orden para evitar la protesta ciudadana, pero, al tiempo, para proteger al desorden moral y corrupto. En este último tramo, el PP, y en ello ha tenido mucha responsabilidad la mediocre Cifuentes, ha llevado una línea peligrosa hacia un Estado policial que ha culminado en la represiva e injusta Ley de Seguridad Ciudadana.
http://www.alertadigital.com/2015/03/09/cristina-cifuentes-la-mediocre-musa-del-estado-policial/
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