martes, 8 de octubre de 2013

iluminatti-la elite que nos manipula








Los amos del poder norteamericano, dijimos que son en primer lugar los Rotschild, luego los Rockefeller y a los que agregamos la familia Bildenberg. Todos ellos son miembros de selectos “clubes”, integrados por los quinientos hombres y organizaciones más ricas e influyentes del mundo que se proponen la instauración del un “Nuevo Orden Mundial”. Precisamente en el llamado “club Bildenberg” militan activamente en la actualidad, los Bush, padre e hijo y un conocido nuestro, Gustavo Cisneros.
John Fitzgerald Kennedy, pocos meses antes de ser asesinado por los Illuminati, declaró ante la prensa de su país que el destino de los EE.UU. no podía estar a merced de “500 hijos de puta” (textual). “Voy a investigar”, exclamó. El resto, ya es historia.
También están “El Consejo de los 33″, “El Supremo Consejo de los Trece”, “El Tribunal” y el casi innombrable “Grado 72″. No es excluyente pertenecer a un grupo y a otro no. Es más: George Busch es un iniciado de Grado 33 en el Supremo Consejo… o sea… ningún niño en estas lides.
También hay una estrecha vinculación entre estos grupos de los EE.UU. y el mundo judío. La enigmática secta judía “B’Nai B’Rit” cuenta entre sus miembros de elite a todos los “poderosos” nombrados anteriormente y por supuesto a Henry Kissinger. Fundadores de “La Triateral” o del mismísimo “Lyons Internacional”, extienden su poder por todo el planeta.
Hoy el gobierno de Busch y el de Ariel Sharon son los aliados incondicionales en la lucha por derrotar a los árabes y palestinos. Es más, al actual Estado de Israel se lo conoce con el mote de “el acorazado de arena” en clara alusión a su subordinación estratégica en medio oriente con respecto a los EE.UU.
La “moralidad” de G.B. Junior, quien congeló los fondos de planificación familiar para promover entre los jóvenes la abstinencia antes del matrimonio (y que, según escribió Juan José Millás en el diario El País, “sustituyó la afición al whisky por la afición a la pena de muerte, para convencer a los jóvenes de que no puede haber nada más heavy que el espectáculo de un negro chamuscándose en la silla eléctrica”), no sería absolutamente nada comparada con la hipótesis (hoy casi una certeza a la luz de los nuevos hallazgos) de que detrás de los atentados del 11-S en Nueva York, estuvieran las mismas manos ensangrentadas del presidente actual de los EE.UU., haciéndole “una segundita” a Sharon y provocando así el detonante que esos poderosos “amigos del cachudo” quieren lograr.
Terry Meyssan, saltó a la luz pública cuando salió a la venta su reciente libro “La Gran Impostura”; este autor afirma que “los atentados del 11-S fueron llevados a cabo por un sector del Ejército de EE.UU.” (Ver ataque al pentágono en esta misma página).
Meyssan, cuyo libro es actualmente uno de los best sellers a nivel mundial, difundió fotos aéreas del Pentágono, probando que ningún avión se hubo estrellado allí y afirma que el 10 de septiembre Ben Laden estaba internado en un hospital de Pakistán, realizándose una diálisis, y que ese mismo día recibió la visita de un alto funcionario de la CIA en ese país.
“Me gustaría —declaró Meyssan en una rueda de prensa en Madrid— que los ciudadanos volvieran a desempeñar un papel más activo y a meditar sobre lo que sucede, sin creerse cualquier estupidez que se les diga, aunque venga del Departamento de Defensa de EE.UU.”
El 1° de Agosto de 1972, después de “el sábado de las brujas” Philip von Rotscild anunció en el Casino Building de San Antonio, Texas (el Estado de los Busch) y ante los “honorables” miembros del “Consejo de los Trece”, los planes establecidos para dominar al mundo desde 1980 en adelante. La siguiente sentencia marcaba el punto de partida: “Cuando vean apagarse las luces de Nueva York, sabrán que nuestro objetivo se ha conseguido” ¿casualidad? No. Yo por lo menos no creo en las casualidades.
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Youtube  :  Detras De Escena
Fuente: periodismo alternativo

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