La revista satírica francesa suscitó las iras islamistas en 2006 al caricaturizar al profeta Mahoma. Desde entonces no ha cejado en su vocación por ridiculizar el totalitarismo, ya fuera el musulmán o el del Frente Nacional. Sin embargo, ha sido ayer por la mañana cuando la represalia fundamentalista ha ensangrentado la redacción del semanario parisino. Una reacción tan tardía hace pensar en que son otros los intereses que han conducido al monstruoso atentado contra el medio del país vecino.
Fuentes de la inteligencia rusa afirman que el príncipe heredero saudí, Salman bin Abdulaziz Al Saud, avisó de la inminencia del ataque al ministro de Defensa francés, Jean-Yves Le Drian, el pasado domingo, aviso que habría sido ignorado. El trasfondo de este ataque serían las disputas sucesorias al trono saudí, en las que el príncipe Muqrin bin Abdulaziz, responsable último del atentado, habría buscado el apoyo de la facción más proclive al ISIS y a la guerra santa, mientras que Al Saud sería favorable al entendimiento con Occidente.
El hecho es que la cercana a la muerte el rey Abdullah Ibn Abdilazīz podría desencadenar una situación de auténtica guerra civil en Arabia Saudí, ante el temor de la facción más reaccionaria al colapso del dólar y a la emergencia de Rusia y sus aliados como superpotencia ajena al petrodólar. El primer movimiento del complicado ajedrez entre las dos ramas de la familia real enfrentadas se ha dado en suelo extranjero, pero puede llegar el momento en que el ISIS atente directamente contra intereses saudíes si ve peligrar su financiación, lo que a su vez podría reforzar una revuelta chií, instada desde Irán, contra la política pro-sionista saudí.
Son de temer movimientos aún más sangrientos en caso de producirse la abdicación o la muerte del anciano rey Abdullah, quien subió al trono en 2005 ya a avanzada edad.
Y es vomitivo que personas inocentes sean utilizadas como peones en las bárbaras disputas por el poder de unos miserables.
(posesodegerasa)
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